Luego de ocho meses de negociación, trabajadores y empresarios de la industria láctea lograron un preacuerdo en el Consejo de Salarios que, si no ocurre nada extraño, se firmaría el próximo viernes en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). El principio del final del conflicto tuvo lugar a última hora del pasado viernes, cuando la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL) ya aprontaba nuevas medidas de protesta.

Hasta ese momento todavía persistían diferencias en torno al pago de una partida de dinero, tras cambios propuestos por la Cámara de la Industria Láctea del Uruguay (CILU). Según dijo a la diaria Luis Goichea, dirigente de la FTIL, la cámara empresarial pretendía que “la partida se pagara si hay acuerdo de partes, cosa que era improbable”. Por eso mismo, contó, “nosotros planteamos que una partida fuera pagada sí o sí” en base a un indicador de crecimiento del sector lácteo, “y que la otra partida sí quedara a discusión entre ambas partes”. “Eso fue lo que se terminó acordando el viernes, la forma de pago de la partida, además de todo el contenido de la cláusula de paz”, resumió.

El preacuerdo será puesto a consideración de la asamblea nacional de la FTIL este jueves y, en caso de aprobarse, al día siguiente se firmará en el MTSS el convenio colectivo definitivo del sector lácteo para los próximos tres años. Goichea señaló que el preacuerdo ya fue aprobado “de forma unánime” por el plenario de la FTIL y estimó que “la asamblea va a ratificarlo” sin modificaciones.

En tanto, Ariel Londinsky, secretario ejecutivo de la CILU, afirmó este miércoles en una entrevista con la radio El Espectador que el preacuerdo se consiguió “sin ceder por presiones” de ninguna de las partes. Explicó que el laudo abarca a la totalidad de la industria láctea, aunque está previsto que cuatro empresas se descuelguen del convenio, algo cuya forma se discutirá en los próximos días pero que “ya está preestablecido”.

A lo largo de los ocho meses de negociación tripartita, la FTIL hizo hincapié en que se habían acumulado 18 meses de pérdida salarial y en que el crecimiento del sector no se veía reflejado en los sueldos de los trabajadores. Al respecto, Goichea indicó que el preacuerdo establece el “mantenimiento del salario real con ajustes semestrales y con correctivos [por inflación] en todos los eneros en tres años”. Aseguró, además, que “en cuatro ajustes” los trabajadores de la industria láctea van a recuperar “todo lo que perdimos en 2021”. Valoró especialmente la inclusión de “un correctivo final” al término del acuerdo salarial para la inflación de 2024.

Nueva cláusula de paz

Semanas atrás, el mayor desencuentro entre la FTIL y la CILU era la modificación de la cláusula de paz, incluida en el convenio colectivo para prevenir acciones o medidas sindicales durante la vigencia del laudo. La parte empresarial pretendía ampliar el alcance de la cláusula más allá de lo acordado en el Consejo de Salarios, lo cual era rechazado por la parte de los trabajadores. Este punto “quedó totalmente superado”, dijo Goichea.

La nueva redacción de la cláusula de paz, sostuvo, tiene tres aspectos. El primero abarca “todo lo que queda exonerado de su alcance” por exceder el contenido específico del convenio colectivo, es decir, todo lo que sí puede ser objeto de reivindicación sindical, como por ejemplo, “nuevas formas de trabajo que se puedan aplicar en los próximos meses o años” a causa de “transformaciones o innovaciones tecnológicas”. En caso de generarse diferencias entre ambas partes, el problema quedaría comprendido por la cláusula de prevención de conflictos.

En segundo lugar, la nueva redacción de la cláusula de paz marca lo que queda parcialmente incluido, como “las categorizaciones que puedan estar planteando determinados sindicatos en este período”, señaló Goichea. “Acá estamos hablando de sindicatos que de repente tienen años sin regularizar todo el tema interno de categorías”, agregó. Los posibles reclamos por este tema quedarían anulados hasta noviembre de 2023.

En tal sentido, Londinsky apuntó que la nueva cláusula de paz “inhibe la posibilidad de realizar conflictos por temas salariales” durante los primeros dos años del acuerdo colectivo, mientras que, a partir del tercer año, en efecto, “se exceptúan los reclamos por categorías”. El directivo de la CILU destacó que el propósito de estas disposiciones es “lograr disminuir la conflictividad del sector, que ha sido sumamente conflictivo en los últimos años, por eso la negociación fue tan larga”. “Para desarrollar la cadena necesitamos paz y trabajar con cierta tranquilidad y no que salte un conflicto cada 15 días”, manifestó.

Por último, la nueva redacción establece todo aquello que sí queda completamente cubierto por tres años ante eventuales discrepancias con los trabajadores. “Antigüedad, nocturnidad, presentismo... Todo eso que algunos sindicatos podían tener pendiente o la necesidad de discutir, bueno, todo eso no puede ser objeto de acciones gremiales porque está dentro del paquete de la negociación”, puntualizó Goichea.

Última etapa

“En el imaginario de la gente parece que fueron muchos meses”, reconoció Goichea. La negociación tripartita comenzó en diciembre de 2021 y hasta junio de 2022 estuvo “libre de medidas”, según el dirigente de la FTIL. En ese momento se desató el conflicto por la modificación de la cláusula de paz. El diferendo llevó a los trabajadores a hacer paros parciales y sorpresivos, movilizarse y trabajar únicamente a reglamento, sin horas extras. También se planteó ejecutar acciones de enlentecimiento de las exportaciones lácteas.

El jueves, entonces, la FTIL analizará el preacuerdo en asamblea. Se prevé que será ratificado sin inconvenientes tras ser aprobado por unanimidad en el plenario. La asamblea, asimismo, tratará, entre otros asuntos, el despido de una empleada de la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole) luego de 15 años de trabajo en la empresa.