La celeste volvió a ser campeona de América después de 16 años. De la mano del maestro Óscar Washington Tabárez, la selección se consagró como la mejor de la Copa América 2011 en un Monumental que contó con unos 30.000 hinchas uruguayos.

La victoria comenzó a materializarse a los 11 minutos de partido, con un gol de Suárez. Después de ese primer gol, Paraguay se desordenó y comenzó a foulear a los jugadores uruguayos, especialmente a Cáceres, para frenar sus subidas por izquierda, y a Suárez, trancando también sus subidas y repitiendo una escena que se vio en los últimos partidos de Uruguay.

La celeste entró en ese juego sucio, acumulando tres amarillas en la mitad de la cancha: el Ruso Diego Pérez, el Pelado Martín Cáceres y el Mono Maximiliano Pereira, que amenazaron con complicar el resto del partido.

Pero no fue así, Uruguay fue claramente superior a Paraguay durante lo que quedaba del primer tiempo, y esa superioridad se reflejó poco después en el primer gol de Forlán en la Copa América, cerrando el primer tiempo con un dos a cero.

Paraguay volvió renovado del entretiempo y durante algunos minutos pareció que lograría disminuir la diferencia, pero con el avance del segundero Uruguay recuperó el dominio del partido, su papel de favorito.

Recién faltando cinco minutos los uruguayos en el Monumental se atrevieron a ponerse de pie y revolear los pañuelos. Después vino el otro gol de Forlán, el último del paritdo, el que permitió que los suplentes comenzaran a festejar en el banco y que en el estadio se escuchara a pleno el clásico “Soy celeste”.