Como si lo viera

La obra prevista consiste en un muelle-escollera de 550 metros de longitud, perpendicular a la costa sobre Capurro, que se extendería unos 150 metros más, pero con una curva hacia el norte, lo cual protegería la terminal de los vientos y oleajes. El atraque para los barcos pesqueros nacionales será perpendicular a la escollera, con posibilidad de amarre de los dos lados. En total, la obra completa sumaría unos 1.870 metros lineales de muelles de hormigón sobre pilotes empotrados en la roca (para que no quede afectada la hidrodinámica de la bahía), una “isla” de 3,5 hectáreas creada con relleno de arena, un terraplén para el ingreso y circulación de vehículos terrestres y el dragado de 1,4 millones de metros cúbicos de material, cuyo mantenimiento supone un dragado anual de 277.000 metros cúbicos. Además, el complejo contará con 200 metros cuadrados de oficinas para Aduanas, Migraciones, Prefectura, Salud Pública y otras dependencias del Estado, 660 metros cuadrados de oficinas para alquilar, así como 2.000 metros cuadrados de depósitos.

Los planes de la ANP tienen varias puntas. Por un lado, se trata de ganar espacio en el puerto de Montevideo con el fin de sumarle espacio al trasiego de cargas y agilitarlo. Eso tal vez conduzca a una rebaja de sus tarifas, que todavía no está en estudio, para volverlas competitivas con las de otras terminales de la región, que cobran más barato por sus servicios. Los precios en la capital uruguaya permanecen incambiados desde 1993.

El muelle Mántaras, donde hoy se concentran las actividades pesqueras de la flota nacional, quedará liberado y podrán construirse allí los muelles C y D, proyectados hace tiempo para dedicarlos a la carga. También sigue en carpeta la segunda playa de contenedores, cuya subasta se declaró desierta en marzo.

Por otro lado, se trata de mejorar las operaciones de las flotas pesqueras nacionales y extranjeras. “En las condiciones actuales de distribución de áreas en el puerto de Montevideo, el sector para embarcaciones pesqueras no dispone del espacio e infraestructura necesarios para brindar una buena atención”, indica el informe sobre la iniciativa, “Muelle Capurro Bandera Internacional”, elaborado para la ANP por la firma española M. Barros & Asociados, publicado hace un año.

Lo que se licitará el mes próximo es la obra del módulo de la terminal pesquera de Capurro destinada a la flota extranjera, que quedaría pronta en unos dos años. Luego se llamará a una nueva licitación para el módulo que atenderá a la flota nacional. Todo el proceso se prolongará, como mínimo, durante cuatro años, según el presidente de la ANP, Alberto Díaz.

El proyecto global incluye tres muelles en los que podrán estar amarrados al mismo tiempo al menos 50 buques pesqueros, un parque de contenedores con dos muelles de descarga y una serie de cámaras de frío de última generación. Las empresas privadas que construyan el complejo tendrán a su cargo, durante 30 años a partir de la conclusión de los trabajos, el servicio a barcos extranjeros de manejo de cargas, recolección de residuos, suministro de combustible y, sobre todo, el almacenaje de la pesca en frigoríficos, informó Díaz a la diaria. Las firmas deberán para eso pagarle al Estado un canon anual y parte de sus utilidades, explicó.

Al abordaje

El Sindicato Único Nacional de Trabajadores del Mar y Afines (Suntma) se opondrá a la concesión de los servicios a empresas privadas, aseguró a la diaria el dirigente José Franco, quien trabaja en la empresa pesquera Fripur. El Suntma tomó contacto con el proyecto en el pasado período de gobierno, cuando el directorio anterior de la ANP le expuso el plan. Se trata de un “viejo proyecto” que “mejora” las condiciones de trabajo, según Franco. “Pedimos que sean muelles de libre tránsito para los trabajadores, porque es el lugar natural para buscar trabajo”, añadió.

Pero, en su óptica, la entrega de los servicios pesqueros al sector privado constituye un problema. “No lo compartimos, como no compartimos las concesiones portuarias en La Paloma o a Stora Enso o a la actividad minera”, declaró el sindicalista. “Nuestra discrepancia es histórica y conceptual, y el precio político será pagado por la administración”, advirtió Franco, quien no descartó conflictos al respecto. “Va a haber lío, lo prometo”, dijo.

Sin embargo, el sindicato de la ANP (SUANP) estuvo “de acuerdo desde el principio” con el proyecto, dijo a la diaria el dirigente Ricardo Suárez. “Capaz que tenemos informaciones diferentes” con el Suntma, agregó. “El espacio del puerto de Montevideo es reducido y es necesario ampliarlo”, y para que eso suceda, el consorcio constructor “tiene que hacer negocios”, sostuvo. “La duda que tengo es si se va a presentar alguien” al llamado; “ojalá que así sea”, concluyó.

Por su parte, Díaz relativizó el malestar del SUNTMA y recordó que buena parte de los servicios a buques pesqueros hoy brindados en el muelle Mántaras corresponden a empresas privadas. El funcionario recordó que el proyecto había sido presentado a diversos actores portuarios, incluidos los sindicatos, y que en esas instancias no se escucharon voces en contra.

La flota pesquera extranjera requiere diversos servicios en el puerto: facilidades para descargar la captura, alistar las embarcaciones para la nueva marea, el recambio de tripulación, las reparaciones (a flote o en dique) y el estacionamiento luego de la zafra. El informe de M. Barros & Asociados calcula que la flota de armadores españoles es la más nutrida de las que operan en Montevideo (36% de los amarres), seguida por las de China (21%), Corea del Sur (19%), Islas Malvinas (8%), Rusia (5%), Polonia y Japón (3% cada una).

Clinc, caja

Una de las razones por las que la ANP aspira a trasladar a Capurro las operaciones pesqueras es maximizar el área disponible en el puerto capitalino para otros servicios más caros, como la carga, lo que permitiría mejorar los ingresos. Díaz explicó que los buques de pesca pagan unos diez dólares por día, mientras que los cargueros abonan, como mínimo, 50.

Además, los pesqueros deben respetar los criterios de seguridad que rigen para otras embarcaciones, los cuales son más flexibles en otros puertos de la región. La pesca, por ejemplo, no está incluida en el código de Protección de Buques e Instalaciones Portuarias, que rige en las terminales comerciales de todo el mundo.

Los barcos pesqueros representan más de 41,46% de los arribos al puerto de Montevideo, mientras que los de pasajeros significan 14,55% y los de carga de contenedores 11,66%, según datos de la ANP que datan de 2006 y que fueron procesados por M. Barros & Asociados. Esta firma dio a conocer los detalles de su iniciativa en 2009 junto con las también españolas Sulfanor, de logística, y Frioya, de instalaciones frigoríficas. Este consorcio se presentará a la licitación y, por haberse adelantado al proyecto, su oferta tendrá 5% de ventaja sobre la de sus competidores.

El plan no contempla servicios para pesca deportiva ni artesanal, precisó el presidente de la ANP. Se prevé el amarre de popa (perpendicular a la escollera), lo que permitirá acomodar más barcos que en Mántaras, donde predomina el amarre por banda lateral (paralelo), modalidad que, de todos modos, deberá contemplarse para la carga y descarga de pescado.

Para abastecer a los buques, el puerto de Capurro contará con un tanque de agua de 200 metros cuadrados y con un sistema de distribución con contadores, así como con dos tanques de gasoil naviero con una capacidad de 500 metros cúbicos cada uno, con sus respectivos sistemas de bombeo y provistos por oleoductos desde la cercana refinería de La Teja (hoy, el trámite se cumple con camiones cisterna, lo cual eleva los riesgos ambientales).

Capitán Frío

La instalación que más ingreso deparará al concesionario será la de las dos cámaras de frío de última generación, de 2.000 metros cuadrados cada una, con capacidad para almacenar unas 10.000 toneladas de pescado en estanterías. La temperatura se mantendrá a entre 23 y 25 grados bajo cero. A la entrada un área con una temperatura controlada de seis grados, que estará destinada a la clasificación de pescado y empaquetamiento, tareas requeridas antes de su ingreso al frigorífico.

Estas cámaras se destinarán sólo a depósito, por lo cual no habrá efluentes más que de tipo doméstico en las zonas de oficina y vestuarios. Sin embargo, habrá una planta de tratamiento para minimizar la contaminación. La obra se entronca, además, con las iniciativas de revalorización del barrio Capurro en la mira de la Intendencia de Montevideo, que incluye la restauración del parque local y la creación de un parque infantil, plazas de deportes y la construcción de torres de viviendas y oficinas y hoteles.

La importancia del proyecto de muelle “para el urbanismo montevideano deriva de su posición central en la bahía, de su relación con la desembocadura del arroyo Miguelete y con el encuentro de Bulevar Artigas y los accesos, y de su patrimonio histórico, que encuentra en el parque Capurro el símbolo de una antigua relación ciudadana con la bahía. Por otra parte, ésta es la única zona en la que se interrumpe la secuencia de usos industriales y logísticos que domina el resto de la bahía entre el Pantanoso y Ciudad Vieja”, según el proyecto de M. Barros y Asociados.