Luego del sorteo de la Libertadores 2011, a fines de noviembre en Asunción, el panorama para Peñarol, Nacional y Liverpool comenzó a despejarse y más aun luego de la definición de todos los torneos locales de Sudamérica, que terminó de conformar el cuadro de clasificados a la 52ª edición del campeonato. Por tanto, en la primera incursión en la Libertadores de su historia, Liverpool debutará ante el peligroso Gremio de Porto Alegre. Por su parte, Nacional chocará en su serie con el campeón brasileño, Fluminense, con el América mexicano y con Argentinos Juniors, mientras que Peñarol afrontará un grupo también complicado, compuesto por Liga Deportiva Universitaria de Quito, Godoy Cruz de Mendoza y el ganador de la llave de primera fase que disputarán Independiente de Avellaneda y el Deportivo Quito ecuatoriano. En este informe acerca de los rivales ya confirmados de los representantes uruguayos, acercaremos parcialmente la lupa a su realidad y a sus principales aspectos, como para ir preparando la cancha para lo que se viene.

El tricolor carioca

Para muchos, la camiseta verde, blanca y granate a franjas verticales del Fluminense es una de las más lindas que existen en el vastísimo universo futbolero. Fundado en 1903, fue el primer club carioca dedicado exclusivamente al fútbol -tanto el Flamengo como el Vasco da Gama y el Botafogo, los otros grandes de Río de Janeiro, inicialmente fueron instituciones de remo- y es además el decano de los equipos grandes de Brasil.

El músico y poeta Chico Buarque y ese gran carcamán que es el inoxidable João Havelange son dos de los hinchas más famosos de este equipo originario del coqueto barrio de Laranjeiras y fundado por jóvenes pertenecientes a la elite de la ciudad que por aquel entonces aún era la capital brasileña. De ese origen exclusivo viene uno de los apelativos con los que se conoce al club, “pó de arroz”, literalmente, polvo de arroz.

La historia se remonta a 1914, cuando el Fluminense contrató a Carlos Alberto, un mulato que llegó al club proveniente del América, otro histórico equipo carioca que desde hace un largo tiempo parece empeñado en perpetuarse en las divisionales de ascenso. Para emblanquecer el color de su rostro y no escandalizar demasiado a la parcialidad, el día de su debut, al jugador recién llegado le aplicaron polvo de arroz sin tener en cuenta que a los pocos minutos de partido el sudor dejaría al descubierto la farsa. “¡Pó de arroz!, ¡pó de arroz!”, fue el cántico de los hinchas rivales según la leyenda y de ahí nació el apodo que acompañará por siempre al Flu.

Pero, como ha sucedido en innumerables casos, el apelativo que en primer momento tuvo un carácter despectivo posteriormente fue adoptado por los supuestos ofendidos como propio, y lanzar talco -emulando a aquel polvo de arroz- cuando sale a la cancha el tricolor carioca fue parte de la parafernalia de la hinchada del equipo durante décadas, y aún hoy se reedita cada tanto. Dirigidos técnicamente por el experiente Muricy Ramalho, en 2010 el Fluminense se coronó campeón brasileño después de 26 años de sequía.

El referente del equipo en esta festejada consagración fue el talentoso volante ofensivo argentino Darío Conca, surgido en Tigre, y que antes de recalar en 2008 en el club pasó sin mayor suceso por River Plate y por algunos otros equipos, como la Universidad Católica de Chile, Rosario Central y Vasco da Gama. Elegido como mejor jugador del torneo en las dos últimas ediciones del Brasileirão, Conca es el líder futbolístico de los tricolores cariocas, que, con un poderoso plantel en el que se incluyen figuras como el volante luso-brasileño Deco, tiene como gran objetivo para 2011 la conquista de la Copa Libertadores de América. Junto con el Corinthians, es el único equipo grande de Brasil que nunca pudo llevar a sus vitrinas el título más prestigioso del continente.

Bichos de vuelta

Fueron socialistas los jóvenes que se reunieron para fundar la Asociación Atlética Argentinos Juniors el 15 de agosto de 1904. Aunque identificado plenamente con el barrio porteño de La Paternal, el club originalmente nació en el también porteñísimo barrio de Villa Crespo, pero sucesivas y numerosas mudanzas terminaron afincando la institución en su actual feudo.

Desde 1956 a Argentinos Juniors se lo conoce como el bicho colorado, denominación surgida en las páginas de diario Clarín luego de varias resonantes victorias del club, que ese año había retornado a la Primera División, ante los equipos grandes. Verdadera escuela de fútbol, con los años se convirtió en una cantera inagotable de talentos y hasta el propio Diego Armando Maradona es producto del prolífico semillero de los bichos colorados, que no dudaron en ponerle el nombre de su máxima figura deportiva a su escenario cuando fue reinaugurado oficialmente, en 2003. Pero fueron, además, producto de las formativas de Argentinos Juniors Juan Román Riquelme, Esteban Cuchu Cambiasso y Fernando Redondo, entre otros.

Los bichos colorados tuvieron sus máximos momentos de gloria en la primera parte de la década de 1980, cuando obtuvieron el Torneo Metropolitano de 1984, el Campeonato Nacional en 1985 y luego la Copa Libertadores de América ese mismo año, el más prolífico en cuanto a títulos en la historia del club. Luego entró en una zona de turbulencias e incluso perdió la categoría en 1996, aunque rápidamente volvió a la A. Pero en el Clausura de la temporada 2009/2010, el equipo comandado técnicamente por el Bichi Claudio Borghi retornó a la gloria al obtener el tercer y último título local del club y fue por esa consagración que ganó el derecho a participar en esta edición de la Libertadores.

Hoy el equipo está bastante cambiado respecto del que salió campeón. Dirigido por Pedro Troglio y con la presencia en el plantel de nuestro compatriota Gonzalo Turbo Vargas (que se rumorea que puede pasar a Gimnasia y Esgrima La Plata), busca armarse lo mejor posible para afrontar la Libertadores -competencia en la que participará por tercera vez, ya que sólo la jugó en 1985 y 1986-, aunque no la tiene fácil dada su naturaleza eminentemente vendedora y su austera billetera. Igualmente presentará un equipo competitivo que seguramente dará batalla.

De Canarios a Águilas

Llamado así por haber sido el 12 de octubre la fecha de su creación por parte de un grupo de estudiantes, el América de México fue uno de los precursores de la implantación del fútbol profesional, que se inició en la nación azteca en 1943 con la realización del primer torneo de Primera División.

Pero ya desde las épocas del amateurismo el club había comenzado a popularizarse cada vez más en la capital del país y a ganar prestigio deportivo por sus conquistas en los incipientes campeonatos que desembocarían en el monstruoso profesionalismo que hoy impera. Superado en el palmarés local sólo por sus archirrivales las Chivas de Guadalajara, el América es el equipo con más títulos internacionales y además el más laureado de la Concacaf, la federación que reúne a los países de Norte y Centro América y el Caribe. Desde que los clubes mexicanos fueron invitados a participar en la Copa Libertadores, la presencia del América ha sido frecuente y en esta edición será su séptima vez.

Si bien durante muchos años fue popularmente conocido como el equipo Canario por el amarillo chillón de su camiseta, al inicio de la década de 1980 una movida fuertísima promovida por Televisa -la poderosa cadena televisiva dueña del club desde 1959- rebautizó al equipo como las Águilas, apodo sin lugar a dudas más intimidante. Ser un club millonario, con un enorme poder de penetración gracias al apoyo que tiene en muchos de los más influyentes medios de comunicación del país, lo ha convertido en una institución absolutamente repulsiva para gran parte de los futboleros mexicanos que no comulgan con sus colores.

El América versión 2011 es dirigido técnicamente por Manuel Lapuente, veterano entrenador que ha orientado a muchos equipos mexicanos y a la selección azteca en el Mundial jugado en Francia en 1998, y cuenta con un rico plantel en el que hay dos uruguayos: Vicente Sánchez y Nicolás Olivera, recientemente llegado al club proveniente del Necaxa.

Un rival polenta

Poca suerte tuvo el Liverpool Fútbol Club, que en su primera incursión en la Copa Libertadores tendrá que enfrentarse en la primera fase con un grande de Brasil y el continente: el Grêmio de Porto Alegre. El conjunto tricolor gaúcho, clasificado nuevamente a la Libertadores por haber logrado la cuarta posición en el último Brasileirão, tiene como gran apuesta para este año lograr algo a nivel continental. La reciente consagración de su archirrival Inter fue revulsiva para los dirigentes gremistas, que al momento de escribir esta nota seguían intentando incorporar al club a Ronaldinho Gaúcho, en una operación millonaria que apunta tanto a lo marketinero como a lo deportivo y que da una muestra clara del enorme potencial económico que hoy ostentan los grandes equipos norteños.

Su actual entrenador, el ex delantero Renato Gaúcho -a la sazón ídolo de la hinchada tricolor, entre otras cosas por haber metido los dos goles en la final Intercontinental de 1983 en la que el club derrotó al Hamburgo y consiguió su único título mundial- se hizo cargo del plantel en el segundo semestre del año pasado y logró una gran reacción del equipo, que se metió en los puestos de clasificación al máximo torneo continental. Así es que Renato y sus dirigidos intentarán obtener la tercera Libertadores para el Grêmio, que ya levantó el trofeo en 1983 y 1995, siendo durante años el único gaúcho en haberlo conseguido. Ya en el presente siglo el Inter se puso a tiro en cuanto a conquistas internacionales, por lo que la rebeldía gremista está a flor de piel.

Pero así como hoy en día la pasión por el Grêmio abarca a buena parte de los habitantes del sur de Brasil, en sus orígenes el club estaba restringido exclusivamente a la numerosa e influyente colonia alemana que habitaba en Porto Alegre hacia 1903, año de su fundación. El Grêmio Foot-Ball Porto Alegrense, tal el nombre oficial de los tricolores, se mantuvo fiel a su origen germánico hasta bien entrado el siglo XX, al punto que recién en los años 50 un negro formó parte oficialmente de sus planteles. En contraposición, el otro grande portoalegrense, el Internacional, nació en 1908 y, como su nombre lo expresa, surgió con la clara finalidad de albergar a todos aquellos que lo deseasen sin importar su nacionalidad. Gracias a esa puja profunda y eterna hoy en día los dos grandes gaúchos marcan el paso en muchos aspectos en el pletórico mundo futbolero de Brasil.

El copero ecuatoriano

Hasta que se consolidó como un rival temible en el continente, ya entrado el siglo XXI, la Liga Deportiva Universitaria de Quito había sido un equipo con poco vuelo internacional. Más allá de sus galardones en el fútbol ecuatoriano, sus participaciones en la Copa Libertadores, espaciadas en el tiempo y poco exitosas en lo deportivo, habían relegado al equipo albo quiteño en la consideración continental detrás de sus compatriotas Barcelona, El Nacional y Emelec. Pero a partir de 2001 comenzó a pegar el gran salto.

En esa temporada se consagró campeón de la B y retornó a la primera división del fútbol ecuatoriano y dos años más tarde, ya con la dirección técnica de nuestro compatriota Jorge Fossati, el club volvió a conquistar el título máximo. Conformado por una buena base de deportistas locales -la mayoría de ellos integrantes de la selección nacional- más el aporte de interesantes jugadores extranjeros, la Liga de Quito empezó a hacerse un lugar en el concierto internacional, a fuerza de buenas actuaciones. Apoyados en su buen juego y en los casi 2.800 metros de altura en los que se encuentra su escenario, el Estadio Casa Blanca de Quito, los albos se fueron consolidando como un enemigo de cuidado y dieron sucesivas señales de aviso en las Libertadores de 2004, 2005, 2006 y 2007.

Pero fue recién en 2008, bajo la conducción del técnico argentino Edgardo Patón Bauza, cuando logró conquistar la Copa Libertadores luego de vencer en las finales al Fluminense. La obtención de este trofeo, que por primera vez fue ganado por un club de Ecuador, lo posicionó definitivamente a la vanguardia del fútbol local y este liderazgo se afianzó con nuevas cosagraciones internacionales. Así fue que en 2009, esta vez nuevamente con Fossati como técnico, ganó la Copa Sudamericana, una vez más derrotando a Fluminense en la final.

En 2011, recientemente consagrado vencedor del torneo ecuatoriano luego de vencer en la definición a Emelec, la Liga se prepara para encarar una nueva Libertadores bajo la batuta del Patón Bauza, que para este nuevo campeonato ya no tendrá uruguayos bajo su mando, porque el ex delantero danubiano Juan Manuel Salgueiro, que defendió con éxito al conjunto blanco el pasado año, regresará a Estudiantes de La Plata, club dueño del pase, porque los ecuatorianos no dieron con la cifra para adquirir su ficha.

Orgullo cuyano

Clasificado a la próxima edición de la Copa Libertadores por su posición en la tabla acumulada que determina los representantes argentinos en las competiciones internacionales, Godoy Cruz será el quinto equipo del interior del vecino país que consigue acceder al máximo torneo continental. A los albiazules mendocinos lo precedieron los rosarinos Newell’s Old Boys y Rosario Central, Colón de Santa Fe y Talleres de Córdoba. Originario de la localidad homónima situada en las afueras de la ciudad de Mendoza, fue fundado en 1921 con la firme intención de que sea una institución atlética integral, que abarcara varias disciplinas deportivas. Surgido en una zona eminentemente vitivinícola, a los pocos años de su nacimiento el Sportivo Godoy Cruz tuvo su primer campo de juego gracias a una cesión realizada por la bodega Antonio Tomba, que le donó al equipo unos terrenos. Algunos años más tarde, exactamente en 1933, se fusionó con el club de la bodega, y así fue que la institución pasó a tener la denominación que mantiene hasta nuestros días: Club Deportivo Godoy Cruz Antonio Tomba.

Si bien jugó una edición del viejo Torneo Nacional argentino en 1974, fue recién a comienzos de los años 90 cuando comenzó a tomar fuerza y visibilidad en el ambiente futbolero argentino. La consagración en el campeonato de la Primera B Nacional en 2006, que acarreó su primer ascenso a Primera División, fue un hito, ya que significó la única consagración a nivel nacional de un club de la provincia de Mendoza. Esto significó un salto respecto de los otros equipos importantes de la provincia, Independiente Rivadavia, Gimnasia y Esgrima y San Martín. Pero su primera participación en la máxima categoría no fue buena y el equipo retornó rápidamente al ascenso, aunque este revés no quebró a los atinados dirigentes albiazules, que no perdieron de vista el objetivo principal y al poco tiempo lograron reubicar al club en primera.

Guiados desde el banco por el Turco Omar Andrés Asad, en el pasado torneo el conjunto mendocino contó con varios uruguayos en su plantel: el zaguero Jorge Curbelo, el ex volante liverpoolense Carlos Sánchez y el delantero Fabricio Núñez. Godoy Cruz tuvo una destacadísima gestión gracias a la cual consiguió la histórica clasificación que le permitirá por primera vez participar en una contienda internacional. Una de las principales novedades para este año es que Asad dejó de ser el entrenador (se fue al Emelec de Ecuador) y se hizo cargo del plantel el Polilla Jorge da Silva, que esta semana comenzará a comandar los trabajos de pretemporada.