El enlentecimiento de la economía uruguaya tras el “efecto rebote” de la pandemia era algo “esperable”, admite el Instituto Cuesta Duarte (PIT-CNT) en el último informe del año, que analiza la evolución económica en el tercer trimestre de 2022. Según datos del Banco Central del Uruguay, la tasa de crecimiento se estancó entre julio y setiembre; de hecho, se registró una leve caída con respecto al trimestre anterior. Pero lo previsible, advierte el Cuesta Duarte, no quita que “el freno fue importante”, y sorprende en particular que los sectores hasta entonces impulsores del crecimiento fueron justamente los que “contribuyeron negativamente” al estancamiento.

El informe del instituto señala que el sector agropecuario tuvo en general una caída interanual de 7,4%, producto de una disminución de la faena y -aunque en menor medida- de una merma en la remisión de leche a las industrias. A futuro, “se espera que las condiciones externas, aun cuando no se reviertan enteramente, dejen de ser tan favorables como lo fueron en los años pasados”.

Del otro lado, hubo tres sectores que contrarrestaron el bajo rendimiento del agropecuario en el tercer trimestre del año: comercio, alojamiento y suministro de comidas; transporte y comunicaciones; y actividades profesionales y de arrendamiento. Juntos, los tres rubros explican 75% del crecimiento total de la economía.

“En el caso del sector de comercio y actividades de alojamiento y comidas, la expansión interanual fue de 10,8%, [lo que] implica una recomposición del sector, que fue duramente afectado por la pandemia”, sostiene el documento. El incremento en el flujo de turistas fue fundamental en el proceso de recuperación.

El transporte, en tanto, creció 7,2%, lo que contribuyó “positivamente” al desarrollo de la economía, al igual que el sector de información y comunicación. En el caso del transporte, el informe resalta “la incidencia importante de los viajes a Argentina”, auspiciados por la diferencia del tipo de cambio.

En términos generales, el análisis del Cuesta Duarte sostiene que, “aun permaneciendo estancada durante todo el segundo semestre”, la economía uruguaya registrará en el promedio anual un crecimiento mayor a 5%, gracias al “muy buen desempeño” que tuvo en el primer semestre de 2022.

La recuperación del salario real

“Mirando lo que es el cierre del año, la foto de cómo estamos cerrando, quiero compartir que es el tercer año consecutivo que las estimaciones del equipo económico en cuanto a crecimiento y creación de empleo han sido alcanzadas”, dijo el jueves la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, en el marco del anuncio de los nuevos precios de los combustibles.

Arbeleche aseguró que 2022 terminará con un crecimiento de 5%, con la creación de 40.000 puestos de trabajo y “con una fase de crecimiento del salario real”. “Hubo una primera etapa en donde el foco estuvo en la creación de empleo. Ahora estamos en una segunda etapa donde a la creación de empleo se le suma la recuperación del salario real”, manifestó.

En opinión del Cuesta Duarte, “resulta impostergable iniciar la trayectoria de recuperación del salario real medio, aun teniendo en cuenta que estrictamente la pérdida financiera acumulada en 2020, 2021 y 2022 nunca se va a recuperar”. Sin embargo, en el instituto vislumbran algunas “luces amarillas” en 2023.

Por ejemplo, la finalización de la construcción de la segunda planta de celulosa de UPM en el centro del país y el cierre del programa de empleo de los “jornales solidarios” a cargo de los gobiernos departamentales. A su vez, el informe advierte que “la inversión pública viene siendo poco dinámica en los rubros más intensivos en cuanto a generación de empleo”, como la vivienda, el desarrollo de las empresas públicas o la infraestructura edilicia para salud y educación.

Por eso, “todo indica que en los próximos años la economía estaría volviendo a sus niveles de crecimiento de mediano plazo”, es decir, a una expansión anual de entre 2,5% y 3%. Esto “es preocupante en un contexto en que todavía resta recuperar terreno en varios planos que hacen a la vida y el bienestar de las personas, como es el caso de los salarios, el ingreso de los hogares y variables sociales como la pobreza y la distribución de los ingresos”.

Sobre este último punto, el texto subraya que, mientras que al finalizar 2022 la economía se ubicará 3% por encima del nivel que tenía en 2019, el salario real medio se ubicará “casi un 4% por debajo en igual comparación”. Esta asimetría en la distribución del crecimiento económico “consolida una trayectoria negativa para los asalariados tomados en conjunto”.

La evolución negativa de los salarios castiga, a su vez, el poder de compra de las jubilaciones y “distintos rubros de servicios que se mueven en torno al mercado interno y que se encuentran rezagados en su recuperación”.

El instituto del PIT-CNT considera “urgente” mejorar la calidad de vida de “la población más vulnerable”. Recuerda que la última vez que se midió, en el primer semestre de 2022, la tasa de pobreza estuvo “más de dos puntos porcentuales” encima que en el primer semestre de 2019, “a pesar de que el PIB [producto interno bruto] ya había recuperado y superado el nivel anterior”.