Mi ejercicio es en vano. Este hombre de pantalón de gabardina con la raya vigente, y que se arremanga un poquito los lienzos antes de cada sentada para que su casimir no pierda caída, ya se lo está diciendo a la jovencita pelirroja teñida, de cara pintada, mirada angelical y puteada fácil: “Mañana no te gastes en contar esto, porque esto no se puede contar, hay que vivirlo, hay que sentirlo, hay que gozarlo, hay que sufrirlo”.

Y aquí estoy yo haciendo equilibrio con mi netbook chanfleada y casi en el aire, tratando de meter unos teclazos para que el esfuerzo sea en vano, pero sea esfuerzo. Para que vos, hoy, cuando estés leyendo, creas que realmente se movió, rugió, tembló el Palacio cuando en el primer enceste aguatero Diego González clavó un triple y puso el partido 3-2, porque el primer doble había sido de Hebraica y Macabi. Hasta 6-2 con escalera de González estuvo Aguadita al arranque pero un triplete de Panchi hizo pasar a Hebraica 7-6.

Se fueron alternando, subiendo la temperatura del Palacio con sus 5.000 corazones latiendo aceleradamente. 11-9 volvió a estar arriba el elenco hebreo, pero de a triples quedaron emparejados en 14. Con encestes de Pettigrew y Muro se logró la máxima diferencia cuando soplaba el “¡vamo’, vamo’, vamo’ el aguaté!”. Y el marcador, a falta de tres minutos para el final del primer cuarto, decía 1-14. Los problemas defensivos de los amarillos parecieron acrecentarse cuando quedaron 8 puntos abajo (22-14), pero finalmente el goleadísimo primer cuarto terminó 25-21, mientras el veterano limpiaba los lentes, mientras la pelirroja teñida estimaba los daños colaterales en sus uñas esmaltadas de rojo y verde alternativamente, ya con muchos agujeros color carne.

Un par de pelotas perdidas en ataque de los de Capalbo permitieron que en el comienzo del segundo cuarto Hebraica se pusiera sólo a 1 (25-24). Bajó muchísimo la productividad aguatera en ataque y ello hizo que Hebraica estuviera mucho más cerca en el resultado, y sin que su largo y enriquecido plantel empezara a desenvolverse de acuerdo a lo que se puede esperar. Así fue como a los 5 minutos del segundo cuarto estaban empatados en 28.

Pablo Morales recuperó una pelota y después clavó un triple y puso a Aguada 33-28, pero los de Signorelli volvieron a arrimar, y qué te digo y qué te cuento que con 6 puntos que trajo del banco Miguel Barriola, Hebraica y Macabi pasó 36-35. Al final se fueron al descanso largo con victoria macabea 37-35.

Lo más Panchi

De nada te sirven las charlas, los chistes, las vichadas, los panchos o lo que sea si de entrada en el segundo tiempo te encajan un 5-0 y Hebraica saca su máxima de 7 (42-35). Del otro lado, esa otra gente ilusionada que tiene menos espacio en la tribuna porque los de Aguada son más, pasa lo mismo, las charlas, las cocas, las hamburguesas se te quedan en nada cuando la ventaja se esfuma y con doble de Craig te empatan en 42. Volvieron a igualar en 44 pero ya no en 46 porque Pablito Morales y Diego González hicieron explotar el Palacio como si se tratara de una prueba de Carrara Demoliciones. El tablero quedó 50-48 para los de Aguada y otros tantos barrios de Montevideo, de Montes, de Ecilda y de Paso de los Toros. Cuando Hatilla Passos -el desnivelante pivot brasileño criado basquetbolísticamente en los colleges de Estados Unidos- pateó esas enormes garrafas de repostador isotónico y llenó de líquido naranja la zona del banco macabeo estaba claro que había alerta naranja.

Estaba 3 arriba Aguada cuando el Brian -¡tate quieto, Brian!- Craig, el estadounidense nacionalizado uruguayo, que juega como si se hubiese criado en Marmarajá, y Martín García hizo la cuarta falta y se debió recluir en el banco. Pero la dupla Diego González -habilitando- y Stephon Pettigrew, cortando al aro, mantuvieron a la nación aguatera en estado de felicidad y tensión llevando el marcador final del tercer cuarto a 58-55.

¡Ay, mamita! Imaginate lo que fueron esos 10 minutos finales. El veterano se seguía arremangando para sentarse pero ya estaba medio desquiciado, como la colorada que revoleaba bandera y puteadas.

Tres libres -uno del Pica y dos del leñador Freije- pusieron el empate en 58, pero enseguida el rubio estadounidense clavó un triple y Hebraica pasó 61-58. El 8-0 del inicio del último cuarto se produjo de corrida de Panchi Barrera. Arrimó el rojiverde pero a pesar de que consiguió tres rebotes consecutivos en un mismo ataque no pudo empatar y encima Craig se fue por quinta falta.

Casi enseguida, sin empatar en el marcador, empataron en bajas porque se fue Pica Aguiar por quinta falta. A falta de 2 minutos para el cierre del partido Hebraica tomó una ventaja de 7 puntos (70-63) que parecía sellar el pase a la final.

Panchi Barrera asumió con jerarquía el desenlace y Hebraica llegó a la final en la se imagina desde hace meses, desde que empezó el campeonato.