El público se fue del Centenario con una sonrisa, ya que le habían ofrecido lo que fue a buscar, un buen espectáculo y un resultado que se pareció mucho al mejor. Fue un amistoso con penales de definición, había un trofeo y debía que desempatar: toda una innovación. En esa instancia Cavani, Abel Joya Hernández, Victorino y Palito Pereira no fallaron y la semivictoria fue celeste.

Los entrenadores deben de haber salido conformes por otras razones agregadas: ambas formaciones cumplieron un buen papel, aportaron a una fiesta con fútbol de calidad, comprobando que sus equipos siguen en el buen camino que ya tuvieron, en el corto plazo, en la última Copa del Mundo, en la que ganaron el segundo y cuarto puesto. Los equipos de Óscar Tabárez y Bert van Marwijk tienen muchos puntos de contacto en la solidez de su juego, en lo compacto que se muestran, en el adecuado balance defensivo-atacante y en la capacidad innegable de la mayoría de sus integrantes.

Como lo hizo en 1980, en el Mundialito, Holanda llegó al Centenario como vicecampeón del mundo. También exhibe un récord llamativo, ya que no pierde desde hace casi tres años, desde setiembre de 2008, cuando le ganó Australia, con una excepción no invalidante de los méritos obtenidos: en ese período sólo perdió la final del Mundial de Sudáfrica ante España. Son datos que hacen prescindibles argumentaciones tendientes a resaltar los méritos del rival.

Para Uruguay, en los comienzos de la preparación para la Copa América, el partido marcaba el reencuentro en vivo y en directo con su gente y todos salieron conformes con ese contacto.

Mano a mano y por la ficha

Los primeros minutos fueron parejos, con Uruguay presionando bien y apurando a los holandeses, Sin embargo, casi de inmediato la naranja apretó a Uruguay en su área. A los nueve minutos, el delantero de punta Huntelaar resbaló cuando podía conectar sólo un cabezazo por centro de Kuyt, que se movía por la derecha. Un minuto después, el barcelonista Afellay tiró afuera y Kuyt probó suerte nuevamente a los 15.

Poco a poco, el equipo uruguayo se fue posicionando mejor: un tiro suave de Cavani fue atajado pero marcó el fin del asedio holandés. A los 24 minutos tuvo lugar una de las varias jugadas del ataque celeste que deben contarse como goles potenciales. En este caso fue una habilitación de cabeza de Forlán a Suárez encaminándolo hacia el área. El salteño dribleó, amagó ante dos e hizo un pase por alto hacia la derecha, donde entraba solo Cavani con el arco libre: el cabezazo fue interceptado por un defensa.

De ahí en más el partido fue muy abierto en la última parte del primer tiempo. Hubo ataques para ambos lados aunque Uruguay tuvo mejores posibilidades. También hubo raspadas severas: el capitán Heitinga se la dio a Cavani y, a la vuelta, Lugano casi troza un holandés tirándose con las dos piernas haciendo mérito para amarilla o roja.

Una peligrosa combinación de Holanda la culminó Afellay con un tiro alto. Y sobre los 43 minutos hubo otra jugada clara, clarísima, de gol: Cavani entró por derecha y habilitó a Suárez quien, de frente al arco, tocó al gol. El asistente de la Olímpica anuló por una posición adelantada mínima, castigando un error de Suárez, que no tomó una posición más preventiva del off side.

Segunda parte y conclusiones

El segundo tiempo empezó con cierta pobreza, con mucho estudio y comenzaron a realizarse los diez cambios que hubo. Poco a poco fue virando hacia un ritmo parecido al del primer tiempo. La entrada de la Joya le dio más vivacidad al ataque. Al final la explosión mayor de la tarde llegó a los 36 minutos con el buen gol uruguayo. Suárez, futbolísticamente medio holandés, encontró el hueco.

Desde entonces la victoria parecía asegurada; así, el Bastón de Nasazzi (ver la diaria del 08/06/11) pasaba a manos uruguayas, la celeste se quedaba con una buena marca de partidos invictos consecutivos de los holandeses y la hinchada local disfrutaba. Pero los partidos tienen 90 minutos y algo más: cuando vino el córner que cabeceó Dirk Kuyt, el compañero de Suárez en el Liverpool inglés, el minutero ya había dado su vuelta número 90. El primer palo no se custodió bien, alguien no marcó, el golero quiso cubrir y no pudo: 1-1 y a los penales.

Y en esa instancia ganó Uruguay: Van Persie marcó el rumbo haciendo dar el primer disparo contra el alambrado del talud Amsterdam (fíjese usted qué nombre le hemos puesto a esa tribuna, señor holandés). Dos centros de trabajo se planteó Tabárez en la preparación para la Copa del Mundo: limitar a los rivales y mejorar la posesión de pelota. En lo primero seguimos muy bien, en lo segundo hay lecciones por aprender. Eso Holanda lo hizo mejor que nosotros y nadie se asombra. Pero será bueno tomarlos como guía sobre cómo hacerlo, con más agilidad de juego, con mejores recepciones, con más precisión de toque, trabajando la técnica con más velocidad.

Lo principal que quedó del partido de ayer: la imagen ganada en Sudáfrica fue bien defendida. Seguimos muy conformes con el camino que recorre nuestra selección y miramos la Copa América, sabiendo que no será nada fácil, con confianza y expectativa.