Bien de final, bien basquetbolero y bien de segunda, aunque ahora lleve el elegante nombre de Metropolitano y sea producto televisivo. El primer tiempo fue pleno de emociones, más fallas que aciertos, más corazón que tecnicismo y mucha vibra de la buena. Con esa maravillosa expectativa de estadio lleno, de gente que soñaba y hacía la fiesta mucho antes de que se supiera el resultado, y la tensión propia de una final, el partido arrancó con enorme tensión, tanto a tanto, hasta que Nacional se soltó y empezó a hacer lo mejor que puede, correr la cancha. Y con el cubano Amaro, resplandeciente en defensa y en ataque, sacó la máxima de nueve ya en el primer cuarto (15- 6), obligando al minuto de tiempo de Da Prá, que achicó cuatro puntos poniéndosela abajo a los internos Boston y Mackiewicz.

Apareció en los tricolores el actualmente controvertido Terry Shelman, desequilibrante en la segunda parte de la temporada, cuando sustituyó como extranjero a su connacional Ryan Blankson, y el primer cuarto terminó 17-10 para los bolsos. La diferencia a favor de los dirigidos por Horacio Perdomo parecía estar en la concentración con la que sus jugadores pudieron encarar esos primeros diez minutos.

Los hijos de Springfield

¿Cuánto tiempo haría que Nacional soñaba con el retorno a primera? Para los bolsos este momento de gloria se cruza con lo inédito, lo inalcanzable, con lo muchas veces buscado. Es que el club que comienza a dedicarse al básquetbol el mismo año en el que se instaura el profesionalismo uruguayo, 1932, nunca había podido participar en la Liga Uruguaya de Básquetbol, para la que ahora, tras su triunfo de anoche, está habilitado para jugar en la edición 2012-2013. Está buena la historia del básquetbol tricolor dado que en 1933 absorbió el plantel y la dirigencia de otro equipo basquetbolero de la época: el Springfield. La comisión directiva del que hoy sería el equipo de los Simpsons pasó a ser la subcomisión de básquetbol de Nacional, y un par de años después, en 1935, alcanzaron el primer Federal, título que repetirían en 1937.

Los tricolores tuvieron años después varias subidas y bajadas y muchas bajadas, hasta que en los 80, con muchísimas estrellas y muchísima gente siguiéndolo, arañó varias veces la consagración y por lo menos se pudo hacer de la Liguilla, torneo que por esa época, como en el fútbol, atraía a muchísima gente. Esos equipos tenían jugadores de categoría y de selección nacional, como Luis Eduardo Peje Larrosa, y extranjeros maravillosos, como el panameño Malcom. Por esa época fue que se reeditaron los clásicos basquetbolísticos con Peñarol en partidos inolvidables.

En 1985 se terminaron los años de oro del tricolor; bajó a segunda y se convirtió en equipo ascensor, subibaja, hasta su última participación en el Federal de 2003. De ahí para adelante todas las temporadas fueron en el Metro, donde en 2008 perdió la final por el ascenso ante Aguada.

Fue en el segundo cuarto cuando Leo Vacca, que había venido desde el banco, estrenó la columna de los triples convertidos y de inmediato Santigo Moglia estrenó el casillero de los tiros de 6,75 metros para Larrañaga. En ese período Nacional empezó a fracasar en la construcción de las jugadas y eso lo llevó a perder muchas pelotas, lo cual, gracias a la gran gestión de Sebastián Martínez convirtiendo y asistiendo, hizo que el milrayitas se pusiera sólo a un punto (22-21). Nacional había perdido concentración e intensidad defensiva y encima tenía a Roberto Amaro descansando en el banco.

Otro triple de Leo Vacca hizo que Nacional volviera a tomar cuatro de ventaja, pero Seba Martínez con un triple y un doble dejó todo como estaba, empatado. Once puntos en menos de diez minutos del esforzado base, que trabaja arriba de los camiones como repartidor de bebidas, hacían de Sebastián Martínez el goleador de la noche. Sin embargo, no fue Martínez sino Diego Olivera quien por primera vez hizo pasar al Larra 30-29. Conversiones de Fede Martínez y Pepe Mackiewicz hicieron que los albirrojos alcanzaran su mayor ventaja, 34-29.

Dos puntos peleados por Acosta y un increíble triple de Damián Mugica sobre la hora hicieron que la primera mitad terminara como había empezado, empatado y absolutamente pleno de emoción.

Sin tregua

El segundo tiempo empezó con el profesor de historia y librero Pepe Mackiewicz desequilibrando para el milrayitas colocando cuatro puntos seguidos, pero Nacional respondió empatando en 38. También empataron en 40, 42, pero no en 44 porque Emiliano Giano anotó el cuarto triple de Nacional e hizo que los bolsos pasaran 45-44. Ahí siguieron doble a doble hasta que Boston, con dos libres, puso las cosas 50-47, pero con doble y foul de Roberto Amaro empataron en 50. Después, ¿podés creer?, empezaron a cambiar triples hasta que en la última jugada del cuarto Federico Martínez llegó con esfuerzo y carpeta para hacer la máxima diferencia de esta etapa (57-53) a favor de Larrañaga, que consiguió ser mejor por la capacidad debajo de las tablas de Boston.

Federico Martínez, uno de los pivotes más efectivos y menos reconocidos, consiguió al inicio del último cuarto la mayor ventaja de los milrayitas en el partido: 61-53.

Nacional respondió pero los internos Boston y Federico Martínez replicaban por el Larra. Un triple de Vacca achicó la ventaja a cuatro (66-62), y un par de libres los dejó a un doble e hizo explotar a la tribuna tricolor, que empujaba con sus voces. A falta de 3 minutos 35 segundos Shelman igualó en 66 y explotó el estadio. Pero no te digo nada lo que fue cuando Leo Vacca colocó un triple que llevó el tablero a 69- 66. Le chiflaron a Boston pero con doble y foul empató. Así entraron al último minuto. Boston tuvo libres y dejó las cosas 70-69. A falta de 29 segundos Nacional pasó 71-70 con valiosa internación de Rosselli. En la presumible penúltima ofensiva de Larrañaga toda la jugada salió bien a excepción de la recepción de Boston, que la perdió y dejó con la pelota a Nacional a falta de 13 segundos. Dos libres de Giano colocaron al tricolor al borde de la victoria, y dos más de Acosta le dieron el marcador del ascenso: 65-60.