¿A qué te dedicás y desde cuándo?
Soy guitarrista flamenco y doy clases de guitarra y cante flamenco hace más de 25 años.
¿Cómo afectó tu trabajo la pandemia?
Me afectó profesionalmente porque se me cortaron los shows, los espectáculos, y eso afectó muchísimo mis ingresos. Me tuve que reinventar con las clases online, lo que fue un desafío para mí. Eso fue positivo porque me abrió otras puertas, como dar clases a distancia, una herramienta que me ha dado una mano en estos tiempos. Igualmente la presencialidad no se cambia por nada por lo que se genera; la energía en una clase presencial, como cuando toco en vivo con público cerca, no tiene nada que ver con las plataformas virtuales.
¿Qué cosas habría que hacer para mejorar tu rubro?
Falta un poco de apoyo del Estado, que se profundicen las políticas culturales y no nos asfixien con tantos impuestos, sobre todo a las pequeñas producciones. Las pocas ayudas que se dieron fueron muy poco significativas y no le tocaron a todo el mundo. Nuestro mercado es muy chico, y prácticamente el músico tiene que hacer de músico, de mánager, de sonidista, de vestuarista, de todo un poco, para ver un magro ingreso económico. Es muy difícil vivir de la música en este país; por eso la mayoría de nosotros damos clases, aparte de los shows.
¿Qué te parece que va a pasar en el futuro con la pandemia?
Lo de la covid va a pasar, de hecho ya está pasando en otras partes del mundo. Por el momento, seguiremos con el trabajo a distancia. Sin ir más lejos, con los colegas de Sendero Estudio arrancamos unos tablados online con baile y toque virtual para todo el invierno, porque entendemos que la presencialidad va a demorar unos meses más.
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