Durante décadas, en Piedras y Bartolomé Mitre funcionó, en un predio del Banco de Seguros del Estado (BSE) de más de 2.500 metros cuadros, un galpón donde a diario se depositaban muebles viejos, materiales de construcción, vehículos y chatarra en general. Entre 2007 y 2008 se generó un convenio entre el BSE, la Intendencia de Montevideo (IM) y la Universidad de la República (Udelar), por intermedio de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE), que posibilitó el acondicionamiento del espacio y la revalorización del tramo de muralla que allí permaneció olvidada desde el período colonial.
La inauguración del Complejo Cultural Muralla Abierta se realizó en la tarde de ayer. Las nubes grises y la lluvia dieron una tregua, y ayudaron a generar un clima propicio para celebrar la apertura de un espacio que pretende difundir arte y cultura y ampliar la propuesta turística de la ciudad.
El ingreso al predio se hizo por el Museo de las Migraciones, al cual se accede por Bartolomé Mitre. Una vez dentro, al bajar algunas escaleras intervenidas para la ocasión se accedía al espacio techado pero sin paredes que recubre el mayor tesoro del lugar: los restos de la fortificación. Cuando las personas terminaban de recorrer los distintos espacios y llegaban al espacio Muralla Abierta, la pregunta de rigor era: “¿Cuál es la muralla?”. Ante la ansiedad manifestada, no faltaba quien diera las indicaciones necesarias para encontrar la construcción. Simplemente extendía un poco el brazo y decía: "Ahí”. El agradecimiento se expresaba con una gran sonrisa y caminando pocos pasos pero rápidos hasta llegar a estar frente al tramo histórico. La mayoría de las personas se tomaban unos minutos para mirar con atención las gruesas piedras que hacen los restos de la fortificación, para luego palparla con sus propias manos. Los asistentes más pequeños que llegaban en brazos de sus padres no mostraban interés por las piedras que tenían enfrente pero imitaban a los más grande tocando las piedras con sus manitos.
Reconstrucción
El complejo comprenderá el espacio Muralla Abierta, el Museo de las Migraciones (que antes funcionaba en el antiguo Bazar Mitre, en 18 de Julio entre Andes y Convención) y, a futuro, el Museo de la Ciudad.
La arqueóloga Elizabeth Onega, directora del proyecto Muralla de Montevideo e investigadora de la FHCE, detalló en conversación con la diaria que el estudio histórico del lugar comenzó entre 2007 y 2008 y recién el año pasado se iniciaron las obras que acaban de culminar. El proyecto tenía por cometido "determinar los tramos que existían, los eventos constructivos y hacer una reconstrucción de todos los eventos espaciales que tuvo el predio en sí”. De esta manera, salieron a luz restos arquitectónicos de los siglos XVIII, XIX y XX en una sola obra.
Luego del período colonial se tiró abajo parte de la muralla y en ese predio se construyeron barracas en las que se realizaban construcciones de hierro y se armaban barcos y automotores. Hoy pueden apreciarse vigas de hierro de esa época.
De la antigua fortificación lo que se observa es parte de la muralla externa, el foso, parte de la muralla interna y del baluarte de San Pascual, una defensiva saliente. Éste es el tramo más importante encontrado hasta al momento de la muralla, con una extensión de unos 80 metros de largo.
La escarpa interna fue prácticamente destruida, pero lo que sobrevivió permite apreciar lo ancha que es la fortificación. Onega recordó que el alto de la muralla podía llegar a medir entre ocho y nueve metros como máximo y que el ancho variaba mucho porque hubo distintas etapas constructivas. "El sistema defensivo de Montevideo se fue realizando en 40 años de construcción. Además hubo problemas de construcción, por lo cual cuando se terminó el lado sur el lado norte presentaba problemas y se derrumbó, por eso hay distintas etapas de construcción". En la parte del foso es donde de ahora en más transcurrirán espectáculos y diversas actividades culturales.
Para reciclar el predio se invirtieron 9.000.000 de pesos; 50% del dinero lo puso la IM y la mitad restante se financió a partir de la obtención del primer premio de Cooperación Urbana Santiago de Compostela 2009. El BSE cedió el predio al gobierno departamental por 30 años.
Al momento de reflexionar sobre la recuperación de la muralla y el tiempo que permaneció en el olvido, Onega comentó que en su momento fue destruida porque representaba una forma simbólica de marcar la independencia, pero luego hubo un "descuido". "A lo largo del tiempo se fue perdiendo de la memoria la idea de Montevideo como cuidad militar -ése fue el origen de la ciudad- y se fue perdiendo de la memoria que existió un sistema defensivo amurallado [...] Es como que recién ahora la gente está recordando o volviendo a ese pasado de Montevideo como ciudad colonial. Durante mucho tiempo un montón de cosas de la historia oficial que se fueron dejando de lado y se construyó una historia que no ha tenido en cuenta muchas cosas que realmente sucedieron y que hoy dan explicación a muchas cosas que nos conforman como sociedad, como ciudad", reflexionó.
En construcción
La intendenta de Montevideo, Ana Olivera, que participó en la inauguración y definió el proyecto no sólo como una forma de “recuperar nuestra historia en el Año del Bicentenario” sino también de “recuperar el entorno”, dijo que ésta es la etapa cero porque seguirá habiendo cambios.
Alfredo Ghierra, coordinador interino del Museo de las Migraciones, describió en diálogo con la diaria cómo será la propuesta cultural. Tanto el museo como la plaza techada serán utilizados como espacios para pensar la migración desde un lugar más amplio. “Migración casi como sinónimo de globalización”, afirmó. Y añadió: “Donde todo está moviéndose, corriéndose, en particular los uruguayos que cuentan con una larga historia de migraciones, inmigraciones, emigraciones y exilios”.
Cabe señalar que la apertura del espacio se llevó a cabo el Día Internacional del Migrante, fecha declarada por la Asamblea General de las Naciones Unidas.