En plena campaña se instaló una disputa narrativa sobre el grado de inseguridad y el nivel de violencia que estarían sufriendo niños, niñas y adolescentes en Uruguay. Con datos parciales y recorte, distintos candidatos arriban a distintas lecturas y conclusiones: el precandidato presidencial de Cabildo Abierto, Guido Manini Ríos, lanzó la primera piedra, que recogió uno de los precandidatos del Frente Amplio, Yamandú Orsi, y al que terminó respondiéndole la vicepresidenta, Beatriz Argimón. Pero ¿qué hay detrás de los datos elegidos?

En una entrevista radial, Manini Ríos había señalado la responsabilidad de los 15 años de gobiernos frenteamplistas en la inseguridad actual. La respuesta de Orsi fue contundente: “El gobierno no mejoró e incluso agravó la situación”.

Además, el intendente de Canelones expuso el dato de los ocho niños y niñas baleados entre enero y marzo de 2024 como elemento descriptivo de la situación actual. Consultado por la diaria Verifica, allegados a Orsi explicaron que se basaban en datos oficiales de los partes policiales, que también fueron recogidos en varias ocasiones por la prensa.

La respuesta de Argimón demoró unos días y se basó en un informe solicitado al Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad del Ministerio del Interior, y que mostró con placas en sus redes sociales. La vicepresidenta señaló la disminución en la cantidad de homicidios de niños y niñas durante el período de gobierno de la coalición multicolor.

Los datos, que están publicados y disponibles, son coincidentes con todos los informes disponibles, pero son una selección: no se incluyeron homicidios de adolescentes entre 13 y 18 años, cuando suelen ser considerados en conjunto en informes de distintos organismos e incluso suelen publicarse desagregados en los datos del Observatorio.

Peras con manzanas

Tanto el dato señalado por Orsi como la respuesta de Argimón contienen datos reales y consistentes con publicaciones y registros oficiales, pero hablan de cuestiones diferentes. Si bien no existe registro que identifique cuántos niños y niñas habían sido baleados en otros años, no es posible comparar homicidios con heridos de bala.

Este último dato, que es el que utilizó el frenteamplista en su alocución, es consistente además con las declaraciones de Álvaro Galiana, director del Hospital Pediátrico del Centro Hospitalario Pereira Rossell, quien había advertido por un notorio aumento de consultas por heridas de bala en niños, niñas y adolescentes en los últimos años. También estaba alineado con el dato presentado por el estudio del Departamento de Emergencia Pediátrica, que en enero de este año publicó El Observador y detallaba que el Pereira Rossell atiende a un niño o adolescente baleado cada 15 días en promedio. En ese artículo, la responsable, profesora Mariana Más, había señalado que cada vez se producían más heridas de bala entre los más pequeños.

Contexto y especialistas

La tendencia global en materia de homicidios en infancia y adolescencia es a la baja. En la mayoría de los países tiende a cero, pero en América Latina ese número ha ido en ascenso en los últimos 20 años. Son datos publicados por distintos organismos y especialistas con base en datos oficiales (del Ministerio del Interior o del Ministerio de Salud Pública), y si bien Uruguay está entre los mejores de la región en esa materia, el ascenso de la violencia se hace notar.

En un artículo publicado hace pocas semanas en este mismo medio, distintos especialistas analizaban la situación uruguaya y alertaban sobre el pánico moral que ocasionan estos casos de homicidios de niños y niñas, a los que califican como excepcionales pero “horrorosos”.

El sociólogo especializado en crimen organizado Gabriel Tenenbaum explicaba que la cantidad de homicidios sobre infancias y adolescencias entre 2012 y 2022 no muestran grandes incrementos o saltos: “Hay idas y vueltas en algún caso, pero no hay un patrón”. Por su parte, la doctora en sociología y especialista en narcotráfico y crimen Clara Musto señalaba la tendencia global a la baja de los homicidios en esos grupos poblacionales, pero advertía del crecimiento en América Latina, en coincidencia con el informe de Unicef, que llegaba hasta 2018.

Allí ya se vislumbraba que la tendencia de homicidios infantiles se mantenía bastante estable a lo largo del tiempo, pese a saltos en el total de homicidios totales interanuales. Es decir que el promedio de 15 a 20 asesinatos a niños y adolescentes es bastante estable pese a que los homicidios totales hayan ido creciendo desde un promedio de 200 o 250 entre 2012 y 2014 hasta los casi 400 que suelen producirse de 2018 a la actualidad.

El informe de Unicef, coincidente con los datos del MI, señalaba que la mayor parte de los homicidios en ese tramo poblacional se da en las adolescencias, pero Argimón no presentó esos datos. Sumados entonces los homicidios de infancias y adolescencias, se obtienen los números estables de homicidios sobre los que alertaban los especialistas.

Según los registros del Observatorio, salvo años excepcionales (como 2021, con nueve homicidios entre niños y adolescentes, o 2014, con 31), desde 2012 hasta la fecha, son asesinados entre 15 y 25 niños y adolescentes anualmente. La mayor parte de esas muertes, como explican los especialistas y los datos, se produce entre adolescentes.

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