Muy buena actuación de Uruguay. Tranquilos, seguros, sin pasar sobresaltos, los purretes. El partido se jugó en la calurosa ciudad de Monterrey, en el estadio Universitario, y como en el partido anterior contra Congo, fueron los uruguayos quienes controlaron el balón y mantuvieron la posesión en gran parte del transcurso del partido. Así fue que la celeste consiguió el triunfo y el pasaje a las semifinales del Mundial por primera vez en la historia en esta categoría. Sin dudas, es tremendo el mérito de los chiquilines. ¿Y ahora quién les dice que no sueñen con llegar a más?

Ojo, Uzbekistán venía de clasificar goleando y demostró tener unos pibes con buen pie. Juegan lindo, pero la diferencia radicó en la potencia física de los uruguayos, que sin ser enormes les sacaron ventaja a los uzbecos, que eran flaquitos. Emiliano Velásquez sufrió nuevamente una lesión y tuvo que ser reemplazado por Sebastián Canobra, quien pasó a jugar en la zona de volantes, y Coito retrasó a Jim Morrison Varela a jugar de back, algo que hace comúnmente cuando el DT se lo pide.

Y arrancó con todo nomás el match. La primera media hora se enmarcó en un ida y vuelta frenético entre ambos equipos. La primera peligrosa la tuvo Abbosbek Makhstaliev, quien tiró el balón por encima del travesaño del cerrense Cubero. En la réplica atacó Uruguay y fue Elbio Álvarez el que desaprovechó una clarita, de cara al golero, entregando una masita a las manos de Ganisher Kholmurodov. Fue el mismo Álvarez quien insistió por la derecha y metiendo combinetas con la dupla Aguirre-Charamoni. Cero a cero se fueron al descanso con la esperanza de meterse entre los cuatro mejores del mundo.

Adentro

La segunda etapa fue parecida a la primera. Los asiáticos con buen manejo de pelota y Uruguay un poco más vertical y punzante a la hora de atacar. La apertura del score llegó a partir de un pelotazo largo que mandó Gianni Rodríguez, un uzbeco hizo un mal cálculo y le quedó servidita a Santiago Charamoni -uno de los que se sumaron sin haber participado en el Sudamericano-, que la paró de pecho y definió bien al palo izquierdo del golero. Listo, 1-0 y más tranquilos para afrontar los últimos 15 minutos.

Fue como un bálsamo, un alivio, porque no faltaba tanto para el final y no se conseguía la ventaja. Ahí se notó claramente el orden táctico que plantea Uruguay a la hora de marcar y salir jugando rápido: bien ordenaditos en el fondo, si hay que pegarle de punta se le pega. De a poquito se acercó al segundo tanto la selección, y llegó de una combinación entre Alejandro Furia y Maxi Moreira que terminó en un pase a Rodrigo Aguirre, quien definió notable al primer palo e hizo estéril la volada del golero asiático. Golazo, 2-0 y en semifinales. Incluso Uruguay pudo ampliar la diferencia porque Guille Méndez tiró un penal para poner el tercero pero se lo atajó el goalkeeper. No importó demasiado, los pibes siguieron atacando y llegó el pitazo final que desató la alegría de todos. Y sí, una sana costumbre. Tremendo torneo. ¡Uruguay pa' todo el mundo!