En una de las noches más gloriosas de su historia, Liverpool goleó a Universitario de Sucre de Bolivia 3-0 en el estadio Franzini y quedó muy bien perfilado para avanzar a la próxima fase de la Copa Sudamericana. El triunfo obtenido anoche, a la sazón su primera victoria internacional en 97 años de existencia, se consolidó rápidamente en el primer tramo del encuentro, en el que fue netamente superior a su rival y tradujo esa supremacía en goles.

Tan temprano como a los 21 minutos de juego, el elenco del Tola Antúnez ya había anotado el 3-0, a la postre definitivo. Los negriazules tuvieron un arranque espectacular, sorprendieron al limitado elenco del altiplano y lo avasallaron con base en el buen desempeño de sus atacantes. Al influjo del Papa Pezzolano, del talento de Jonathan Barboza, de las buenas subidas de los laterales Rodales y Felipe y de la movilidad de los delanteros Núñez y Aguirre, los de Belvedere fueron sumando ocasiones de gol. La vorágine ofensiva tuvo como pináculo a un inspirado Carlos Núñez, que metió dos tremendos golazos, el primero y el tercero, fruto de dos notables maniobras personales seguidas de exquisitas definiciones. Entre medio de esas dos perlas, Pezzolano de penal se reestrenó con gol en una nueva experiencia con la casaca negriazul en el pecho.

Por cómo se estaba desarrollando el juego lo esperable eran más goles locatarios, pero eso no sucedió. Los bolivianos recompusieron en algo su esquema defensivo y los espacios se limitaron para los de Antúnez, que de todas maneras en el segundo tiempo dispusieron de al menos dos chances clarísimas de aumentar el marcador por intermedio de Macchi y Pezzolano, pero que no pudieron concretar. Pese a eso, la victoria con goleada incluida dejó conformes a los negriazules, que confían en hacer valer la diferencia cuando les toque ser visitantes el 16 de agosto en Sucre, donde la pobre formación de Universitario tendrá como aliados a los 2.500 metros de altura en los que se ubica su ciudad.

Futbolísticamente Liverpool demostró ser muy superior y eso es lo que tendrá que hacer pesar en una altitud que, sin dudas, influirá, aunque en ningún caso tendrá el valor determinante que tienen las condiciones atmosféricas de otras ciudades bolivianas como La Paz, Oruro o Potosí.