El liceo 66, del barrio La Teja, está ocupado desde ayer por el núcleo sindical de docentes. Los profesores explicaron a la diaria que tomaron esta medida por varias razones, que se arrastran desde el año pasado, y continuarán ocupando hasta que el Consejo de Educación Secundaria (CES) se comprometa por escrito a resolver las diferentes situaciones que plantean. El principal motivo para ocupar es la falta de mantenimiento del edificio, que se construyó hace 12 años. Verónica Scandroglio, docente del liceo, comentó que la azotea tiene grandes filtraciones, debido a las cuales, cuando llueve, los techos de varios salones comienzan a gotear en distintos puntos. Rodolfo Schultze, también profesor, señaló que el 16 de noviembre de 2018 una arquitecta y la representante docente en el CES, Isabel Jaureguy, visitaron la azotea para evaluar la situación. Según Schultze, “la expresión de la arquitecta fue: ‘No sé cómo todavía no colapsó el techo’”.

El pedido de presupuesto para arreglar el techo se discutió en el CES, y los docentes no supieron nada más hasta el lunes a última hora. Luego de anunciar que iban a ocupar el liceo el martes, llegó un fax del CES en el que se les informaba que ya se contaba con presupuesto para la reparación, y que el resto de los procedimientos burocráticos estaba solucionado, de modo que la obra podría comenzar a la brevedad, aunque todavía no les dijeron en qué fecha.

Para los profesores, es fundamental contar con un cargo presupuestado de portero, para que haya una persona que reciba a los estudiantes y vigile las entradas y salidas. Lo pidieron el año pasado y no obtuvieron respuesta; sin embargo, ayer durante la ocupación llegó otro fax del CES en el que se anunciaba un convenio con la cooperativa social Atenea para que se contrate a un portero que cubrirá el horario de 13.30 a 21.30, dejando sin este servicio el turno de la mañana, que es el que concentra más estudiantes. De todas formas, para los docentes esto no es una solución, sino más bien “un parche”, porque consideran que lo ideal es contar con una persona presupuestada, que se mantenga con el correr de los años y genere confianza entre los estudiantes; además, esperan ver por escrito el compromiso y el contrato del nuevo servicio.

Por otra parte, el núcleo docente reclama que se vuelva a contar con un adscripto en el turno de la tarde. El año pasado, cuando quien desempeñaba ese cargo se jubiló, el CES entendió que el liceo no necesitaba cubrir la vacante. Los profesores señalan que esta decisión fue un error, ya que en el liceo hay nueve grupos por turno, y en varios de los grupos hay más de 30 alumnos. Por otra parte, si se tiene en cuenta que el edificio tiene dos pisos, un gran patio y un espacio al frente, dos adscriptos por turno no dan abasto para las tareas de vigilancia y atención a los estudiantes.

En relación con esto, señalan que las autoridades del CES nuevamente han permitido que haya superpoblación. El núcleo sindical advirtió a principios de marzo que los grupos ya estaban pasando el límite de lo recomendado, pero de todas formas, durante las siguientes semanas, el sistema de reguladora inscribió en el liceo 66 a más estudiantes, y esa es la causa de que haya más de 30 en algunos grupos. Destacaron que el CES aún no ha dado ninguna solución a estos planteos.