Mirá que le dieron palo al pobre campo de juego del Centenario, en tres días se jugaron cuatro partidos, y eso que estaba prolijo. Pero bueno, todo sea por las arcas de la Comisión Administradora del Field Ofical (CAFO) y por la comodidad de la gente de la T. Los que pisotearon el cascoteado campo de juego del monumento al fóbal el domingo por la mañana fueron los futbolistas del Tanque virtual local y Cerro. Dos botellas gigantes de refresco, ubicadas en la mitad del campo, recibieron a los protagonistas que saltaron a la pista, los villeros con una camiseta blanca con una banda horizontal celeste en el pecho -buena pilcha- y los de Cordón Norte con su clásica casaca verdinegra.

De arranque nomás, casi incluido en el pitido inicial, llegó la apertura del marcador: jugados apenas 12 segundos el sanducero Gonzalo Pizzichillo -asistido por el lateral Ramírez- sacudió la mañana, como el botija que se levanta primero, con un fuerte disparo dentro del área que terminó al fondo de la red del arco de la Colombes. Arrancó más despierto, con ritmo diferente, el conjunto orientado tácticamente por el veterinario Möller, y los descuidos cerrenses del fondo eran aprovechados por El Tanque que se paraba en cancha con un 5-2-1-2. Minutos más tarde, Pizzichillo se devoraba un gol con el arco libre tras ser habilitado por Murillo. Cerro se mostraba perdido en el campo de juego y no hacía pie, ni en defensa, ni en la creación de mitad de chancha para adelante. A los 9 minutos, El Tanque concretó el segundo tanto: ¡que golón! A unos 40 metros del arco Gastón Machado captó el balón con un zapatillazo fatal, Rolero estaba adelantado y como consecuencia la bocha se coló en el arco. Seguramente este gol rondará por algún que otro ranking a nivel internacional. El Tato Ortiz decidió realizar una variante tempranera para dar vuelta la historia, el experiente Loco Pérez ingresó, suplantando a otro Loco, el juvenil Alonso. Omar le aportó volumen de juego a su equipo, generó alguna que otra infracción en el borde del área. Sobre el final del primer tiempo uno de esos tiros libres terminó con la pelota estrellada en el travesaño por parte de Filgueira; fue la única maniobra de peligro albiceleste. El conjunto de los repuesteros estaba muy solido en el fondo con una linea de tres atrincherada.

En la segunda mitad, Cerro insinuó un poco más, tuvo el balón en su poder y, por momentos, acorraló a los verdinegros. Los pocos hinchas cerrenses que se arrimaron al Centenario -pocos, debido al alto costo de la entrada fijada por El Tanque, de 300 pesos- sufrieron el karma de ver a su equipo, cerca de la punta del torneo, pero lejos del gol que, por lo menos, les permitiera descontar. Cerro perdió otra oportunidad de seguir prendido aunque las chances todavía están latentes. Los segundos pasaron como en un reloj de arena, el Tanque aguantó muy bien y se quedó con tres puntazos, que se acumulan en ese soumier de puntos que tiene en la tabla del descenso.