Graciela Espinosa, una de las fundadoras del Sindicato Único de Trabajadoras Domésticas (SUTD), falleció este viernes a causa de un accidente cerebrovascular. Tenía 54 años y es considerada por sus compañeras un símbolo a nivel nacional e internacional.

“El punto más destacado de su trayectoria fue cuando fue convocada para reflotar la organización sindical”, contó Yanet Mazzonelli, integrante de SUTD a _la diaria. La historia sindical de las trabajadoras domésticas data de 1960 pero con la dictadura la organización sindical se desarmó. En 2005, cuando se restablecen los consejos de salarios, el PIT-CNT convocó a una serie de trabajadoras domésticas para forjar la nueva organización sindical. “Ahí surge Graciela Espinosa, que fue representante a nivel nacional e internacional, porque participó en la redacción del convenio 189 [sobre las trabajadoras y trabajadores domésticos] y Uruguay lo ratifica y pasa a ser la princesa del mundo en cuanto a legislación del trabajo doméstico”, agregó Mazzonelli

Varios hitos de la historia sindical del trabajo doméstico tuvieron como protagonista a Espinosa. Uno de los más destacados fue la 100ª Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en la que se aprobó el convenio para garantizar el “trabajo decente” de las trabajadoras doméstica. Espinosa y Nora Pacheco, ambas integrantes del sindicato, viajaron a Ginebra y fueron las representantes de las trabajadoras domésticas uruguayas.

Antes, en 2006, se había aprobado en Uruguay la Ley de Trabajo Doméstico que determinó la jornada laboral de 48 horas semanales, el régimen de descanso, el derecho a la seguridad social, indemnizaciones por despido y desempleo y la negociación colectiva. Tres años después, en la 99ª conferencia de la OIT, Uruguay fue reconocido por los derechos consagrados en esa ley.

Varios años después de la aprobación de la normativa, el 19 de agosto de 2013, durante la conmemoración del Día de la Trabajadora Doméstica, Espinosa hizo un repaso de las dificultades que persistían en el rubro y destacó como imprescindible la organización sindical. “Todavía tenemos que pelear con dos sociedades para que haya un ejercicio pleno de los derechos: con la de la empleada y la del empleador. Por un lado, el empleador que dice que el sindicato no sirve y que no hay ningún derecho de la trabajadora doméstica; por otro, la empleada que a veces es tan sumisa, tan esclavizada por su trabajo, que todavía no se reconoce como trabajadora. Mientras haya una empleada que no se sienta trabajadora y un empleador que no reconozca los derechos de su empleada, el sindicato seguirá luchando”, dijo en una rueda de prensa en la central obrera.

“Graciela era la compañera con mayúsculas, era todo lo que estaba bien. Fue el símbolo de la trabajadora doméstica. Tenía una impronta personal muy particular porque su visión sobre el colectivo es inimitable. Era solidaria, humilde, clara, hablaba el mismo idioma que todas. Yo la vi con mis ojos sacar lo poco que tenía para compartir”, relató Mazzonelli.

La normativa nacional de trabajo doméstico fue reconocida a nivel internacional y Espinosa viajó a México, Brasil, Chile en representación de las trabajadoras domésticas para contar la experiencia uruguaya. “Ella representaba eso, llegaba con el termo y mate, venía de championes, se sentaba y te daba cátedra, porque la compañera tenía una impronta del colectivo que solo habiendo vivido lo que a ella le tocó vivir es que lo podía reflejar en sus actos. No va a haber otra igual en la historia”, agregó Mazzonelli.

Cuando llegó a Uruguay de la conferencia de la OIT, fue al sindicato con dos valijas llenas de libros y los puso arriba del escritorio. “Tenemos que estudiar”, les dijo. “La impronta de ella era apuntar al colectivo y la mejora de todas a la par. La mujer nos enseñó a todas andando en el barro. Llevó la bandera de SUTD como nadie. Vamos a pasar un montón de referentes por el sindicato, pero como Graciela Espinosa no va a haber nadie más”, acotó.