Los carteles, banderas y pancartas que se alzaron ayer en distintos puntos de Río de Janeiro para homenajear a la edila y activista carioca Marielle Franco a un año de su asesinato multiplicaban una misma pregunta: “¿Quién mandó matar a Marielle?”. El interrogante ya no es quiénes apretaron el gatillo y le dispararon cuatro balas en la cabeza el 14 de marzo de 2018, mientras se trasladaba en auto hacia su casa junto a su chofer, Anderson Franco, quien también fue asesinado. Esto tuvo su primera respuesta el martes, cuando fueron detenidos dos policías como presuntos autores materiales del crimen.
Pero los familiares de Franco, los integrantes del Partido Socialismo y Libertad (Psol) en el que ella militaba y organizaciones sociales insisten en que es fundamental atrapar y juzgar a los autores intelectuales y desentrañar el objetivo del asesinato. Esa reivindicación estuvo en el centro de una misa celebrada en homenaje a la dirigente, y en los actos convocados ayer en el Concejo Municipal y en la Asamblea Legislativa del estado de Río de Janeiro. En las escalinatas del Concejo, donde trabajaba la edila, se colocaron decenas de ramos de flores. Frente a la entrada de la Asamblea Legislativa, en tanto, fueron depositados 365 girasoles, uno por cada día en que Franco estuvo ausente.
“El girasol fue la primera flor que ella recibió cuando comenzó en la política y por eso la adoptó como su símbolo de campaña. El girasol es una flor que no muere, ya que se convierte en semilla”, explicó Rogeria Peixinho, una de las asesoras legislativas de la activista, que organizó el homenaje. Estaba previsto que los actos –que también se replicaron en distintas plazas de la ciudad– se extendieran durante 24 horas.
Después de la misa, el padre de Franco, Antonio da Silva, volvió a exigir el arresto y la condena de los autores intelectuales del asesinato de su hija. “¿Quién mandó y por qué mataron a Marielle?”, insistió.
La activista negra, feminista y defensora de los derechos humanos también fue recordada ayer en la Cámara de Diputados de Brasil, en un homenaje liderado por legisladores del Psol y otros partidos de izquierda. Sin embargo, diez minutos después de que comenzara, fue interrumpido por ocho diputados de derecha que ingresaron en la sala y se pararon a pocos metros de la conmemoración con parlantes que emitían sonidos de ladridos para “protestar contra la violencia animal”. Uno de los protagonistas fue Daniel Silveira, el diputado que el año pasado rompió una placa que recordaba a Franco en una plaza de Río de Janeiro junto a Flávio Bolsonaro, el hijo del actual presidente brasileño.
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