El Banco de Seguros del Estado (BSE) fue creado en 1911 y hoy es una de las empresas públicas más importantes y tradicionales del país. Gestiona activos por más de 11 mil millones de dólares, tiene un patrimonio de 850 millones de dólares y tiene unos 2.000 trabajadores entre todas sus casas. “Es realmente una organización compleja. Tenemos una estructura descentralizada muy grande, sucursales en todo el país y 130 agencias distribuidas en todo el territorio nacional. Esto habla de que la penetración y el despliegue territorial del BSE es enorme”, señala Otheguy.

Desde la desmonopolización de los seguros en 1992, el BSE opera en un mercado donde compite con 16 aseguradoras privadas, pero concentra alrededor del 70% del mercado. ¿Cómo se explica este gran liderazgo?

Lo primero es reconocer las fortalezas que tiene la institución, sus trabajadores y sus socios estratégicos, que son los corredores, ya que el 70% de las ventas de seguros del BSE son a través de estos, con los cuales el BSE tiene un trabajo sistemático de capacitación, de perfeccionamiento, de articulación y de integración a la cultura institucional del banco. Además hay un equipo muy profesional en las gerencias, y también el conjunto de trabajadores tiene un enorme compromiso con la institución. La gente se siente parte del BSE, y este sentido de pertenencia es muy propio de las empresas públicas en Uruguay.

Lo segundo es destacar la concepción de lo público en Uruguay. El BSE fue creado a principios del siglo XX, cuando se configura un ecosistema de empresas públicas de lo que fueron las concepciones de José Batlle y Ordoñez de consolidar un Estado que tuviera capacidad de asegurar o de promover el bienestar, sobre todo en los sectores que más necesitan de este amparo.

Por lo tanto, lo público y las empresas públicas tienen una alta consideración en el pueblo uruguayo, y eso se ha demostrado a lo largo de la historia. Incluso cuando hubo intentos de privatizaciones, el pueblo respondió en los plebiscitos defendiendo a las empresas públicas. Desde que asumimos venimos insistiendo mucho en que las ganancias que da el BSE van a rentas generales. Las inversiones que nosotros hacemos de nuestros activos financieros van a infraestructura como carreteras, molinos, puentes, centros de estudio. El dinero que gana esta empresa no se va al extranjero, se reinvierte en la sociedad. Este es un valor agregado en la consideración de buena parte de la ciudadanía que nos sigue eligiendo y nos permite tener el liderazgo que tenemos.

El BSE conserva el monopolio en los seguros de accidentes laborales y enfermedades profesionales. ¿Qué representa esto para el país y cuál es la importancia para los trabajadores?

Cuando se desmonopolizan los seguros en Uruguay, no se desmonopolizaron los seguros de accidentes de trabajo, y estoy convencido de que esto fue así porque en nuestro país los seguros de accidentes de trabajo nunca fueron concebidos como un negocio, sino como una política social, y creo que es una de las políticas sociales exitosas que tenemos.

Uruguay tiene muchas políticas sociales exitosas, tiene una larga tradición de políticas sociales con un enorme impacto positivo, y considero que esta es una de ellas. Los empresarios son los que pagan el seguro y los trabajadores son los beneficiarios, tienen una atención de calidad, por ejemplo, el Hospital del BSE [HBSE], que es un centro de referencia en materia de rehabilitación de accidentados laborales, en Uruguay y en América Latina.

Tenemos una atención de excelencia y un modelo muy virtuoso. Al ser el empresario quien paga el seguro, esto en buena medida también tiene un impacto sobre la productividad. Esto es algo que se ha estudiado mucho en el mundo, tener sistemas que cuidan al trabajador tiene impactos positivos muy relevantes sobre la productividad, por lo tanto, esto también es un ganar para las empresas. A su vez, el trabajador tiene un servicio integral sin costo alguno. Cuando ingresa al hospital, recibe el salario por el tiempo que está inactivo, y en el caso de que tenga afectaciones permanentes, cobra una renta que puede llegar a ser de por vida, según la incapacidad que el trabajador tenga; a a su vez recibe una atención y una rehabilitación de excelencia, con el objetivo de poder reinsertarlo rápidamente a la actividad laboral con todas sus capacidades. Esto lo logra una atención de excelencia como la que brinda el HBSE.

¿Cuántos trabajadores ingresan en la actualidad a atenderse por siniestros laborales?

Atendemos entre 40.000 y 45.000 personas al año. Es un número que viene creciendo, y tuvo un crecimiento muy importante a partir del fin de la pandemia, ya que durante esta hubo un descenso en la actividad laboral y de la movilidad, pero cuando se empezó a retomar el trabajo con normalidad, comenzó a haber un crecimiento constante. En los últimos cinco años los accidentes de trabajo han crecido en torno al 25% o 30%.

Este año el HBSE volvió a obtener la acreditación CARF (Commission on Accreditation of Rehabilitation Facilities, CARF, por sus siglas en inglés) y se colocó dentro del 3% de centros de rehabilitación en todo el mundo que obtuvieron las mejores evaluaciones en la historia de esta organización. ¿Qué representa esta distinción?

Es un enorme orgullo, pero creo que también es una excelente noticia para el país. Lo primero que destacaría es que lo estatal puede ser de excelencia. A veces se pensaba, o se piensa, en lo estatal o lo público como una especie de Cenicienta, sin embargo, un hospital público que se dedica a rehabilitar trabajadores accidentados puede ser de excelencia, y este es un ejemplo.

Lo segundo es destacar el tipo de acreditación que tuvimos. La CARF es una institución que desde 1966 acredita hospitales y centros de rehabilitación en todo el mundo, y evalúa todas las dimensiones del hospital, no sólo son las asistenciales, también todos los mecanismos de soporte que el BSE y su estructura administrativa le brindan al hospital para su funcionamiento. Esto quiere decir, gestión humana, contable, marketing, tecnología.

En su sistema de acreditación tienen dos categorías: una son las recomendaciones o sugerencias –que son aspectos que detectan y que recomiendan que hacer de otra manera, pero que no son obligatorias– y la otra, las observaciones –que son temas en los que sí necesariamente, para estar acreditados, se tendrían que corregir–. El HBSE no tuvo ninguna observación y se colocó dentro del 3% de centros de rehabilitación en toda la historia de la CARF en ser evaluados de esta forma. Esto es un enorme privilegio para un hospital público cuyo objetivo es rehabilitar a trabajadores accidentados, y fue el hito más importante en el año para el BSE.

En setiembre de este año el BSE lanzó el proyecto Compromiso Nacional por la Vida, la Salud y la Seguridad Social junto con Presidencia de la República y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). ¿Por qué es necesaria una campaña de este tipo?

Esta campaña de sensibilización fue uno de los compromisos que asumimos como BSE y pone el foco en el cuidado de los trabajadores. Desde que ingresamos definimos que el tema de la seguridad laboral iba a ser algo prioritario. Somos una empresa en competencia, en un mercado fuertemente competitivo, pero también cumplimos un rol social muy relevante en Uruguay, y ese rol está relacionado con estos temas y con gestionar el monopolio de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales en el país.

Lo que identificó el MTSS al inicio de este gobierno fue un afloje en los controles y en tener en la agenda pública el debate sobre los temas vinculados a la seguridad laboral y el cuidado en el trabajo. Ahí el MTSS vio la necesidad de volver a poner este tema en la agenda y nosotros enseguida nos pusimos a las órdenes.

¿Se tienen pensadas más campañas de este estilo en el futuro?

Sí. El BSE naturalmente trabaja en temas de prevención y la idea es que estas campañas con foco en el cuidado en el trabajo pasen a ser una política permanente. Estas políticas no se pueden discontinuar, no puede suceder que se hagan un año y al otro no se hagan. Este tipo de cosas tienen que tener continuidad.

Otro de los compromisos que asumió el BSE para el quinquenio 2025-2030 es la creación de un observatorio de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales. ¿En qué consistirán las principales funciones de esta herramienta y cuáles serán sus objetivos?

La idea es que este observatorio no sólo consolide la información que nosotros administramos, sino que podamos consolidar información de otras fuentes, como el BPS, el MTSS, ASSE [Administración de los Servicios de Salud del Estado], porque tenemos los datos de los trabajadores que se accidentan y tienen seguros vigentes, pero después están los trabajadores que se accidentan y no tienen un seguro.

Queremos lograr sistematizar toda esa información y tenerla en tiempo real, para que esté disponible para los empresarios, los sindicatos, la academia y también para el gobierno. Otro objetivo es que sea una herramienta amigable e interactiva, para que cualquier ciudadano que se interese por estas temáticas pueda entrar y tener disponible información de calidad y actualizada.

Este año vamos a estar terminando la infraestructura del observatorio, y antes del final de 2026 el objetivo es tenerlo ya en funcionamiento.

Las leyes 16.713 y 20.130 de la Seguridad Social establecen que aquellos afiliados aportantes al régimen de ahorro en una Administradora de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP), al momento de configurar causal jubilatoria deben optar por una aseguradora para que realice el pago de su jubilación, y el BSE es una opción para asegurar esta cobertura. ¿Cuántas jubilaciones paga el BSE hoy y cuántas más tiene proyectado asegurar?

Anualmente estamos pagando alrededor de 100.000 jubilaciones, y, en promedio, estamos creciendo entre 13.000 y 14.000 trabajadores jubilados por año, a quienes les aseguramos su jubilación.

Hoy somos la única compañía de seguros que, por el sistema mixto, por el régimen AFAP, les está pagando las jubilaciones a los trabajadores de Uruguay, y esto también es una política social, no es un negocio. Por lo tanto, además de atender a los trabajadores que tienen accidentes o enfermedades profesionales, también les estamos garantizando a los trabajadores del país que por los próximos 30 o 40 años tienen el respaldo del BSE para no tener ningún sobresalto en el cobro de su jubilación.

Por este concepto, estamos gestionando activos por nueve mil millones de dólares, y si las aseguradoras privadas no ingresan a la competencia de pagar jubilaciones, en cinco años estaremos gestionando activos en torno a los 20 mil millones de dólares.

¿Y qué valor tiene esto para nuestro país?

El dinero que nos ingresa por los 13.000 o 14.000 nuevos trabajadores que jubilamos por año es de 800 millones de dólares, y esto es dinero de los trabajadores, dinero que invertimos en títulos de deuda, bonos del estado, fideicomisos de obra pública, etcétera. Es dinero que colocamos en Uruguay y que está al servicio del desarrollo del país. Esto es un círculo muy virtuoso que se puede hacer por tener una empresa pública cumpliendo este rol. Esto para nosotros es una responsabilidad y un deber; la responsabilidad y el deber de gestionar los recursos al servicio de la sociedad.

El BSE posee alrededor del 70% de los seguros agropecuarios del país. ¿Qué aspectos cubren este tipo de seguros?

Los seguros agropecuarios son diversos, está el típico seguro de granizo, que es el más histórico y el que buena parte de la producción contrata, ya que está sujeta a una afectación muy grande cuando hay granizadas importantes, porque se ven muy afectadas la fruta, las plantas o los árboles. También están los seguros contra vientos, o uno en el que hemos innovado, que es el seguro contra ataques de jaurías de perros hacia las ovejas, esto era algo que requería el sector productivo y que desarrollamos en el último tiempo.

También tenemos el seguro de rendimiento, que cubre la falta o el exceso de agua, y lo que le asegura al productor es que, si tuvo un mal año, ya sea por sequía o por exceso hídrico, que al menos no pierda todo lo que invirtió y tenga un margen que le permita volver el año siguiente a continuar con su actividad productiva.

Hoy, por medio de distintos seguros agropecuarios, estamos asegurando cerca de 900.000 hectáreas en Uruguay y la idea es llegar al millón de hectáreas el año que viene.

¿Y qué desafíos representa esto pensando en lo inciertos que son estos escenarios debido al cambio climático?

Esta es una actividad que implica gestionar más riesgos y la variabilidad climática impacta. Venimos de tener hace dos años el siniestro más grande de la historia: la gran crisis del agua que hubo en el país. Ahí tuvimos que pagar una cifra cercana a los 90 millones de dólares en siniestros, y en dos meses los pagamos todos, le dimos la tranquilidad al sector productivo de tener la espalda suficiente como para responder de manera inmediata, y se liquidó en tiempo récord esta problemática.

El gran desafío que tenemos en el futuro es gestionar mejor los riesgos de la producción agropecuaria, y eso, desde nuestro punto de vista, se logra mediante dos estrategias fundamentales: por un lado, que los seguros sigan aumentando su presencia en la producción. Por el otro, y la mejor manera de gestionar el riesgo en la producción agropecuaria, que se fortalezca la política de riego; esto es estratégico para la producción, no sólo para el aumento de la productividad, sino para dar respuestas en tiempos de sequía.

Para nosotros sería fundamental que la política de riego se fortalezca. El gobierno ya tomó una decisión, generó una comisión, puso a coordinarla a Tabaré Aguerre, quien fue el impulsor de la ley de riego, que se votó, pero nunca fue reglamentada.

Pensando en todo lo que hemos hablado, ¿qué camino le gustaría que tomara el BSE una vez que ya no esté en la presidencia?

Quisiera que continuara cumpliendo el rol que cumple como empresa pública y que siguiera teniendo el liderazgo que tiene en el mercado asegurador de Uruguay. Uno aspira a que este ecosistema público que existe en el Estado uruguayo, que es un conjunto de empresas públicas que están insertas en ámbitos estratégicos de la vida del país, siga cumpliendo el rol que viene cumpliendo históricamente, que es el de estar al servicio del desarrollo del país.

Aparte de sus partidos políticos y sus referentes, en buena medida creo que seguir teniendo empresas públicas al servicio del desarrollo nacional es, desde mi punto de vista, central en la calidad de la democracia uruguaya. Por lo tanto, deseo que se apueste a que el BSE siga siendo líder en los temas que gestiona.