La pregunta de toda la semana era si Danubio iba a lograr mantener la punta después de haberle ganado de forma consecutiva a los dos grandes; muchos pensaban que empezaba lo más complicado para el equipo franjeado. Pero en Maroñas no hacen caso: la confianza se palpita, se vive y se disfruta. El puntapié inicial del partido contra Juventud tuvo de fondo cánticos que prometían: “La vuelta vamos a dar; este año de nuevo vamos a festejar”. El buen momento del equipo hizo que la gente llenara las tribunas. Se animaron a ir todos, hasta una señora que le preguntó a su amiga: “¿Cuál es Quiñones?” y encontró la tímida respuesta “¿no es aquel gordito de championes rojos?”.

Dentro de la cancha el equipo arrancó con ganas de ofender. Ya en el comienzo Quiñones tuvo una clara tras una linda combinación con Jonathan Alves, pero el capitán de la visita, Alejandro Reyes, se la sacó de la línea. También se animó Camilo Mayada, que jugó uno de los mejores partidos desde que subió a Primera. Entró gambeteando por el centro y sacó un remate que pasó muy cerca. El Juve se acercó solamente porque Marco Antonio fue el único que no respetó al rival. Tiró todas las moñas que quiso y hasta metió un golazo para callar, al menos por un rato, a los hinchas locales. Danubio encontró enseguida la respuesta. La tenía el Bola Pablo Lima, que con dos pelotas bien puestas resolvió el juego. El lateral no sólo no perdió su magnífica pegada en su pasaje por el exterior, sino que la perfeccionó. Ya lo había mostrado contra Peñarol, en esa jugada en la que los palos le prohibieron festejar. Ahora la colgó del ángulo en el primer tiro libre que tuvo.Para el segundo tiempo Ramos mandó al equipo más al ataque. Dejó en soledad en la marca del mediocampo a Gonzalo Porras. Sacó a Cayetano y puso al 10 juvenil Miguel de los Santos. Y Porras no tuvo drama alguno. Mandó en la mitad y ordenó hasta a los alcanzapelotas. Es que, a su entender, faltaba uno detrás del arco de Martín Góngora y le pidió a un pibe que se colocara allí.

El equipo mejoró. Mayada salvó una pelota casi perdida y metió el centro atrás para que apareciera el goleador Quiñones por el segundo palo para poner el 2-1. El partido se liquidó con otra bola tremenda. Lima volvió a rematar, con clase única, un tiro libre desde el mismo sector pero incluso un poco más lejos que el primero. Góngora le cedió el palo de la barrera, como confiado en que no podía volver a pegarle tan bien por segunda vez. Le erró feo. Para el final llegaron los lujos que enloquecen y deleitan a todo hincha. Mayada metió tacos, paredes y le dejó otro gol servido a Alves, que esta vez no pudo anotar pero corrió como pocos y fue muy golpeado. Además le dio un pase perfecto a su compañero de delantera para cerrar la goleada. El “gordito de zapatos rojos”, que se divierte con la franja en el pecho, sacó tremendo disparo desde afuera del área para cerrar una jugada que nació a puro toque en el campo propio.

Danubio estaba gustando y ganando. Ahora le agregó la goleada. Es el único invicto del campeonato y sigue primero en forma solitaria. Ya se sacó de arriba a los dos grandes y volvió a dar vuelta un partido luego de empezar perdiendo. Esos motivos son los que mantienen a la Curva entera de fiesta y viviendo un sueño.