Educación despareja
El informe del BM valora que la tasa de alfabetización de la población adulta es elevada: 97,1% entre los hombres y 98,2% entre las mujeres. Se indica que esto tiene relación con la obligatoriedad de la educación primaria, implantada en 1877 con la reforma vareliana, y que el objetivo se amplió en 1973 al extenderla hasta ciclo básico (tercer año de educación media). Sin embargo, pese a haberse elaborado en diciembre de 2010, el informe no actualiza la exigencia dispuesta por la Ley General de Educación (diciembre de 2008) que la llevó hasta sexto grado de educación media. Considerando que para Uruguay el acceso a la enseñanza primaria no es un obstáculo, el trabajo propone contemplar indicadores más exigentes: tasa de asistencia escolar hasta los 16 años, finalización a tiempo de noveno grado y la capacidad de hablar y escribir en más de un idioma. Tal como se ha detectado ya en varias oportunidades, el estudio apunta que los problemas más notorios del sistema educativo son la repetición generalizada y el abandono temprano. Respecto al dominio de otros idiomas, se menciona que en 2008 sólo 33-43% de los niños era capaz de hablar o escribir en inglés, lo que está bastante lejos del 100% recomendado. El informe analiza la variación geográfica a lo largo del territorio nacional y concluye que “no todos los niños del país tienen las mismas oportunidades de finalizar sexto grado a tiempo”. Establece que el IOH más bajo en este sentido se da en San José (con un valor de 62) y el más alto en Tacuarembó (89), departamento que en otras variables se ubica entre los más atrasados. En torno al tema educativo, el BM pone la atención en la disparidad de valores, indicando que Tacuarembó sólo es superado por el promedio nacional del líder regional, Jamaica, mientras que San José y Paysandú (inferior a 70) “operan al mismo nivel que la República Dominicana -un país cuyo PIB [Producto Interno Bruto] per cápita es bastante menor al de Uruguay”. Consultada por la diaria sobre este diagnóstico, la inspectora departamental de Primaria en Tacuarembó opinó que la situación seguramente se relacione con el logro que ha obtenido su departamento al abatir los índices de repetición, pero dijo desconocer el informe, al igual que su colega de San José, quien pidió más tiempo para obtenerlo y poder analizarlo. ■ AM
Nadie elige dónde nacer, pero este acontecimiento sobre el que no tenemos ninguna incidencia puede condicionar nuestra suerte a futuro. A modo de ejemplo, si por un lado vemos a un niño rubio, de clase media, con padres que culminaron el ciclo educativo formal y que vive en Punta Gorda, y por otro a un niño de la misma edad pero que es negro, pobre, con padres que no terminaron la escuela y que vive en Casavalle, y se pregunta cuál tiene más posibilidades de culminar una carrera profesional, las respuestas en el supermatch de la vida claramente dan como favorito al primero.
Qué diferencias de oportunidades existen según el hogar que nos toca en suerte, es justamente lo que busca medir el Índice de Oportunidades Humanas (IOH) elaborado por el BM. Para ello analiza la tasa de cobertura de diversos bienes y servicios (acceso al agua potable, saneamiento, electricidad, educación, salud) ajustándola por la equidad de su distribución.
Cada dos años se dan a conocer los principales resultados para América Latina en general, desglosándolos por país. El último análisis fue divulgado el año pasado y muestra a Uruguay bien posicionado en la región, ocupando el segundo lugar detrás de Chile.
Ayer se ampliaron los datos correspondientes a ese informe, y se analizó cada variable por departamento, quedando en evidencia algunos retos importantes que tiene el país y que en el análisis global no se percibían.
Los nuevos datos se difundieron ayer en un encuentro con periodistas locales, que contó con la presencia de la gerente del sector Pobreza y Género de la Dirección Reducción de la Pobreza y Gestión Económica para América Latina y el Caribe del BM, Louise Cord, y la participación desde Washington de la autora del informe, María Beatriz Orlando.
Cord destacó que el IOH se concentra en las posibilidades de desarrollo de los niños a futuro, y no tanto en la desigualdad que se mide con el índice Gini, que lo hace en tiempo presente. “Las condiciones de nacimiento no deberían influenciar en las oportunidades”, se expresó en la oportunidad.
Cord sostuvo que el análisis de Uruguay incluye variables más sofisticadas porque tiene un nivel de cobertura de servicios básicos bastante amplio. Graficó que el agua potable y la electricidad alcanzan prácticamente a 100% de los hogares, aunque el saneamiento a 80% y el acceso a saneamiento con red de alcantarilla a sólo 45,8% y con grandes inequidades en su distribución.
En el análisis departamental se observan diversos inconvenientes. Por ejemplo, mientras que Tacuarembó tiene problemas de saneamiento, en San José los inconvenientes aparecen en el cumplimiento en tiempo del sexto grado de educación. El informe establece que el nivel educativo de los padres es el principal elemento de incidencia en el comportamiento del niño, seguido por el ingreso per cápita del hogar y la cantidad de hermanos.
Orlando indicó que el ingreso per cápita o el lugar donde se vive en Uruguay son condicionantes más relevantes en las oportunidades del niño que si se es afrodescendiente, situación que calificó como “algo positivo” porque “son elementos que se pueden atender más fácilmente con políticas públicas, mientras que el origen étnico no”.
Qué oportuno
Para el BM el país alcanzó “un alto nivel de igualdad de oportunidades en términos de acceso a servicios básicos tales como matriculación escolar, agua potable, electricidad y saneamiento”, pero en rubros como finalización a tiempo de sexto y noveno grado existe una brecha significativa respecto al acceso universal. En ese sentido, se entiende que en caso de no haber un progreso sustantivo en estos ámbitos, “Uruguay podría quedarse atrás de otros países de la región, y aumentar la distancia que lo separa de los países desarrollados”.
Al mismo tiempo llama a “prestar mayor atención a algunos departamentos como Tacuarembó, que evidencian una brecha preocupante respecto a la universalización del acceso al saneamiento”, y aconseja “acelerar el nivel de progreso respecto a dimensiones más exigentes de oportunidades de acceso a bienes y servicios, especialmente en el contexto del siglo XXI”. Ello incluye “acceso universal a la finalización de noveno grado [tercero de liceo] a tiempo, acceso universal a saneamiento definido como acceso a la red de alcantarillas públicas [...], y acceso universal a las computadoras e internet en el hogar para niños de hasta 16 años”, metas que Uruguay está “muy lejos” de cumplir.
Por el buen camino
El BM menciona que la política social actual “guiada por el Plan Nacional de Equidad, está en sintonía con estos desafíos”, que “es progresiva desde la perspectiva del ingreso per cápita familiar, y es consistente con el objetivo de ampliar el acceso a las oportunidades básicas a toda la niñez”. Y valora positivamente que las asignaciones familiares, junto con el programa de desarrollo de los niños en la primera infancia y el Plan Ceibal, se enfocan principalmente en las oportunidades para la infancia. Sin embargo, aclara que “aún hay espacio para mejoras que aceleren oportunidades para el acceso a bienes y servicios básicos”.
El BM ubica al IOH entre las herramientas que pueden servir para fijar “metas nacionales” y para “monitorear el nivel de progreso hacia la universalización de las oportunidades”, como así también para desarrollar programas y priorizar el gasto: “El IOH aumentará más rápido cuando los programas centren su atención en grupos excluidos o marginalizados”, dice el informe.
Entre las prioridades, el BM aconseja incrementar el gasto público social en departamentos como Tacuarembó, o en indicadores rezagados como la finalización a tiempo de sexto grado; mantener los esfuerzos por expandir el acceso a programas de desarrollo infantil temprano; y revitalizar los esfuerzos por mejorar la finalización a tiempo de noveno grado, a través de mejoras en la calidad de la educación que disminuyan las tasas de repetición y abandono escolar luego de sexto y séptimo grado, en particular de los niños del quintil más bajo de ingreso”.
Por último, llama a “reajustar y reforzar los incentivos que respaldan y aceleran la expansión del propio IOH”, considerando “la posibilidad de ampliar las transferencias de lucha contra la pobreza [asignaciones familiares] y también considerar la posibilidad de alinear los incentivos en torno a metas explícitas para la educación y la salud pública a nivel nacional”. Además, se debe “considerar la posibilidad de inversiones públicas para expandir el acceso a tecnologías de la información y comunicación en todos los departamentos del Uruguay”