Peñarol venía primero, Rampla penúltimo y con una sola victoria en su haber, conseguida la fecha anterior. Era un panorama favorable para los aurinegros, que querían seguir arriba. Pero enfrente lo esperaba un equipo aguerrido y con jugadores interesantes en ofensiva que lo iban a complicar.

Manolo Keosseian planteó un par de cambios en relación al equipo que enfrentó a Liverpool, que había jugado mal. El comienzo del match tuvo una jugada tan clara que sorprendió a todos. Richard Núñez quedó mano a mano con Sebastián Sosa, la tiró por arriba del golero cuando éste salió a taparlo fuera del área la pelota se fue cerquita del palo izquierdo. Algunos hinchas de Peñarol ya daban vueltas de carnero en la tribuna. Pero más allá de la jugada inicial que tuvo el partido, las variantes parecieron darle la razón al DT mirasol. Fabián Estoyanoff empezó bien por la banda derecha de la cancha y los aurinegros cargaron el juego por ese sector.

A los 10 minutos, luego de una asistencia del sauceño Emiliano Albín, el juvenil Cristian Palacios puso un buen cabezazo que generó peligro a Lucero Álvarez. Algunos instantes después, el porteño Martinuccio por izquierda levantó la guinda que el Lolo no pudo conectar bien y la mandó por arriba del horizontal. Un rato después, Palacios tuvo otro remate de cabeza después de un buen centro del Lolo.

¿Y Rampla? Los picapiedras defendieron muy bien y el lateral izquierdo Néstor Moiraghi se fue acomodando con el paso de los minutos. Cuando pudieron sacaron una contra que tapó bien Sosa.

La segunda mitad venía con goles e incertidumbre. Apenas comenzada, el Pelado Novick le robó el balón al Pato Sosa y remató fuerte y cerca del arco de la Colombes.

A los 16 minutos Richard Núñez demostró su calidad y por izquierda le puso una bocha perfecta a Guevara, que culminó la jugada de forma sensacional, parándola de pecho y fusilando al golero aurinegro. No sólo era el 1-0 para Rampla, sino que el nerviosómetro del estadio empezaba a marcar más rayitas.

Pero apenas cinco vueltas de reloj después, un córner del Tony desde la izquierda encontró entrando a un solitario Darío Rodríguez, que puso un gran frentazo y el empate. Estaba cantado que los aurinegros se iban a ir con todo arriba. Muchas veces todos los hombres de Keosseian estaban en campo rival y bastante expuestos. Rampla seguía defendiendo con todo y sus contragolpes eran lo más peligroso. Moiraghi, el Coco Benia y Bonjour estuvieron firmes y aguantaron una presión de su rival que no llegó a tener grandes jugadas de peligro.

Se fue el partido y la silbatina bajó de las tribunas. Los hinchas de Peñarol están viviendo con poca paciencia el torneo y eso se nota. A pesar de no ganar en las últimas dos fechas están como únicos escoltas, dependen de sí mismos y a la vuelta de la esquina tienen el clásico. Para Rampla fue un buen punto pensando en el descenso, y la cuarta unidad obtenida de las últimas seis.