Hubo grandes momentos y muy buenas figuras. Los jugadores terminaron en rojo en la barra personal de la energía, pero seguían llegando con peligro al arco del equipo ecuatoriano. River Plate tocó y lo hizo muy bien, fue superior en el primer tiempo y también en el segundo. El gol que recibió, que es la única espinita de la noche, apareció en un momento poco esperado pero no hizo aflojar en nada la fuerza ofensiva darsenera.

En el primer tiempo jugó realmente bien, tocó con certeza, llegó con claridad al área e inquietó más de una vez tanto a Espínola, en la última zona defensiva, como al golero Domínguez. John Varela fue un gran eslabón entre el mediocampo y los tres atacantes, tocando y habilitando muy bien a los de arriba. Diego Silva se proyectó bien y con velocidad en el arranque, después erró algunos pases pero logró, en otras ocasiones, cimentar los ataques darseneros.

Seguramente el gol de Porta llegó en el momento más tranquilo: recién iban ocho minutos de partido y en la primera clara de River el Canguro la mandó a guardar. John Varela dejó solo a Porta, que le ganó a toda la línea defensiva de la Liga y en el mano a mano derrotó al larguísimo golero albo.

Después del gol llegaron las mejores de los dirigidos por Carrasco. Empezaron a tocar con mucho criterio y gran trato de pelota. Algunos chiches interesantes les dieron más color a las llegadas y aun más valor. Tacos, caños y otros lujitos sirvieron para decorar las llegadas del equipo nacido en la Aduana. Tuvo Puppo la posibilidad de agrandar la diferencia y también Porta de repetir en la red. Justo en un buen momento de los locales atacó la visita, que llegó con bastante gente, y un centro se introdujo en el área, la defensa darsenera erró y en una desconcentración la dejó pasar al mejor estilo de la jugada cuatro de Juan Ramón y por detrás entró Méndez, que empató e hizo valer doble su gol para el partido de vuelta.

Qué valor

El segundo tiempo lo empezó con todo River, que al minuto tuvo una clarísima. Puppo después de un rebote quedó al lado del arco y luego de un giro que tuvo que dar pateó y se lo atajó el golero. Fue clarísima, pero no la pudo concretar. Antes de terminar los primeros cuarenta y cinco minutos el centrodelantero había tenido otra a boca de jarro que terminó pegando en el palo. Dos minutos después volvió a llegar Puppo y el remate salió trabado al córner.

A esa altura el empate no era justo, ya que los de Carrasco merecían más goles. Debía concretar las llegadas que lograba hilar. El equipo ecuatoriano empezó a tener unas cuantas fallas en la defensa, perdía muchas pelotas cerca de su propia área y River aprovechaba para volver a hostigarlo. Varela seguía siendo un arma fundamental en el equipo, pasaba muy buenas pelotas y era el líder del tiqui-tiqui: todas las pelotas pasaban por él. Las jugadas eran del mejor estilo darsenero desde que lo dirige Juan Ramón Carrasco: las dejaban pasar muchísimas veces y casi todas las veces el equipo generó peligro y desatención en la última línea de Liga.

El colombiano trepó muy bien por la derecha y desparramó dos veces consecutivas a su defensa. Cuando se topó con la línea final cambió de sentido y mandó el centro de la muerte, que Federico Puppo dejó pasar para que llegara por detrás Córdoba.

Tuvo más y más. También sufrió en alguna puntual, pero mereció haberse ido más gordito a definir el próximo jueves en Quito. River Plate está a noventa minutos de jugar la final de una copa internacional, algo que por estos lados no pasa desde hace mucho.