El miércoles 9, en la conferencia “Preparando al país para los nuevos tiempos: competitividad e inserción internacional”, organizada por la Confederación de Cámaras Empresariales y la Asociación Rural del Uruguay, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, en su disertación enumeró una serie de proyectos de ley que el gobierno pretende que se aprueben en este período; uno de ellos es el presentado por la senadora del Partido Colorado Carmen Sanguinetti, que tiene como finalidad regular y promover el teletrabajo.

El texto ya está siendo tratado en la Comisión de Asuntos Laborales y Seguridad Social de la Cámara de Senadores y cuenta con el visto bueno de la Cámara Nacional de Comercio y Servicios (CNCS), pero el PIT-CNT planteó ciertos reparos y pidió que la comisión no se expida hasta que las condiciones laborales de los teletrabajadores sean discutidas en el Consejo Superior Tripartito.

El planteo inicial

El 22 de abril de este año la senadora Sanguinetti presentó un proyecto de 13 artículos para la promoción del teletrabajo. En la exposición de motivos la legisladora colorada asegura que esta modalidad de trabajo “representa un importante beneficio para las familias que –en etapa de crianza de niños pequeños– opten por la lactancia materna según las recomendaciones de la OMS [Organización Mundial de la Salud] y de los organismos de salud pública nacionales [...] También constituye una modalidad conveniente para aquellas personas en situación de discapacidad, [...] así como para padres de niños en situación de discapacidad”. Además argumenta que la pandemia generada por el covid-19 “ha puesto en práctica un experimento de teletrabajo a escala mundial”. De todas formas, señala que la flexibilidad horaria hace “más difícil definir de qué hora a qué hora trabajamos, pudiendo tener efectos negativos en nuestra salud mental y física, es por ello que en el régimen de teletrabajo debe estar consagrado el Derecho a Desconectarse”.

La senadora cita estudios del Instituto Nacional de Estadística y la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento. En la Encuesta de Uso de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, de 2016, se registró que había en Uruguay aproximadamente 100.000 teletrabajadores, y 550.000 personas dijeron que respondían correos electrónicos de trabajo fuera del horario laboral.

El articulado

El artículo 4 del proyecto establece que esta modalidad tiene que ser pactada entre el empleado y el empleador “al inicio o durante la vigencia de la relación laboral” y tiene que estar en el contrato. El artículo 5 dice que el trabajo se puede hacer en varios lugares y el teletrabajador puede elegir “libremente dónde ejercerá su tarea, pudiendo incluso, ser más de un lugar alternativamente. En ningún caso el teletrabajador podrá exigir al empleador que sea este quien le proporcione el lugar donde se preste el teletrabajo”. Sobre la jornada laboral, el artículo 7 dice que el empleado estará “excluido del derecho de limitación de la jornada laboral”. “Este [el trabajador] podrá distribuir libremente su jornada en los horarios que mejor se adapten a sus necesidades, la que no podrá superar el límite de 44 y 48 horas semanales, según corresponda al tipo de actividad y sin perjuicio del derecho al descanso y la desconexión”. El artículo 10 señala que será el empleador el que deba proveer la tecnología necesaria para el desempeño de la tarea; mientras que el artículo 12 es el que fija el derecho a la desconexión tanto de los dispositivos digitales como del uso de las tecnologías, “a fin de garantizar su derecho de descanso”.

En la sesión de la comisión del 3 de setiembre, el presidente de la CNCS, Julio Lestido, dijo que este proyecto permitirá “empezar a trabajar sobre una base”. “Siempre resaltamos que estamos viviendo en un mundo muy cambiante y, justamente, tenemos que pensar en eso, es decir, en la flexibilidad necesaria que nos permita ajustarnos a estas normas y a las situaciones que nos está tocando vivir ahora”. En esa misma sesión, Juan Mailhos, gerente jurídico de la cámara, dijo que “la norma debería ser una ley marco mínima, digamos, y luego dejar librado a la negociación de las partes, ya sea colectiva o de la autonomía de la voluntad de las partes”.

Mailhos planteó algunos reparos. Dijo, con respecto al artículo 4, que “podría ser positivo establecer como contenido eventual –no necesario ni obligatorio– la posibilidad de pactar cláusulas de exclusividad, de no competencia e, inclusive, de confidencialidad. No decimos que se establezca como un contenido necesario, pero sí como algo potestativo, ya que eso es lo que nos indica la realidad de hoy en día cuando se trabaja fuera del local de trabajo”, consta en la versión taquigráfica.

Otra preocupación de la cámara es la forma de control sobre los trabajadores. Mailhos dijo que no se puede determinar a “ciencia cierta” la asistencia ni el cumplimiento de las tareas, porque “se puede saber si está conectado a la máquina, pero no se sabe quién está detrás de ella. En definitiva, luego habrá que medir los resultados del trabajo; esa es la única manera en la que se lo puede evaluar”. Otros dos temas que preocupan a los empresarios son “la responsabilidades por el cuidado y el uso de los equipos, el correcto uso de las tecnologías, el aumento del wifi y todo lo demás que puede implicar el desarrollo del teletrabajo”; y “en cuanto a las herramientas brindadas por las empresas para teletrabajar, la ley debería disponer que no tienen carácter remunerativo, porque de lo contrario puede entenderse que forman parte del salario; ello puede impactar directamente en la incidencia de rubros salariales”.

El director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, Milton Castellano, dijo a la diaria que la primera preocupación del PIT-CNT es que el teletrabajo debería discutirse en un proyecto integral, que también regule el trabajo por aplicaciones. Castellano comentó que la central sindical le pidió a la Comisión un tiempo para que el teletrabajo se trate en el Consejo Superior Tripartito: “Entendemos que esto es inherente a la negociación colectiva y a las relaciones laborales, por eso le pedimos a la comisión una pausa de 90 días; eso también lo planteamos al ministro de Trabajo. Sin perjuicio de que la comisión tenga todo su derecho de hacer una ley, nosotros pedimos tiempo”.

Para Castellano, el debate tiene que ser más profundo e integrar a todos los actores: “Se habla mucho sobre los titulares y no se profundiza, por eso nosotros trabajamos sobre un punteo de temas que debería tener un proyecto de ley de este tipo”.

Entre los puntos presentados por los trabajadores está “velar por la protección eficaz de los derechos colectivos, promocionando la libertad sindical y la negociación colectiva”. También proponen que sea el empleador quien provea “las condiciones necesarias para la realización de las tareas, y asumir los costos de conectividad, energía eléctrica, gastos de equipamiento y reparación de hardware, entre otros”. El PIT-CNT propuso además que, ante incumplimientos laborales, debería intervenir la Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social, “que también hace referencia a inspecciones domiciliarias”.

Castellano comentó que a mediados de octubre habrá un seminario en el que participarán la Organización Internacional del Trabajo, organizaciones sindicales y empresariales de varios países, y para ese momento la central tendrá una idea más clara de cómo plantarse ante una nueva legislación.

El director del Instituto Cuesta Duarte dijo que el teletrabajo “vino para quedarse”. Antes de la declaración de emergencia sanitaria por la pandemia, el instituto estimaba que 5% de las personas tenía esta modalidad de empleo, y durante la emergencia sanitaria el porcentaje aumentó a 25%, pero aún está por verse cuál es la cifra pospandemia.

“Por más que la ley diga que el trabajador tiene que consentir esta modalidad, en un marco de un país con desocupación se toma eso o no se trabaja. Cuando ponen los ejemplos se imaginan a una persona en una casa con un hermoso fondo y un gran jardín, pero la realidad es que muchas personas van a trabajar en 40 metros cuadrados: van a cuidar a sus hijos, cocinar y trabajar, todo en el mismo lugar”, concluyó Castellano.