En 2019, Citrícola Salteña, más conocida como Caputto, por el apellido de la familia que fue propietaria de la empresa, se presentó a concurso de acreedores, y la Liga de Defensa Comercial (Lideco) fue designada como síndico del proceso. El 15 de marzo de este año se llevó a cabo la subasta de sus activos, en la que el único oferente fue la empresa estadounidense Frutura, que adquirió los bienes por una cifra de 36 milones de dólares. La firma con sede en California se hizo de 3.000 hectáreas de plantaciones citrícolas y dos plantas: una de empaque de fruta para exportación y otra de procesamiento de fruta cítrica para la producción de jugos de alta calidad, ubicada en la ciudad de Salto.

La compra se hizo efectiva el 30 de marzo y a partir de ahí la empresa estadounidense tomó posesión de los bienes. “Se trató de un proceso intenso que no estuvo exento de dificultades e incertidumbre para todos los involucrados. Las extensas negociaciones implicaron concesiones de todas las partes en el marco de la apuesta por un fin superior: mantener activa la unidad productiva y minimizar la pérdida de valor económico de la misma, transitando por dificultades económicas, climáticas y logísticas impuestas por la pandemia y los mercados, entre otras”, informó Lideco en su sitio web.

Según informó en marzo el intendente de Salto, Andrés Lima, una de las condiciones que puso Frutura para hacer la compra fue que se derogara un decreto de 2019 que establecía que en 2030 Citrícola Salteña debía retirarse de la planta que tenía en la ciudad de Salto. La empresa estadounidenese propuso que se extendiera su estadía en la planta hasta 2060 y Lima planteó que desde el gobierno departamental estaban dispuestos a acceder, pero que les interesa mantener el número de trabajadores vinculados a la empresa.

En diálogo con la diaria, Marcelo Di Paola, secretario del Sindicato Único de Trabajadores Citrícolas, dijo que lo fundamental en este proceso de cambio era “mantener todos o la mayoría de los puestos de trabajo” y que eso “se viene cumpliendo”. Contó que aún hay puestos de trabajo que no se han incorporado porque están esperando que lleguen materiales de trabajo como “escaleras, tijeras y herramientas”. Antes de que empezara a operar Frutura, Citrícola Salteña tenía 947 funcionarios directos,“dentro de esos había eventuales, permanentes y zafrales”.

Luego, sumadas las cuadrillas tercerizadas, camiones y logística, se llega a un total de 2.500 trabajadores.

En cuanto a los convenios laborales, Di Paola explicó que los que se habían acordado anteriormente “cayeron” y que en la actualidad se está respetando el laudo a nivel nacional. Comentó que se está negociando un nuevo convenio con Frutura y el reconocimiento de la antigüedad de los trabajadores. Según él, hasta al momento hubo una buena recepción por parte de la empresa: “Se plantean reuniones y salen, se hacen llamados y nos atienden el teléfono, pero llega un momento en que los trabajadores tenemos la necesidad de tener respuesta a los planteos. Hasta este momento no hemos tenido una respuesta concreta”.

Además, Di Paola contó que aún se mantiene una deuda pasada por la zafra de 2021 y que se está trabajando para llegar al fondo de garantía: “Una de las formas era a través de un acta de reconocimiento de la deuda de parte del ministerio [de Trabajo y Seguridad Social] , pero no quiso hacerlo. La abogada está trabajando junto con Lideco en un escrito judicial para que se pueda hacer el reconocimiento y se pueda hacer reclamo al fondo de garantía”.