Nos recibieron en la casa de una de ellas. Estaban con ganas de contarnos sobre lo que hacen. Hablaban casi al mismo tiempo. La mayoría se inició porque en el colegio tenía la posibilidad de practicarlo. Además, la Asociación Deportiva de Integración Colegial (ADIC) les permite tener una buena competencia. Alejandra dijo sobre su inicio en el balonmano: “Probé el vóleibol, pero es un deporte con menos movimiento, no te tocás con el rival. El handball me encantaba; cuando sos chico se presta para pegar, tenés más posibilidades de hacer goles y eso lo hace más divertido”. Paula F, que de chica se escapaba de las clases de ballet para jugar, comentó: “El handball en los colegios se practica mucho porque es un deporte fácil de enseñar”. Sobre esta facilidad Paula B explicó: “Al ser un deporte que se practica con la mano y al tener el arco, elemento al que los gurises están acostumbrados por el fútbol, es sencillo entender el objetivo: que no te hagan el gol y hacerlo del otro lado. Al ser con la mano es de manejo fácil tanto para hombres como para mujeres”. Además, “se puede jugar en cualquier lado: con dos conos o con lo que tengas hacés los arcos y con una pelota jugás”, agregó Eliana. Sobre las habilidades que este deporte desarrolla, Alejandra dijo: “Destrezas físicas todas: fuerza, resistencia, velocidad, saltar, correr. El handball tiene todo. El mejor jugado es aquel que combina la destreza física con la perfecta conexión entre los jugadores”.

Parecido no es lo mismo

Las gurisas que ahora juegan para Layva antes lo hacían para Regatas. A este cambio se refirió Paula B: “Regatas tenía una cancha por un convenio con un colegio y luego de un inconveniente decidimos mudarnos de club. El hermano de la Flaca [Alejandra] jugaba en Layva, que está en una zona bastante accesible para la mayoría, y decidimos probar ahí ya que era un club que tenía sólo básquetbol. A esa altura Regatas éramos sólo nosotras, no una institución”. Paula F agregó: “En un principio estábamos en el Club Nacional de Regatas, pero después el balonmano se separó. A partir de entonces empezamos a no tener cancha, había poca gente porque no tenía formativas. Entonces se encontró esta opción en Layva, que atraía gente joven, que es necesario para mantener el club”. Paula B remató: “Era todo nuevo para ellos. Al ser un equipo de básquetbol en el club había tres mujeres. Ahora se llenó de mujeres y eso ya fue un cambio. Además, el primer año que estuvimos [2008] salimos campeonas y se televisaron las finales del campeonato por primera vez”.

Así se juega

La actividad de este deporte en nuestro país está dividida. Paula F explicó: “Somos alrededor de diez equipos. Hay dos campeonatos: el Apertura se juega todos contra todos y después definen los cuatro mejores, y el Federal, que es el más importante. Se juega todos los domingos. El Apertura es de abril a junio y después se juega el Federal, que va variando su forma de disputa. El año pasado, por ejemplo, que hubo actividad de la selección, se hicieron dos series y los tres primeros de cada grupo pasaban a la siguiente fase”. Los equipos que más pelean los campeonatos junto con Layva son Scuola Italiana, Goes, Malvín, y Hebraica y Macabi.

Varios factores hacen que no se arrime mucho público a los partidos. Alejandra comentó al respecto: “Cuando hay un partido bueno va gente, pero no más de 50 personas”. Paula B agregó: “Hay otros en los que no hay nadie. El horario no ayuda, a veces jugamos los domingos a las 13.30. A eso se suma que las canchas son lejos, no queda muy práctico”. “Una de las contras es que no hay muchas canchas para jugar. El handball se juega en una cancha que es un poco más grande que la de básquetbol. Sin ir más lejos, nosotras no entrenamos en una cancha reglamentaria. En Uruguay hay tres que se usan: la de la Scoula Italiana, la del Liceo Francés y la del Saint Brendan. Antes estaba el Cilindro”, dijo Alejandra. No obstante, hay esperanza en que el club en el que juegan mejore: “Ahora Layva va a tener una cancha más grande porque ganó el Presupuesto Participativo de la Intendencia de Montevideo. La idea es que pongan piso de madera”, comentó Soledad.

Layva tiene categorías sub 12, 14, 16, 18, 21 y mayores. “Otra de las cosas que no están buenas es que hay clubes de mayores que no tienen formativas. Vos presentás un equipo en mayores, pagás y jugás”, criticó Alejandra.

Como el Caribeño de cinco litros

“El handball está muy concentrado en Montevideo”, abrió fuego Paula F y añadió: “Lo máximo son equipos del interior que participan en formativas, pero son dos. No hay equipos que vengan del interior ni que a nosotras nos obliguen a ir. En el interior hay canchas que se pueden usar y también sería una forma de que se vea el movimiento del deporte”. Alejandra se sumó: “En otros lados hay gente jugando al handball, lo que pasa es que la federación no implementa un proyecto de desarrollo para captar a esa gente. Las gurisas de Florida juegan espectacular y las ves y decís: 'esta chiquilina se va a estancar porque no puede jugar en federación, que es el mejor nivel que hay acá'. Ellas te dicen que se vienen, pero no les dan ninguna facilidad”.

¿Y la federación?

Sobre el papel de la Federación Uruguaya de Handball también se habló. “El torneo ha mejorado mucho. Se les da bolilla a los entrenadores, se votan las formas de disputa. Creo que no hay un interés por fomentar que se juegue más al handball. En Montevideo hay cinco ligas perdidas que uno organiza y junta cinco equipos. Si vos sumás esos equipos, aunque sean básicos, podés hacer una categoría B y ahí sumás más gente”, dijo Alejandra. Paula F agregó: “Más allá de que están abiertos a recibir ideas, ellos no están pensando en cómo reclutar más gente o cómo mejorar. Si bien está mejor, por la televisación, también por la participación de la selección en los torneos, no hay iniciativa". Soledad remató: “La federación son padres que se aburrieron de pagar y se juntaron para ver si podían colaborar. En realidad es gente que trabaja ocho horas en otro lado que va a las diez de la noche para ver qué puede hacer. Si bien hay cosas para cambiar, necesitás personas que estén 100% con eso. No es fácil”.

Bien celestes

Todas las que nos recibieron en la entrevista forman parte de la selección mayor. Algunas entraron en 2005 y otras en 2007. En formativas, como cadetas, arrancaron en 2002. En 2005 se fueron al Mundial de Rusia. Luego de ese torneo no volvieron a clasificar hasta el año pasado, cuando fueron a Brasil. Para ganarse el boleto al máximo certamen tuvieron que disputar un torneo clasificatorio en San Pablo, pero se dieron el lujo de entrar en la historia al ganar el primer partido en un certamen de esta magnitud. Para viajar a Brasil tuvieron que golpear puertas, hasta que "apareció el tío rico", como le dicen ellas. "Es un familiar y le pedí que nos apoyara para los viajes. Cada vez que vamos a viajar es un tema", contó Eliana. Además, “nos avisan una semana antes que hay que poner plata. Nos cansamos un poco porque siempre terminamos pagando todo. A veces decís: 'hasta acá llegué'. Está bueno que si tuvimos logros nos reconozcan y nos den un poco de apoyo”, comentó Paula F. “Cuando el Ministerio de Turismo y Deporte apoya, muchas veces nos dice que paguemos y que después, a los meses, que nunca se sabe cuántos son, nos devuelven el dinero. Nos dijeron que pusiéramos el dinero pero nosotras les respondimos que la plata la ponga otro y se le devuelva a otro. A mí me deben partidas y a Eliana también”, apuntó Soledad. En 2011 tuvieron que afrontar los Juegos Odesur, las Clasificatorias y el Mundial.

Cerquita y no tanto

Sobre el Mundial de Rusia, Alejandra recordó: “Éramos muy chicas. A veces cuando somos de distintas generaciones eso provoca que cada una tome distintas responsabilidades. Nosotras debutábamos y estábamos en el banco. Todo era nuevas experiencias”. Pero al hablar sobre el último Mundial dijo: “Ahora nos pasó que por un tema generacional nos sentíamos con otra responsabilidad, porque hay gente que juega todo el partido. Eso está buenísimo porque te cargás de responsabilidad y aquel puesto que ocupabas en Rusia ahora lo ocupan otras que son más chicas que vos. El hecho de ganar un partido contra Argentina fue increíble. Porque ellas nos dicen 'uruguayitas' y nos ganan siempre.” “Hicimos historia”, agregó Paula F. “Ese partido fue increíble. En el segundo tiempo nos hicieron cinco goles que en el handball por lo general se superan los 20”, recordó con orgullo Alejandra.

Sobre el juego que desarrolla la selección, Paula F detalló: “Nosotras no tenemos mucho goleo. Nuestro juego se basa en lo defensivo y en contraataques. A nivel internacional somos bajas y no tenemos mucha fuerza. En realidad lo que sentís afuera es el físico y no la técnica. Si hay una que mide 1,90 y pesa 80 kilos, puede ser horrible pero te va a pasar por arriba y no la vas a poder parar”. Alejandra agregó: “Para hacer goles tenés que meter misiles al arco. Hay muchos deportes que tienen otras condiciones. El básquetbol es precisión pero esto es tener fuerza y para defender tenés que pegar. Sin fuerza no sirve. A veces no sé cómo hacemos para pararlas; somos fuertes, tenemos mucha garra”. Ellas mismas a veces se extrañan: “A pesar de todo, nos quedamos sorprendidas de nuestro rendimiento. Hace tres años que venimos empatando con República Dominicana, un partido que estamos convencidas de que podemos ganar. Después salimos de la cancha y las miramos jugar a ellas y nos decimos: '¿cómo hacemos para parar a estas minas?'. Definitivamente, eso es la garra charrúa, es esa fuerza que no tenés más que ellas, pero es un adicional que le ponés”.

Por seguir mejorando

De los países que estuvieron en el Mundial, sólo las celestes no eran profesionales. La excepción fue Sofía Cherone, que juega en Italia. A eso hay que sumarle que muchas hacen otras tareas, incluso algunas tienen hijos, como Jussara Castro, que dejó la selección. Como ellas mismas dicen, llega un momento en que el handball pasa a un segundo plano.

Este año, Paula B y Alejandra se van a jugar a Brasil a una universidad de Santa María, cerca de Porto Alegre. El próximo Mundial es en Serbia, en 2013. No sabemos si Uruguay estará, pero lo que sí parece es que lo intentarán.