El Paro Internacional de Mujeres surgió en 2016 en Polonia, donde se declaró una huelga de mujeres de 24 horas conocida como “lunes negro”, el 3 de octubre. Poco después la experiencia se replicó en varios países de América Latina y el Caribe frente a diferentes manifestaciones de violencia hacia las mujeres. Ese proceso culminó en la generación, entre varios países del mundo, del movimiento Paro Internacional de Mujeres. que realizó su primera convocatoria a un paro de 24 horas en el marco del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, de 2017. La propuesta implica que las mujeres dejen sus espacios de trabajo remunerado y no remunerado para visibilizar el impacto de la fuerza de trabajo femenina y salir a las calles a manifestarse contra la desigualdad y la violencia machista.
En Uruguay en 2017 se creó la Intersocial Feminista, organización que nuclea a más de 20 colectivos feministas que luchan por los derechos de las mujeres, y en el 8M de ese año se realizó una movilización masiva sin precedentes. Fue en ese marco nacional e internacional que se desataron en la interna del PIT-CNT las discusiones sobre la convocatoria a un paro de mujeres de 24 horas. Ese año la central sindical decretó un paro parcial y esa postura se mantuvo hasta el 2022, cuando se decretó por primera vez un paro general, pero se dejó a criterio de cada sindicato y federación la decisión de hacerlo mixto o sólo de mujeres.
Las características del paro fueron aprobadas por la primera Mesa Representativa en diciembre de 2021 y en febrero se ratificaron –tras la solicitud de algunos sindicatos que plantearon que fuera sólo de mujeres–. La decisión despertó controversias dentro y fuera de la central sindical. Colectivos feministas, mujeres sindicalistas y políticas expresaron su disconformidad con las características del paro anunciado y se desató un debate en torno al rol de las mujeres en la definición de las medidas del PIT-CNT.
A casi dos meses del 8 de marzo y de cara al próximo Día Internacional de las y los Trabajadores, el 1° de mayo, mujeres integrantes de la central obrera conversaron con la diaria sobre los procesos de toma de decisiones dentro del PIT-CNT, las discusiones en torno al paro de mujeres, la diversidad de posturas de mujeres feministas dentro de la central sindical y sus perspectivas para el próximo 8M.
Conocer los procesos
Elbia Pereira, secretaria general del PIT-CNT, señaló a la diaria que para entender la resolución que se tomó en relación al paro del 8 de marzo es importante “analizar” y “conocer” los procesos de toma de decisiones dentro de la central sindical. “Me parece que la mayoría de la gente no conoce ese proceso y lo democrático que es o no lo valoran de la forma en que lo hacemos nosotras y nosotros”, expresó. En ese sentido, explicó que se siguieron las líneas estatutarias de la organización social, que “podrán gustarles a quien les guste, pero no responden al 8M, tienen su historia y no hay que apartarse de ellas”.
El Estatuto aprobado por el PIT-CNT establece que para la declaración de paros o huelgas generales deben cumplirse determinados postulados. En el caso de que la propuesta surja de la Mesa Representativa, deberá ser planteada con 15 días de “anticipación a la consulta de cada filial” y cada sindicato estará “obligado a llevar las proposiciones a sus respectivas Asambleas u organismos aptos para resolver”. En tanto, si la propuesta es formulada por una o varias filiales deberá “ser considerada previamente por la Mesa Representativa” y en el caso de ser aprobada “seguirá el trámite anterior”, es decir, pasa a los sindicatos y se vota en la siguiente mesa. “De ser presentada la propuesta de paro por un 20% de filiales, o de filiales que representen un 20% de afiliados, la Mesa aunque no tuviera acuerdo, deberá someter de inmediato la propuesta a la Mesa Representativa Nacional Ampliada o al Plenario Departamental o Local respectivo”, agrega el literal B del artículo 11.
El proceso de la propuesta de paro general del 8M se inició en el marco del Congreso del PIT-CNT celebrado entre el 5 y 6 de noviembre de 2021, donde se aprobó la moción de un paro de 24 horas presentada por la Federación de Funcionarios de Instituciones Públicas No Estatales (Ffipune), el Sindicato Único de la Aguja y el Sindicato Único Portuario y Ramas Afines, relató a la diaria Alejandra Otero, presidenta de Ffipune e integrante la Secretaría de Género, Equidad y Diversidad Sexual del PIT-CNT. Aclaró que la decisión de presentar la moción se tomó para acelerar el proceso y no seguir el camino definido en el Estatuto, porque la Mesa se reúne “una vez al mes” o con “excepción cada 20 días”, apuntó. Asimismo, añadió que “para llegar a eso hubo todo un trabajo bastante grande de mujeres inmersas en espacios de militancia mixta, y siempre se presentan resistencias”.
“A nivel del Sindicato de Ceibal, del que integro la directiva, no hubo obstáculos. El primer filtro fue a nivel de federación. Si bien la moción salió afirmativa, hubo sindicatos que se opusieron. Ahí hubo un primer encontronazo, sobre todo con compañeros varones”, señaló la presidenta de Ffipune. Asimismo, dijo que en el congreso no hubo “mucha resistencia” y en la mesa representativa de diciembre tampoco, porque “este tema ya se ha trabajado”. “Ya había un acumulado de determinados procesos impulsados por compañeras que reivindican el paro desde hace años y que nos condujeron a llevar esto adelante”, expresó.
Ese camino comenzó en 2017, contaron a la diaria Tamara García, integrante de la Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios (Fuecys), y Tatiana Antúnez, del Sindicato Único de Trabajadores del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay y del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Suinau). En los años previos las discusiones en torno a un paro el 8 de marzo eran “concretas” en algunos sindicatos, sostuvo Antúnez. Con la conformación de la Intersocial Feminista las mujeres “nos empezamos a juntar, a mover, a sacudir las estructuras y reivindicar los derechos de las trabajadoras y todas las mujeres”, agregó.
Desde aquel momento, las mujeres sindicalistas sabían que impulsar un paro el 8 de marzo era “una cuestión compleja” para el movimiento por su “historia”, “tradiciones” y “lógicas de militancia”, así como “el mismo machismo que existe en la sociedad que permea al PIT-CNT”, señalaron García y Antúnez. “Cada paso que hemos dado siempre trajo un montón de discusiones, pero aun así cada año compañeras del movimiento sindical y de organizaciones y colectivos feministas hemos planteado la cuestión del paro de mujeres en un montón de espacios donde fuimos y somos minoría”, expresó García.
“El paro de mujeres no es una cuestión de capricho ni de segregación, tiene que ver con entender que dentro de la clase trabajadora también tenemos contradicciones, situaciones de violencia, y es necesario tener, al menos, un día al año para poder visibilizar esas situaciones que viven a diario a las trabajadoras desde la patronal, muchas veces con la explotación y la desigualdad y vulneraciones de derechos laborales y también en sus hogares”, manifestó García. Con los años eso se “terminó” entendiendo en la interna sindical y pasó a formar parte de las reivindicaciones de la central de trabajadores y tuvo consecuencias importantes, como las “primeras oratorias” en los actos del PIT-CNT sobre la “lucha feminista”, “la cuestión de la doble explotación”, “el trabajo no remunerado” y más, contó.
“En cada Mesa Representativa donde se discutía el 8M se nos planteaban diferentes argumentos, y nosotras nos organizábamos y nos armábamos para responder ese argumento al año siguiente”, dijo la dirigente de Fuecys. Apuntó que, en esa línea, año a año se fue consolidando una “red de compañeras” que promueven y luchan en sus sindicatos por el paro de mujeres, pero aún queda mucho por hacer en ese sentido. “Nosotros reconocíamos y reconocemos que somos minoría y que este es un trabajo que nos va a llevar tiempo”, expresó.
“Es importante contextualizar para llegar a lo que es hoy. Fue todo un proceso muy duro aguantar la toma y la lucha por la visibilidad de las mujeres dentro del movimiento sindical y la participación femenina en los ámbitos de decisión, pero logramos muchas cosas”, señaló Antúnez.
Paro mixto o sólo de mujeres
Pereira sostuvo que la determinación de “ampliar” a cada sindicato la decisión de qué tipo de paro realizar respondió a la diversidad de realidades de las organizaciones afiliadas al PIT-CNT. “Hubo sindicatos que entendían que un paro sólo de mujeres no podía ser llevado a cabo porque, por las características de su ámbito laboral, la producción de ese día iba a recaer sobre los compañeros varones. Entonces, no era posible un paro en los términos de una acción sindical como tal, y en esas situaciones se resolvió un paro mixto”, mientras que en otros espacios laborales las y los trabajadores entendieron “que sí estaban dadas las condiciones para que ese día sólo pararan las mujeres y así lo hicieron”, apuntó.
A modo de ejemplo, comentó la situación de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), organización que integra y que no tuvo una resolución en relación al paro “por una simple condición”: “Magisterio no puede hacer un paro sólo de mujeres porque ¿qué hacemos con las y los niños? Dentro de la FUM, la discusión del paro no se dio, y cuando llegamos a la Mesa nuestra posición fue la abstención”, relató la secretaria general.
Asimismo, para Pereira el caso de la FUM sirve para ilustrar que la determinación de un paro mixto no estuvo condicionada por el hecho de que los espacios de toma de decisiones dentro del PIT-CNT estén en su mayoría integrados por varones. Tanto en la dirección como en las bases, la mayoría de las personas integrantes son mujeres. En la misma línea, Otero explicó que independientemente del género de las personas que ocupen las direcciones para tomar una decisión, se deben consultar las bases sindicales, y allí la discusión es entre todas las personas. “Hay sindicatos en los que son dirigentes varones e hicieron paro sólo de mujeres porque las bases decidieron eso”, sostuvo.
“Los paros, cualquiera sea su índole, son un momento de reflexión: cuando paro discuto con las bases, con mi compañera o compañero sobre por qué se lleva adelante esa medida”, señaló Otero, y explicó que para las mujeres que impulsaron el paro mixto era necesario que sus pares varones tuvieran esa instancia de reflexión, porque “también les están tocando el bolsillo a ellos”, y los varones puedan preguntarse “por qué voy a parar y cómo me afecta”. “Algunos sindicatos optaron por el paro mixto porque lleva a la reflexión colectiva”, manifestó, y planteó que otro de los motivos que esgrimieron los sindicatos a favor del paro mixto fue que son sectores “muy masculinizados” y para que la medida tuviera repercusión era necesario que los varones se acoplaran al paro.
Por su parte, la presidenta de Ffipune consideró que darles a los sindicatos la posibilidad de llevar adelante un paro mixto no califica como “resistencia” a las reivindicaciones de conmemoración y homenaje a las luchas de las mujeres trabajadoras. Incluso señaló que “deja cierta libertad a las diferentes posturas que tenemos las mujeres dentro del movimiento sindical”. “No hay una fisura en relación a este tema. Sí hay discrepancias, pero siempre se apela al diálogo y se resuelve por una vía intermedia como fue esta moción”, expresó.
Por su parte, García relató que cuando se presentó la moción en el congreso se llevó “una sorpresa” porque pensó que se iba a plantear hacer un paro 24 horas sólo de mujeres. Aseguró que “muchas” mujeres sindicalistas se encontraron en esa situación. “En ese momento no teníamos la posibilidad de cambiar la moción. Entonces, apostamos por la discusión en la Mesa Representativa”, contó. Cuando la mesa de diciembre ratificó la moción, “algunas compañeras que están en la estructura de la central, y otras que no, empezamos a movernos en nuestros sindicatos para visibilizar que esta determinación no se correspondía con la reivindicación que habíamos planteado”, sostuvo la sindicalista.
La sindicalista de Fuecys subrayó que el planteo de un paro de mujeres y los reparos en relación a la determinación del PIT-CNT “nunca fueron contra las compañeras”. “Esta es una discusión entre mujeres, pero nunca contra las mujeres que están en los espacios y mucho menos contra las que entendieron en algún momento que el paro del 8M tenía que ser mixto. Es importante hacer esa salvedad, es una discusión que tiene que ver con las ideas y con las lógicas de militancia”, manifestó.
Asimismo, García señaló que si bien cree que varones y mujeres deben participar en la lucha, “hay momentos particulares” para las reivindicaciones de las mujeres y que se “noten sus sillas vacías en los trabajos, que se note en el sindicato qué pasa si las compañeras no están, y hacer eco de la consigna ‘si paramos las mujeres, paramos el mundo’”. De todas formas, señaló que los argumentos de las mujeres que impulsan el paro mixto “son viables”, “parte de una percepción”, y “son válidos”.
Lo que deja la experiencia
Con la perspectiva que otorga el tiempo, las mujeres sindicalistas reflexionaron sobre lo ocurrido. Todas coinciden en que este año fue una “novedad” y un “hito” que se alcanzara la determinación de un paro general desde la Mesa Representativa, pero reconocen que el proceso de definición no estuvo exento de errores. “En esos momentos era muy difícil tener los tiempos para poder responder adecuadamente con este nivel de honestidad y mirada perspectiva, porque fue tal el ataque al movimiento sindical que no tuvimos la oportunidad de hacer conocer los procesos de toma de decisiones que son estatutarias”, dijo Pereira.
A su vez, la secretaria general reconoció que desde su cargo en el PIT-CNT no tuvo la “suficiente amplitud para entender lo delicado de este proceso que se venía dando durante tanto tiempo y de las alianzas que como organización social tenemos con otras organizaciones y movimientos que incluyen a las feministas y compañeras, que algunas integran sindicatos, algunas son trabajadoras remuneradas y otras no”.
Por su parte, Otero consideró que “faltó muchísimo diálogo” en el marco de las conversaciones para la definición del paro tanto con colectivos feministas como a nivel interno de la central obrera. Sostuvo que cuando se aprobó el paro general en diciembre, las mujeres sindicalistas no se imaginaron las reacciones que surgirían a nivel social y desde muchos colectivos feministas. Consideró que hubo una “invisibilización de las mujeres que integran el PIT-CNT” y una “falta de confianza” en sus “batallas y pujas” dentro del movimiento sindical. “La moción de paro surgió del impulso de mujeres sindicalizadas y no fue nada fácil. En años anteriores, el 8 de marzo no era una prioridad en la agenda política de la central sindical. Hay que tener en cuenta la correlación de fuerzas entre la cantidad de mujeres feministas en el PIT-CNT y la cantidad de varones”, sostuvo.
Las mujeres sindicalistas también resaltaron las repercusiones internas y de mujeres del sistema político por la decisión del PIT-CNT de unir la campaña por la derogación de los 135 artículos de la ley de urgente consideración (LUC) con la plataforma del 8 de marzo. Pereira y Antúnez lamentaron que se tomara este elemento para “politizar” la marcha y que fuera un motivo para que mujeres políticas se ausentaran de la movilización. “Algunas políticas, en particular la vicepresidenta, Beatriz Argimón, tuvieron expresiones en las que parecía que todo lo que nos unía en torno al 8M había desaparecido”. Por su parte, García sostuvo que no estuvo de acuerdo con la medida porque la campaña había implicado dejar la “agenda de las mujeres a un lado” y en el 8 de marzo el “eje” debía estar puesto en las reivindicaciones de las mujeres sindicalistas y no en la LUC.
Mirar al futuro
“Hay un montón de variables que hay que seguir profundizando”, sostuvo Antúnez. En ese sentido planteó la necesidad de ampliar la discusión en los sindicatos para que el paro sea sólo de mujeres y que sean las mujeres del movimiento sindical quienes definan esos objetivos en cada 8M. Asimismo, sostuvo que el PIT-CNT tiene que “incorporar” la idea de que es “un paro productivo de las mujeres asalariadas, pero también reproductivo para las mujeres que trabajan en sus casas, dedicadas a las tareas del hogar y domésticas”, agregó.
“Tenemos que poder dar la pelea dentro de nuestros sindicatos para poder ir a la Mesa Representativa con posiciones lo más radicales posibles y los objetivos más definidos. Plantear que queremos que haya un paro de mujeres, con ciertas características, qué queremos acompañar y de qué forma, y que se entienda que el mensaje no es imponer a nadie nuestra agenda”, expresó Antúnez.
De cara al próximo 8M, Otero opinó que este año “fue un hito específico y positivo aunque hubo mucho ruido” y “eso nos prepara la cancha para unir fuerzas y volver a plantear el paro otra vez para el próximo año”. En la misma línea, García manifestó que este 8M dejó “la experiencia de que cuando nosotras nos juntamos a hablar logramos que las cosas se revean”. Asimismo, sostuvo que el hecho de que se haya revisado la decisión de la Mesa Representativa de diciembre demostró que las sindicalistas que impulsan el paro de mujeres tienen “más fuerza” de la que pensaban, pero aún “queda mucho para conversar entre compañeras y ver cómo generamos acuerdos”.
Por su parte, Pereira sostuvo que las mujeres deben “conversar” para “llevar adelante” los puntos de unión y abogar por el respeto en las diferencias como “en todos los órdenes de la vida”. “Como mujeres tenemos la obligación de sentarnos con las compañeras, con las mujeres que tenemos coincidencias y con las que no, conversar las veces que sea necesario para buscar puntos de unión y respetarnos en las diferencias”, expresó, y añadió: “Me parece que esa es la forma de construir y que no nos agarre otro 8M en esta misma discusión: tejer las alianzas necesarias, entendernos y que el próximo 8 de marzo sea el que nosotras decidamos y queramos tener”.