Según la Real Academia Española, el contraataque es una “reacción ofensiva contra el avance del enemigo, de un rival o del equipo contrario”. Si a esa reacción la coronás con un golazo -de fútbol de salón- te sale una bonita definición de manual y la maestra te esboza una sonrisa de oreja a oreja, mientras con la birome te hace un gancho en forma de Sote. Si te preguntan qué es un contraataque ponele “play” a esta jugada. La contra surgió furiosa. Todo arrancó con un tiro libre de Rampla que tenía olor a jugada peligrosa. El balón fue despejado y le quedó a Rodrigo Rojo, quien remató y la bocha, caprichosa, como sabiendo el desenlace de la historia, le quedó en los pies a Estoyanoff. El Lolo comandó el ataque con Martinuccio y Pacheco. El Tony fue espectador de lujo, porque el argentino por derecha llegó hasta el área y le dijo “tomá” al ex blondo Estoyanoff, quien acomodó la nueva Penalty, tiró una pisada bochinesca y definió ante un Lucero Álvarez que ya no tenía nada que hacer. Éste fue el cierre perfecto para un partido en el cual Peñarol no jugó bien pero igualmente se llevó un triunfo importante, que lo mantiene a la expectativa en la punta y lo deja tranquilo para afrontar los próximos 15 duros días, en los cuales tendrá que relojear Copa y Clausura.

Picó piedra

La primera etapa se la llevó Rampla por 1-0 y se fue tranquilo al descanso pensando seguramente los dirigidos por el Pecho Sánchez que la mitad de la tarea estaba cumplida. Es que Matías Britos, con un gran gesto técnico en el salto y posterior testazo, batió el arco del Seba Sosa, que a pesar de la gran estirada no pudo contener el lindo gol picapiedra. 1 a 0 y era sorpresa por cómo se estaba dando el match. Era parejo y sin llegadas peligrosas, más allá de alguna corrida por derecha del colombiano Tino Asprilla y de las buenas bochas que intentó meter Richard Núñez mientras estuvo en la cancha, porque cuando promediaban 30 minutos se sintió y quien lo reemplazó fue Rodrigo Rojo, de buen partido, haciéndose cargo de todas las bolas paradas junto con el Pájaro Alonso. Peñarol no encadenaba jugadas y dependía de las corridas por la derecha del Negro Martinuccio. Tuvo una que rebotó en el pecho de J&M Olivera y que Lucero encontró bien. Abusó de los centros en busca de la capocha de Olivera, que igual tanto en la mitad de la cancha como en el área se las arregla para postear y hacer de pivot, bajando muchas pelotas y abriéndolas para los volantes que llegan por los costados. Rampla llegó al vestuario con el resultado a su favor. Y estaba bien. Sin embargo, la segunda etapa, así como careció de jogo bonito, fue favorable a Peñarol, que aprovechó la calidad de sus players y de a poquito metió a Rampla adentro del arco. Primero Olivera y después Pacheco, ambos de cabeza. Y por último el Pequeño Manual del Contraataque Ilustrado: golón de Estoyanoff, con pisadita incluida tras furioso contraataque del aurinegro comandado por la dupla Lolo-Martinuccio. Sobresaliente.

Peñarol con el triunfo mantiene la punta del Clausura y debe aún un partido con River; se le viene una linda seguidilla entre Copa Libertadores y campeonato local. Con clásico a la vista. Rampla, si bien no está tirado para atrás en lo que respecta al descenso, aún tiene un manto de tranquilidad en la tabla de abajo.