Al filo mismo del mediodía, cuando empieza a penetrar el olor del tuco o el espiral de humo de las parrillas se enreda, bajo un techo azul profundo, con el santo fútbol de los domingos, apareció en el área el colombiano Hamilton Ricard y marcó el contundente 3-0 con el que Danubio goleó al Defensor de Ferrín.

El griterío reventó en el templo danubiano, y la rítmica música de tapones removió la adrenalina de siempre y tembló en las gargantas secas de la exigente hinchada locataria.

No quedaba nada, apenas dos minutos. El Perro venía acomodando el cuerpo como para terminar todo. Ya ganaba 2-0 Danubio con autoridad.

Escapó como endemoniado el veloz Daley Mena. Un rayo negro. Había un sonido de cumbia pegajosa, un ruido de tribuna, un murmullo de gol contagioso. Daley le imprimió velocidad supersónica a ese swing de cumbia y cadencia de bongó y metió el pase, con los ojos bien abiertos, al centro del área, donde bullen las sensaciones de todo el mundo. Ahí, donde todo quema, el experimentado Hamilton Ricard -en su regreso a la franja- entró en contacto con la guinda y en exquisita definición tocó el esférico a un costado del palo y explotaron todas las gargantas de Maroñas. El primer tiempo fue intenso pero sin goles.

Defensor se mostró algo mejor y logró desarrollar algunas jugadas de peligro. Las chances violetas, unas tres o cuatro, en pies del volante arachán Diego de Souza encontraron los caños o las intervenciones del golero Conde. Cuando terminaba el primer tiempo se salvó Danubio con un remate de De Souza que pegó en el travesaño.

En el complemento, Danubio salió decidido a todo o nada. A dar vuelta todo y mandar en la cancha. Arrancó presionando fuerte buscando el arco enemigo. Defensor sufrió la baja del Tecla Gaglianone por expulsión y comenzó a desbalancearse. El técnico Ferrín mandó al campo a Mario Risso en lugar del Colorado Guerrero, de baja performance.

Apenas dos minutos después cayó el primer gol de la casa. El volante Guzmán tocó el esférico para el pujante lateral Carlos Rodríguez, quien metió el centro roscado, y el goleador Diego Ifrán conectó con cabezazo potente el 1 a 0 parcial.

Casi enseguida, el floridense Giordano decidió el ingreso de Daley Mena, sabedor de que iban a aparecer los espacios y de que la velocidad de vértigo del colombiano resultarían fundamentales. Defensor prodigó esfuerzos buscando la igualdad.

El golero Conde -que fue figura de su equipo- salvó por dos veces su arco, primero frente al tucumano Pablo Hernández y enseguida frente a Ariosa.

El partido caminó por ese pretil de incertidumbre. Pero fueron pocos minutos. El Perro Silvera no dudó un instante cuando Daley Mena sacó el sprint y el arquero violeta Martín Silva tocó al colombiano y pitó penal.

La ejecución estuvo a cargo del capitán golero Esteban Conde. Le pegó bien a la pelota, a media altura contra un caño (Silva se fue al otro) y anotó así el 2-0 casi lapidario.

Defensor ya no tuvo levante, a pesar de mandar dos cambios y querer dar vuelta el resultado. Danubio controló sin problemas toda inquietud, administró el fútbol y elaboró peligro hasta el final. El clásico fue de color negro y blanco ante un Defensor que venía de golear al Atenas de San Carlos pero chocó en la curva y cedió tres puntos importantes.

Danubio, como siempre, aspira a posiciones de avanzada. Viene de vuelta al club el talentoso Carlos Grossmüller desde el fútbol alemán, y tiene además un rico plantel con figuras de clase y un montón de valores juveniles que siempre están.

La escuadra de la franja ganó bien, con claridad funcional y colectiva. Hubo buenos rendimientos y el objetivo entre ceja y ceja de quedarse con los puntos en disputa.

Lindo partido en Jardines, con la luminosa emoción mañanera, lucha abundante, pelotas en los caños y tres limpios goles.