Fénix no baja ni se baja. Al ganarle a Rampla Juniors por 1 a 0, estiró la convivencia con la paradoja: escolta al líder del Torneo Clausura mientras intenta zafar de la zona de descenso. Una versión futbolera del multiempleo. ¿Qué mejor que pelear un campeonato para no bajar? Es una manera de perseguir el objetivo de quedarse en la A que marca a fuego su historia, pero de hacerlo con la moral alta. El Parque Capurro no tenía los 400 hinchas de rigor para cualquier equipo acalorado. Tenía más de mil locatarios y unos cuantos visitantes. Entre tribunas pobladísimas, el equipo de Rosario Martínez volvió a remangarse para dominar a su rival y ganarle por la diferencia justa para un partido más luchado que jugado.

Fénix apuesta a poblar la media cancha con un esquema que combina dos volantes retrasados con tres ofensivos. El doble cinco se arma en función del criterio “el Polaco Rivero y uno más”. El volante es la lija que persigue a los rivales y se gana aplausos en cada tranque, es el raspador por excelencia del equipo. Las entregas, hijas de la recuperación, optan entre varios destinos. Cardinalli ya no pasa el frío de los tiempos de Ribas, cuando jugaba como único punta. Ahora es el extremo derecho de los tres volantes adelantados. Mier hace lo mismo por la izquierda y Aguiar anda por el medio, aunque casi tan arriba como Hernán Novick, que parece desempeñar el rol de delantero único.

El equipo destruyó con eficiencia pero siempre intentó jugar. La segunda parte del libreto también lo diferenció positivamente de su rival. Si bien el partido fue más bien cerrado, el dueño de casa jugó más cerca del arco ajeno que su oponente. El único gol llegó a los 21’ del complemento, cuando el zaguero Fosgt cabeceó tras un tiro libre. Fénix ya había inquietado antes al arquero Lucero Álvarez, más atareado que su colega Danilo Lerda. Es que Rampla recién produjo riesgo cuando pasó a perder y el técnico Del Capellán cambió el 4-3-1-2 inicial por un 4-3-3 visible desde que Luis Silva ingresó por Marcel Novick.

El picapiedra intentó con el orden exhibido durante todo el año, pero esta vez no pudo encontrar a los puntas, que jugaron pero no jugaron. Es posible que haya sufrido las consecuencias de tener unas cuantas bajas, como las que se concentraron en la defensa que ayer presentó una inusual línea de cuatro en desmedro de la tradicional de tres. No hubiera sido justo que Benia empatara el partido casi en la hora, como pudo haberlo hecho cuando un cabezazo de su autoría pegó en el horizontal.

Rampla atraviesa por una racha negativa que lo baja a tierra justo cuando la permanencia parecía cercana gracias a un año dulce. Fénix vive lo opuesto. El final del campeonato dirá cuál de las opciones que ofrece el título de la nota se ajusta al desenlace de la historia. Aunque el momento de ambos habilita una tercera opción, con salvación capurrense y padecimiento picapiedra. Lo que hasta hace poco parecía inviable.