De chico siempre me llamó la atención una bandera de la hinchada violeta que tenía diagramada la figura de un león con una corona. Sin dudas, este equipo le hace honor a ese felino blanco estampado sobre una tela violeta, de mirada desafiante y monárquica, que le llamaba la atención a aquel purrete.

¡Qué consistencia la de este cuadro! Y eso que faltaba Nico para marcar el paso del reggae, pero los Wailers, aunque no es lo mismo, suenan muy bien sin Marley. El Chavo Gustavo Díaz paró un equipo consistente en el que todas las piezas encajaron de manera perfecta para que el puzzle del “león” en 90 minutos terminara armadito.

Las piezas: atrás el Cachila Arias, que parece un zaguero veterano, acoplado con el Chino Moiraghi, de enorme actuación, que gana por arriba y si se tiene que deshacer de una guinda como lo hacía en primera B argentina con la celeste de Temperley lo hace sin drama. Por los laterales, Pablo Pintos y Robert Herrera controlaron con eficacia al Negro Tais y al pibe Mallada. En la mitad del campo el motor de la máquina lo alimentaron Ferreira, batallando incasablemente, sumado al ir y venir del Fede Pintos y el Toro Rodríguez, que jugó 10 puntos. Tampoco se debería dejar de lado la labor de Alemán, Ignacio Risso y el batallador carolino Britos, quienes sin brillar desgastaron al rival con su juego.

El gol apareció temprano, cuando la viola se acomodaba en el terreno. El creador y ejecutador fue el Torito Rodríguez, que la agarró pasando el medio, se despegó en velocidad, llegó al borde del área, enganchó para la gamba derecha y, como en un picadito de Lezica, con la cara interna de su botín la puso con delicadeza y precisión contra el palo izquierdo. Danubio se apoderó del balón por momentos pero no lograba lastimar, el equipo se mostraba incómodo en la posición de acorralar al rival que lo enfrentaba con solidez y serenidad. En ataque el más fugaz y chispeante era el equipo visitante cuando se juntaban Fede Pintos con Britos y Alemán. La franja, como dice el maestro Tabárez con terquedad positiva, siguió remándola, aunque sus argumentos futbolísticos se resumían al pelotazo buscando al luchador Martiñones, a quien sobre el cierre le cometieron un penal que no fue sancionado y que fue protestado por las dos tribunas danubianas.

En la segunda mitad, el equipo del Pecho con el ingreso de Melazzi en lugar de Pablo Castro ganó peso en ataque pero perdió en la marca. Las ganas franjeadas no pudieron con un Defensor que sin pasar zozobras mantuvo la diferencia, recuperó aire con el ingreso de Diego Rolán y sobre el final controló a Mello, que entró con todas las ganas y su actuación se resumió a unos manotazos con cierto aire de impotencia hacia la defensa violeta de gran actuación. A pesar de la acortada diferencia, el partido, en los minutos finales, decantaba en una victoria violeta que se consagró. La hinchada visitante se retiraba de la tribuna de la palmera con una sonrisa de campeón, pipones, punteros en solitario, cortándole el invicto de 24 partidos a Danubio sin perder en Jardines, como luego de un gran recital de los Wailers, sumándole la dulce certeza de que el tío Bob volverá para acompañar a la banda en lo que queda.

Detalles

Estadio Jardines del Hipódromo. Árbitros: Roberto Silvera, Nicolás Tarán y Fernando Ríos.

Danubio (0): Mauro Goicoechea; Andrés Fernández; Damián Malrechauffe; Fabricio Formiliano; Camilo Mayada; Sebastián Píriz; Pablo Castro (46' Leandro Melazi); Washington Tais; Matías Guzman; Sebastián Fernández (60' Álvaro Mello); Diego Martiñones (luchó, 70' Diego Perrone). DT: Pecho Sánchez. SUP: Salvador Ichazo, Gabriel de León, Ángel Cayetano y Cristian Yeladian.

Defensor (1): Yonatan Irrazábal; Ramón Arias; Néstor Moiraghi (saca todo); Pablo Pintos; Robert Herrera (lucha, 88' Fernando Fajardo); Diego Ferreira; Torito Rodríguez (notable); Federico Pintos (10 puntos); Brahian Alemán (56' Juan Amado); Ignacio Risso; Matías Britos (obliga, 75' Diego Rolán). DT: Gustavo Diaz. SUP: Fernando Rodríguez, Mario Risso, Gastón Silva y Felipe Gedoz.

Gol: 10' Torito Rodríguez (DS), golazo.