Hace unos días, el exministro de Desarrollo Social Martín Lema afirmó en el programa Buscadores, de VTV, que el número personas durmiendo a la intemperie aumentó un 88% entre 2016 y 2019, fenómeno que definió como una “avalancha”. Hizo esta afirmación en respuesta a la pregunta de la periodista Fernanda Kosak respecto del aumento de personas en situación de calle durante este período de gobierno.
Esta afirmación es correcta y coincide con los censos de personas en situación de calle que fueron elaborados por el Mides, serie que inició en 2006 y distingue entre personas que pernoctan a la intemperie o en refugios. De acuerdo a lo señalado por los informes, la cantidad de personas durmiendo a la intemperie pasó de 556 en 2016 a 1.043 en 2019, lo que coincide con lo señalado por Lema.
Esta población ha registrado un aumento sostenido desde el primer censo de 2006. Al comienzo de la serie, las personas durmiendo a la intemperie eran 320, cifra que aumentó a 353 en el Censo Nacional del 2011 realizado por el Instituto Nacional de Estadística. En lo que va de esta administración, entre 2020 y 2023, la cifra evolucionó de 885 a 1.363, un aumento cercano al 54%.
Esta cifra no debe confundirse con la cantidad de personas en “situación de calle”, que incluye a las personas que hacen uso de refugios o algún otro tipo de albergue. En este caso la evolución fue de 1.393 en 2016 a 1.745 en 2019, un 25%, mientras que entre 2020 y 2023 el avance fue de 2.082 a 2.758, un 32%.
Factores metodológicos para medir gente en la intemperie y en la calle
En el “Primer conteo y censo de personas en situación de calle y refugios”, realizado en octubre de 2006, se utilizó la técnica Point-in-time Street Count, que consiste en el conteo de personas en situación de calle mediante una inspección visual en porciones territoriales y momentos determinados. Este relevamiento se realizó de modo sincronizado para evitar el doble conteo de los individuos.
El relevamiento contemplaba solamente a aquellas personas que al momento del conteo estuvieran durmiendo a la intemperie o sólo bajo el resguardo de “cartones, nylons o maderas” o que hubiera construido una vivienda precaria en el espacio público.
Por otra parte, excluyó a todo aquel que estuviera circulando en la vía pública, pernoctara en una vivienda precaria, ocupase una vivienda sin permiso o hubiera construido una casa habitación precaria en un terreno baldío. Para este relevamiento se trabajó en 21 de las 26 zonas censales en las que estaba dividida Montevideo, excluyendo las cinco grandes zonas en las que estaba dividida la periferia.
El estudio de 2016, en cambio, señala que hubo mejoras en la contabilización gracias a la ampliación de la red de centros de atención, así como el desarrollo de sistemas de información para la gestión de cupos de camas, pero que el desarrollo de información para personas viviendo a la intemperie no fue “del mismo tenor”.
En esa edición se hicieron modificaciones, con el objetivo de “captar mejor el número total de personas en situación de calle”. De acuerdo al informe, se ampliaron las zonas de recorrido, se incorporó el contacto y entrevista con los individuos y no sólo se hizo un “avistamiento”, sino que también se contabilizó a las personas que fueron “presumidas” de dormir en la calle y se confirmaron en consulta con la persona. Esto arrojó un aumento de 73% respecto del relevamiento de 2006.
Por este motivo, los estudios “comparables” por similar metodología y alcance son aquellos realizados a partir del año 2016. Desde entonces, la cantidad de personas a la intemperie relevadas aumentó 145%, mientras que el total de personas en “situación de calle” aumentó 98% en siete años.