Danubio llegó a la 12ª fecha con todo el entusiasmo del mundo. Es que el triunfo clásico de la semana anterior 1-0 ante Defensor Sporting, sumado a los tres puntos ganados en los escritorios ante Racing, hicieron el trabajo de diez psicólogos deportivos. De todas formas, esto no se vio reflejado en la cancha en el partido contra River Plate. El equipo del Pecho Sánchez quería confirmar el liderazgo y cosechó un amargo empate sin goles. Y encima te digo que el darsenero mereció ganar.

El partido arrancó sin muchas emociones. Los defensas de ambos equipos estaban bien parados. No hay un solo delantero, de los ocho que jugaron, que merezca 6 puntos en actuación. Incluso Pablo Olivera, que venía mojando más que el temporal de Santa Rosa, erró un penal en el primer tiempo. Mauro Goicochea se tiró a su izquierda y dio rebote hacia el medio, pero no apareció nadie para pelear la extra ball. Era otro envión anímico para que Danubio fuera en busca de los tres puntos. Pero cada vez que intentó acercarse al arco de Laforia, los líneas le cortaron toda la ilusión. Falucho no paró de quedar en posición adelantada. Llegó un momento en que le pasaban la pelota casi en su área y por las dudas miraba al línea.

En la segunda parte River Plate creció aun más y probó con remates desde lejos. Con la pelota en movimiento, lo tuvo Rodrigo Cabrera. Después probó Maureen Franco en dos tiros libres que pasaron cerca. Pero la insólita, la del gran “¡no podés!” fue de Taborda. El ex Defensor quedó mano a mano sobre la hora y por el centro del área. Pateó a un lado de Goicochea y la pelota se fue afuera. A esa altura Danubio ya jugaba con un hombre de menos por la doble amarilla a Bueno.

Y los hinchas pedían desesperados seguir primeros. Dos gritos le comieron la nuca al entrenador local: “¡Sacá al cuadro pa’ delante, Pecho!” y “¡No estamo’ jugando’ a nada!”. Es que los franjeados terminaron metidos en su arco y mandando bochazos en busca de dos delanteros. Siempre fueron mal dirigidos. Excepto uno, que quedó divino para el mano a mano de Perrone, pero no pudo definir: siguiendo el ejemplo de Falucho, picó en offside.

A ninguno le cayó bien el empate. River Plate quería seguir prendido para la recta final del Apertura, pero ya parece difícil que dé pelea por el título. Danubio sigue ahí. Le quedan dos partidos en casa, contra Cerro y Bella Vista, pero deberá viajar unos cuantos kilómetros para visitar al duro Cerro Largo.