En los últimos días circuló en redes sociales un posteo que afirma que Uruguay tiene una de las deudas per cápita más altas de América Latina y que la deuda externa alcanzó su máximo histórico en 2022. Sin embargo, esta no es la forma más adecuada para analizar el nivel de endeudamiento de un país ni el esfuerzo que su economía requiere para saldar dicha deuda. Según economistas locales, además del Fondo Monetario Internacional, entre otros organismos, la medición debe contemplar la relación entre deuda y producto interno bruto (PIB).
Nivel de deuda
La afirmación coincide con los datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que señala que la deuda externa total alcanzó en 2022 los 53.000 millones de dólares a precios corrientes, mientras que el saldo de deuda pública alcanzó el entorno de 40.000 millones de dólares. Estos datos en sí mismos no marcan una tendencia si no se los analiza en comparación con la evolución del PIB.
El PIB uruguayo ha evolucionado anualmente de forma ascendente desde 2004 hasta 2019, con una ruptura de este ciclo económico en 2020 producto de la recesión económica como consecuencia de la pandemia. A la par del retroceso del PIB, el Estado uruguayo debió solicitar créditos internacionales para afrontar sus gastos, decisión a la que apelaron la mayoría de los países de la región.
Sin embargo, este aumento no implicó un “récord” como afirma el posteo, ya que Uruguay ya había alcanzado niveles de deuda respecto del PIB superiores en el pasado. De acuerdo a la serie de la Cepal, que recoge los datos a partir de 1990, 2003 cerró con el mayor nivel de deuda desde entonces: 100% respecto del PIB. Asimismo, el estudio comenzó a incluir los datos de deuda privada en 2012, lo que lleva a que los guarismos tengan un aumento por la modificación de las variables. En 2022 ese indicador se situó en 74,7%, es decir, fue incluso menor que el 87,6% del cierre de 2020.
De acuerdo a ese mismo organismo, la deuda total pública (deuda interna más externa) se situó en 53,1% respecto del PIB a diciembre de 2022, lo que implicó una mejora respecto del 55,7% del año anterior. En la comparativa con el resto de América Latina, Argentina (85%), Brasil (72,9%) y Costa Rica (63,9%) integran el podio. Uruguay se ubica en octavo lugar, con un nivel muy similar al promedio de la región, con 51,5%.
Si nos referimos exclusivamente a la deuda externa pública, el récord también se registró en 2003. Entonces la deuda del gobierno central creció exponencialmente en dos años, al pasar del 21,2% del PIB en 2001 al 68% en 2003. Desde entonces hubo un proceso de reducción gradual hasta llegar al 23,6% en 2011, para luego mantenerse estable por debajo del 30%. En 2020 alcanzó el 35,4%, para luego retroceder nuevamente al 28,3% en 2022.
Este mismo análisis debe hacerse con la “deuda per cápita” que destaca el posteo. Bajo el supuesto de que la cifra de 12.738 dólares de deuda sea correcta (no especifica la fuente ni las variables de los datos), esta debería compararse también con el PIB per cápita, que fue de 20.795 dólares a precios actuales, de acuerdo a cifras del Banco Mundial, el más alto de la región.