Una nota escrita por una funcionaria del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU) a la que accedió la diaria denuncia el “ambiente de miedo y persecución” que se vive en las dependencias y oficinas de ese organismo. A su vez, aclara que “la situación es peor en el interior del país” y que en este tercer año de gobierno “se han recrudecido las decisiones arbitrarias, la persecución y los malos tratos de la directora general, Dinorah Gallo”. Otros testimonios de funcionarios respaldaron esta postura e incluyeron en la situación a otras direcciones.

El presidente del INAU, Pablo Abdala, se mostró sorprendido frente al reclamo de los funcionarios y enfatizó que “nunca hubo tanto diálogo y tanta negociación como ahora, Dinorah es quien interviene en las bipartitas con los departamentos y está a la orden las 24 horas”.

Además, el presidente del ente marcó un contraste con la denuncia de la funcionaria y aseguró a la diaria que las condiciones de trabajo son “más que favorables: se dialoga, se recibe a los trabajadores, cosa que no era común en los directorios anteriores. El clima laboral es muy bueno”. Su teoría es que “debe de ser alguien que por alguna razón o por despecho envió el mensaje. En una institución con 5.000 funcionarios puede haber más de uno que se sienta de esa manera”. Aseguró que los directores “no recibieron nada” y que seguramente quienes denuncian anónimamente sean “lobos solitarios”, ya que no han “percibido roces”. Aunque reparó en que “nadie es monedita de oro”, respaldó a la directora general al sentenciar: “Dinorah hace una gestión de puertas abiertas y recibe a todo el mundo”.

En contacto con la diaria, Gallo respondió a los reclamos y sostuvo que quizá se corresponden con “aquellos casos en que exijo el cumplimiento del horario o a los que no les cedo horarios especiales porque tienen otro trabajo”.

Desde su perspectiva, argumentó que hace 35 años que es funcionaria del INAU, “25 fui directora de diferentes servicios y nunca tuve ningún problema con nadie porque soy la primera en entrar y la última en irme”. Además, complementó: “Doy el ejemplo, nunca me voy del servicio ni estoy viendo mi reloj. Siempre he predicado que soy exigente conmigo misma y con los demás porque pienso que tenemos un compromiso con la institución”.

Es cierto que “hay funcionarios que pueden tener situaciones personales que en alguna medida podrán ser o no contempladas, pero siempre ajustadas a la norma. Yo soy muy profesional porque soy abogada en Derecho”, fundamentó Gallo.

En contrapartida, comentó que “hay funcionarios que tienen mañas características de los funcionarios públicos. Yo tengo 35 años en el organismo y trabajo como si fuera el primer día”.

En su defensa, la directora general asumió que tiene un “excelente relacionamiento, a excepción de la directora de Espectáculos Públicos, debido a que los inspectores son funcionarios muy demandantes y cada vez que tienen una bipartita piden más compensaciones”. Para Gallo, “los inspectores siempre tienen dificultades y pretenden tener ciertos beneficios mayores que el resto de los funcionarios del organismo. Esto yo no lo comparto”. “Otro tema bastante problemático es el de los choferes: sus reclamos son permanentes y ponen de rehén a los servicios para obtener determinados beneficios”, apuntó.

Finalmente, Gallo sostuvo que no tiene “una sola observación” en sus calificaciones durante su trabajo en el INAU y que “aun en el gobierno de la [actual] oposición a mí me han calificado bien”. “Doy participación a todo el mundo que quiera participar y alinearse en las políticas públicas del organismo, en beneficio de los chiquilines. Esa es mi visión”, explicitó, y sentenció: “Soy exigente conmigo y con los demás, pero no autoritaria”.

Diferencias de gestión

Aldo Velázquez (Cabildo Abierto, CA), vicepresidente del INAU, explicó a la diaria que “la directora general conoce muchísimo la institución, sabe un montón”, pero “tiene su carácter y hemos tenido algunas diferencias en la forma de gestionar”.

“Desde el directorio no ha habido problemas con ella, pero sí existieron diferencias en algún caso que personalmente llevamos al presidente Abdala, compartimos una conversación con ella al respecto y encauzamos la situación”, desarrolló Velázquez.

El vicepresidente sostuvo que “es una persona bastante pasional”. “Algunas personas han intervenido personalmente para calmar las aguas en algún tema puntual, se ha sabido de algunas situaciones, pero creo que no hemos tenido denuncias”, admitió, aunque aclaró que en cualquier caso tienen que actuar “sobre hechos firmes”. Frente a esto, el cabildante acotó que “no hay denuncias contra ella. Hubo una por una situación hace bastante tiempo, de un hecho puntual, una situación personal que se fue de las manos”.

Aunque Velázquez se posiciona como “negociador, al igual que el presidente [Abdala] o [Natalia] Argenzio [directora del INAU por el Frente Amplio]”, cree que Gallo “utiliza un método de gestión que básicamente implica presionar a la gente, cosa que estamos tratando de cambiar hacia el modelo de competencia”. No obstante, destacó que “en algunos aspectos la forma de gestión de ella es más eficiente que la de otros”. Gallo sostiene que su trabajo tiene diferencias metodológicas y se define “simplemente como una persona presente” y que en ocasiones se pone “cosas al hombro que no debería”.

“Siempre lo vimos como un sistema de gestión de ‘zanahoria y látigo’, y son muchos lugares los que están acostumbrados a esa forma porque falta mucha capacitación. No hablo de la directora general, sino de otros mandos. Cambiar ese modelo de gestión hacia otro más moderno lleva su tiempo”, aseveró el cabildante.

Miedos

La compleja situación para llevar adelante las denuncias se vive a nivel país. Según supo la diaria, más de una directora se vincula mediante maltratos con sus subordinados y “nadie se anima a hacerle una denuncia por acoso laboral, porque el maltrato se naturalizó. Ninguno de nosotros, a no ser que filmemos un momento de maltrato, podemos tener una prueba real para poder mostrarla”, explicó un trabajador del INAU.

Desde el Sindicato Único de Trabajadores y Trabajadoras del INAU y del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente descartaron que existan denuncias, aunque admitieron haber “discutido fuerte, como en cualquier negociación”, pero reafirmaron que “es difícil denunciar sin pruebas, pero si la gente no viene y denuncia, no hay pruebas de nada”.

La dificultad para contar con pruebas la explica una funcionaria que reconoció que “nadie escribe nada, ni dentro de un expediente ni por correo electrónico, siempre se hacen mandatos orales. El trabajador está en una situación en la que nunca puede reclamar nada”.

“La institución es muy compleja, con muchas deficiencias y un maltrato instaurado desde hace tantos años que se ha invisibilizado. Quienes enviaron la denuncia pública deben estar pasándola muy mal, ya que en su situación tampoco pueden demostrar cuál es el conflicto de una manera objetiva”, dijo otra funcionaria. Además, alertó que “el acoso laboral es tan grande que la gente teme denunciar. Lo peor es que hay que tolerar seguir trabajando luego de hacer la denuncia”.

En el INAU existen comisiones que tienen como función resguardar a las víctimas de acoso o abuso laboral, pero tampoco se radicaron denuncias allí.

Al respecto, Gallo acotó: “Tengo una excelente relación con el sindicato, cuando nunca antes hubo una directora general que fuera la que negocia allí”. “A veces tenemos discrepancias, pero resolvemos todo en el marco de la ley”, afirmó.

Caudillos en el interior

Según otro trabajador, cercano a la realidad del interior, allí es donde la situación crece en complejidad: “Aquellos funcionarios que desarrollamos tareas en las que viajamos al interior no podemos cobrar horas extras, nos pagan un viático y hay una presión muy grande para no exceder nuestra cantidad de horas semanales”.

“Lo que pasa en el interior es que mueren de miedo”, lamentó un funcionario, que agregó que lo mismo “pasa cuando van a votar. Es tanta la presión que vive la gente en el interior que no se puede ni mover. Los que están organizados sobreviven a base de pelea y con un desgaste brutal”.

Según pudo saber la diaria, el directorio del INAU designa a un director departamental y esa persona representa a la institución en el lugar. No cuenta con una estructura de cargos subordinados, por lo que designan y trasladan trabajadores a conveniencia y por esto es común que se deriven múltiples funciones a un mismo funcionario. Quienes trabajan en el INAU en el interior describieron situaciones como directores que “funcionan como caudillos”, según relatan, puesto que “tienen un rol preponderante, se manejan políticamente, se relacionan con las intendencias y con las instituciones públicas”. “Si quienes trabajan en ese departamento no tienen una mesa sindical fuerte, están a merced de lo que su director diga”, sostuvieron.

Respecto del mal funcionamiento en el interior, las fuentes acordaron que “no es nuevo, siempre fue así y el INAU históricamente tuvo un montón de falencias”. “Los trabajadores somos como una propiedad del director departamental”, explicó un funcionario, quien resumió: “Ejercen violencia verbal, maltrato permanente y nos dan un cúmulo de tareas que no se pueden cumplir en nuestra jornada. De todas formas, la gente que pasa mal de verdad está en los internados, con los chiquilines todos los días, con la falta de recursos, porque además hubo recortes”.

Una característica particular de la gestión de Gallo es el trabajo con las direcciones departamentales del INAU. “Voy a los territorios, trabajo con los jefes departamentales y con los agrupamientos. Es más, al presidente le han dicho que es necesario que yo esté en esos lugares porque los directores departamentales se sienten acompañados porque yo les doy información o les proporciono lineamientos que muchas veces ellos desconocen”, valoró la directora general.

Internas

Otro trabajador reclamó que “desde que el cambio de gestión ingresó gente oficialista con mucho revanchismo hacia quienes ocuparon cargos en la gestión anterior”.

En el caso de Gallo, hubo polémica también en varias instancias por su uso de las redes sociales. Más adelante tuvo un entredicho en las redes con Luján González, secretaria de Infancia del INAU, perteneciente al sector Alianza Nacional (AN) del Partido Nacional (PN), a raíz del cual recibió una denuncia en el Comité de Ética de AN. González prefirió no dar declaraciones; esta denuncia fue “tratada por la Comisión de Asuntos Políticos, hablaremos con los involucrados y seguiremos con el tema”, explicó a la diaria Pablo Iturralde, presidente del PN.

Gallo le restó importancia al tema porque confía en que su trayectoria la respalda y no habrá consecuencias. “[González] tiene una competencia por mi perfil, pero yo no compito con ella; en el INAU hay lugar para todo el mundo”, afirmó. No obstante, tanto González como Gallo y Abdala se retiraron de AN cuando se oficializó el apoyo del sector a la precandidatura de Laura Raffo.

Horizonte

En la interna del PN se palpita la posibilidad de que Abdala se vuelque a la campaña electoral, lo que implica, por lo que establece la Constitución, que se retire de sus funciones públicas. En ese contexto, Gallo se perfila como una de las candidatas a ocupar la presidencia, según fuentes del organismo.

Sin embargo, el actual presidente apuntó: “No es un tema que resuelva yo, es del gobierno y aún estamos gobernando”. “La doctora Gallo está terminando su carrera, tiene más de 30 años en la institución. Incluso mi renuncia es pura especulación, ya que no tengo ninguna decisión tomada, estoy trabajando muy enfocado en mi gestión”, sentenció Abdala.