Durante la asunción de las nuevas autoridades del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el nuevo titular de esa cartera, Juan Castillo, destacó los lineamientos que seguirá su administración y señaló a la siniestralidad laboral como una preocupación central para el próximo quinquenio.
“Hay otro aspecto urgente relacionado con el trabajo. Hablamos de un flagelo de enorme impacto social, que es la siniestralidad en el trabajo. Según los últimos datos del Banco de Seguros del Estado [BSE], ocurren alrededor de 35.000 siniestros laborales al año y les cuesta la vida a un trabajador y una trabajadora cada diez días”, afirmó el ministro. Castillo convocó a un “compromiso por la vida, la salud y la seguridad en el trabajo” y llamó a “trabajadores y empleadores” a trabajar juntos para “revertir el flagelo”.
Estos datos son coincidentes con los del último informe de accidentes laborales elaborado por la Unidad Estadística del Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y que releva los datos entre 2014 y 2022. De acuerdo al estudio, que recoge cifras del Monitor de Accidentalidad del BSE, en 2014, año en que se aprobó la Ley 19.196 de Responsabilidad Penal Empresarial, hubo 54.919 accidentes laborales, cifra que fue reduciéndose paulatinamente en los años siguientes. En 2015, primer año de vigencia de la ley, hubo una caída de 11,3%, seguida de una baja de 9,3% en 2016, 2,5% en 2017 y 3,6% en 2018.
La mayor caída se dio en 2020, año en el que los accidentes laborales retrocedieron 15%, pero que fue motivado por la paralización de actividades durante el comienzo de la emergencia sanitaria, y los incidentes alcanzaron el piso de 35.471 accidentes. A partir de entonces, y con la normalización de actividades, los incidentes aumentaron 9,8% tanto en 2021 como en 2022.
Por otra parte, la evolución de los accidentes amparados bajo el régimen del BSE fue similar. En 2014 los incidentes amparados fueron 42.794, y para 2020 habían descendido a 28.984. Para 2022 volvieron a subir hasta los 34.393, cifra coincidente con lo señalado por Castillo.
El informe aclara que, si bien pueden ser varios los factores que influyen, la evolución de siniestralidad se da en paralelo con “la pérdida de dinamismo del mercado laboral y aumenta con su recuperación”. En 2014 la tasa de actividad tuvo su máximo en la serie: 64,7%; el piso se dio en 2020, con 60,5%, y en 2022 se recuperó a 62%.
Distribución de los siniestros
Si se desagregan los datos por género, la proporción de mujeres accidentadas respecto al total se mantuvo estable y osciló entre 24,9% y 27,1% en el período de 2014 a 2022. Asimismo, al desagregar los datos por edad correspondientes a 2022, la mayoría de los accidentes se dieron en la franja comprendida entre los 25 y los 34 años, que aglutinó el 32,8% de los accidentes, seguido de la franja entre 35 y 44 años, que concentró el 24,9%, y del intervalo entre 45 a 54 años, con 17,5%.
Según su distribución territorial, el grueso de los incidentes en 2022 acontecieron en Montevideo con 43,3%, seguido de Canelones con 13,4% y Maldonado con 4,8%. En cuanto a su clasificación por rama de actividad, el 25,2% de los accidentes se dio en la rama de servicios personales, seguida de la industria manufacturera con 22,9%, la construcción con 15,7% y la agricultura, ganadería, pesca e industria frigorífica con 13,7%.
Si se analizan las muertes por accidente laboral, los peores años fueron 2014 y 2015, con 47 y 50 respectivamente. Luego de dos años consecutivos de caída llegó hasta las 25 en 2017, y volvieron a subir bruscamente en 2018, cuando ocurrieron 46 muertes. Sin embargo, a partir de 2019 se mantuvieron en una meseta y oscilaron entre 32 y 30 fallecimientos. Además, el BSE constató 692 incapacidades permanentes durante 2022.