Ayer un centenar de neonatólogos del CTI del hospital de niños Pereira Rossell amenazó nuevamente con renunciar a sus actividades en forma masiva. Todo comenzó hace una semana, cuando los neonatólogos (médicos que atienden a los recién nacidos y niños de hasta 28 meses) se declararon en conflicto y exigieron que las renuncias de los afiliados al gremio quedaran a disposición de la directiva de la Sociedad Uruguaya de Neonatología y Pediatría Intensiva (SUNPI).

Ése fue el modo que los neonatólogos encontraron para reclamar que su salario sea equiparado al del sector privado de la salud, lo que equivaldría a tener un aumento salarial de 42%. Como no tuvieron novedades auspiciosas por parte de las autoridades, pusieron el día de ayer como fecha límite para presentar las renuncias.

La medida generó gran incertidumbre, ya que muchos se plantearon la posibilidad de un cierre de los CTI pediátricos estatales de Montevideo, Minas, Tacuarembó y Salto. Pero más concretamente surgió la interrogante en relación con la suerte que correrán los pacientes en terapia intensiva.

Como es habitual en estos casos, los representantes de SUNPI aseguraron que ningún niño se verá perjudicado por esta medida y que de ninguna manera se verá afectado el proceso asistencial correcto, todo lo cual parece contradecirse de plano con la imagen de un CTI carente de neonatólogos, algo que puede acarrear infinidad de complicaciones. Por su parte, el vicepresidente del Sindicato Médico del Uruguay (SMU), Martín Fraschini, dijo a la diaria que “el SMU está trabajando en un laudo único nuevo, público y privado, de carácter nacional, que contemple las solicitudes de todas las especialidades, no sólo de una. Y a su vez trabaja en la base de la negociación salarial del año 2010-2011, en la que habrá modificaciones de la Ley de Presupuesto”.

En cuanto al reclamo de los neonatólogos, agregó que el SMU respetará el convenio, que el sindicato está trabajando en una salida que beneficiará tanto a ASSE como al SMU y a los usuarios, y que no recibió noticias de las renuncias.

Otro representante del SMU, Daniel San Vicente, consideró que las renuncias masivas no son “la mejor solución ni el mejor método”. “No creo que ése sea el modo de manejar las cosas”, señaló.

Al cierre de esta edición no había novedades sobre la temida renuncia masiva. El vicepresidente de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), Óscar Gestido, dijo a la diaria que hay disposición para promover soluciones siempre que se produzcan “dentro del marco del acuerdo médico”. Eso significa que cualquier propuesta presentada por los neonatólogos debe ser aprobada por ASSE y por las tres gremiales que firmaron el acuerdo médico en mayo de 2008 (SMU, FEMI y la Mesa de Sociedades Anestésico-Quirúrgicas).

“El acuerdo médico es una estructuración de los salarios médicos con los ajustes salariales que se proponen. Los neonatólogos quieren recibir un tratamiento diferente que no está contemplado en el acuerdo. La casuística en el trabajo médico es muy variada. Cuando se hace el acuerdo no se contemplan todos los casos posibles y, en la medida en que se presentan los problemas, los vamos solucionando y cambiamos algún punto del acuerdo. Se nos dijo informalmente que por intermedio del SMU habían enviado una propuesta que nunca recibimos”, dijo Gestido. Agregó que el acuerdo se negoció durante cinco meses y que en ese lapso ninguno manifestó que no se sentía representado.

Gestido aseguró que las renuncias no han llegado todavía pero que si se concretan el servicio no va a faltar y los usuarios van a recibir todas las prestaciones. “Si ASSE no puede cubrirlo va a contratar los servicios con el sector privado”, señaló. “A todos estos médicos los formó la Udelar, que es financiada por toda la población, y ahora son ellos los que eligen ir a trabajar al sector privado, donde están las personas de mayores recursos. Lo mejor es que se acuerden de que están las personas que más los necesitan. Hay que tener en cuenta que los ciudadanos de menores recursos también financian la Udelar”, concluyó.