El caso se hizo público a fines de mayo, cuando los alumnos de primer año nocturno de la Escuela de Comunicación Social del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP, ex UTU) elevaron una carta a las autoridades de la escuela, con copia al CETP y al Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (Codicen, ANEP), cuestionando a una docente. En la misiva afirmaron que el 10 de mayo Shirley Sosa, profesora del taller de prensa, planteó que durante la dictadura había trabajado “en un organismo creado por el régimen, que se encargaba de clasificar toda la prensa escrita del país y también la extranjera” para detectar las críticas que recibía el gobierno. En la carta los estudiantes sostienen: “Nos parece muy poco ético que la encargada de impartir conocimiento en la materia ‘prensa’ sea una persona encargada de reprimir a sus colegas y no se arrepienta de ello en la actualidad, llegando al extremo de hacerlo público como una experiencia de vida, que como ella misma dijo, ‘le sirvió económicamente’” (ver http://ladiaria.com.uy/articulo/2012/6/piramide-invertida/ ).

Los estudiantes siguen sin recibir respuesta a su planteo. A fines de junio la directora de la escuela elevó al CETP un informe con la versión de los estudiantes y de la docente. Integrantes del Consejo habían afirmado a este medio que el tema se trataría en una sesión de dos semanas atrás, pero ayer se confirmó que no se ha tratado todavía; para este miércoles está fijada una nueva sesión, pero puede ser suspendida por el paro de la educación. La semana pasada los estudiantes escribieron otra carta al Codicen reiterando la solicitud de información.

En tanto, el secretariado ejecutivo de la Asociación de Funcionarios de la Universidad del Trabajo del Uruguay (AFUTU), emitió ayer un comunicado de prensa en el que se solidariza con los estudiantes de comunicación y condena “los graves dichos de una ‘docente en clase’”. El gremio agregó: “Si grave es que una ‘docente’ haya participado de la represión en los tiempos de la dictadura, infinitamente más grave es que hoy, esta acción no sea condenada; sea asumida como ‘una labor normal de un periodista’ y/o la ‘obediencia debida’ sea reivindicada” y solicitaron una “profunda investigación del tema”, tanto del Consejo como de la Institución Nacional de Derechos Humanos.

El clima dentro del aula obviamente no es el mejor. Uno de los alumnos dijo a la diaria que la mitad de la clase abandonó el curso, no solamente por esas declaraciones de la docente, sino por su actitud frente al grupo, que calificó de “autoritaria”. Mencionó que otros dos grupos elevaron cartas a la dirección de la escuela pidiendo un reemplazo de la docente por ese motivo.