La XXI Semana del Corazón en Uruguay se inició ayer y se extenderá hasta el sábado. Se organiza anualmente durante la última semana de setiembre para posicionar en la agenda pública un tema que merecería estar presente en el día a día.

De acuerdo al informe de 2010 elaborado por la comisión, 29,5% de los fallecimientos que ocurren en Uruguay se producen por enfermedades cardiovasculares, las que superan la mortalidad de patologías como el cáncer, enfermedades respiratorias y accidentes de tránsito. Aun así, las muertes por causas cardiovasculares han descendido en la última década: en 2005 representaban 30,5% de las muertes y alcanzaron en 2003 el punto más alto, 32,5%.

El descenso no ha sido parejo para todas las patologías cardiovasculares: ha decrecido la mortalidad por enfermedades del aparato circulatorio, las isquémicas (infartos del corazón) y las cerebrovasculares, pero se han incrementado las derivadas de enfermedades hipertensivas. Zelarrayán dijo que aún no se logra explicar este incremento. Además de los fallecimientos, también hay que observar el impacto en la calidad de vida; el médico dijo que en Uruguay se operan 3.000 mujeres por año de los miembros inferiores por problemas arteriales, que hay casi 2.300 mujeres que se hacen diálisis por insuficiencia renal y que 80% de esos casos se podían haber prevenido.

“Son patologías prevenibles si se atienden los factores riesgo: tabaquismo, diabetes, sedentarismo, hipertensión, colesterol alto, obesidad. Si uno actúa respecto de esos factores y logra disminuirlos, no tiene enfermedades cardiovasculares”, indicó.

Estudios diferenciados

No está del todo claro por qué la mortalidad por problemas cardiovasculares afecta más a las mujeres. En parte, esto puede deberse a que tienen mayor expectativa de vida y estas enfermedades se manifiestan más en edades avanzadas. De hecho, se manifiestan -y matan- en los hombres “diez o 15 años antes” que en las mujeres, dijo. La diferencia parece estar en que “la mujer no consulta adecuadamente, consulta muchísimo menos por el corazón que el hombre. Tiene una disposición a consultar más por problemas ginecológicos o por cáncer, o suele acompañar a sus padres, a sus compañeros, a sus hijos por este tema, pero piensa poco en su corazón”, señaló.

El especialista agregó que los síntomas de estas enfermedades no son iguales: “En las mujeres son más difusos, no son tan claros, por eso ni ellas ni los médicos le dan importancia”.

La Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular encuestó a 1.600 mujeres a las que les preguntó “de qué tienen idea que se pueden morir”, dijo Zelarrayán. “El 70% contestó de cáncer, cuando más de la mitad se muere del corazón”. También indagaron “cuántas veces fue al médico a consultar por factores de riesgo” y sólo 27% había concurrido por ese motivo.

Por otra parte, el especialista trajo a cuenta que la Organización Mundial de la Salud considera que “la enfermedad cardiovascular en la mujer está subdiagnosticada y subtratada”. Agregó que las grandes investigaciones que se hacen a nivel mundial “sacan conclusiones generales que deberían ser para hombres y no para mujeres”. Señaló que esto incide tanto en los diagnósticos como en los tratamientos. Para ello citó a Soraya Kerbage, integrante de la Fundación Favaloro (Argentina), quien abrió por la mañana la Semana del Corazón -en una ceremonia en la que participaron autoridades nacionales- e hizo hincapié en “la necesidad de contar con más estudios a nivel internacional enfocados en la mujer y en que se necesita ajustar la medicación para la mujer”. Zelarrayán aclaró que no es que haya medicamentos que tengan un efecto perjudicial, sino que no tienen el mismo efecto.

El cardiólogo afirmó que “las autoridades sanitarias también deben pensar en invertir para la prevención cardiovascular” y acusó que no se destina dinero para ello, siendo que “la prevención es fundamental”. En ese sentido, comparó los gastos con otras dolencias cuya mortalidad es inferior y recordó que el gasto en el control de los factores de riesgo es una “inversión eficaz porque con poco dinero se obtienen grandes resultados”. A modo de ejemplo, dijo que tienen que estar dadas las condiciones para que las mujeres puedan hacer actividades físicas y que los prestadores de salud “no tienen lugares para atender a mujeres con obesidad, tienen que ir a clínicas o lugares privados”.

Los factores de riesgo y las enfermedades abarcan a toda la población. La insistencia este año se puso en las mujeres -por la escasa concientización del problema- y también en los niños, ya que en ellos “la obesidad está aumentando en forma alarmante”, advirtió.