El equipo de Raúl Möller fue el único ganador en las canchas chicas sabatinas, y dejó atrás dos fechas sin victorias. Se anotó un golpe que su puñadito de hinchas recordará largamente. Es que en el Franzini de visitante se gana muy de vez en cuando. Allí, El Tanque Sisley aprovechó las confusiones de un alicaído Defensor Sporting y selló un 1-0 que lo confirma como animador de una nueva temporada. Pasó en la tabla a Liverpool, que, en simultáneo, igualó a 2 con Juventud en Belvedere, donde los pedrenses superaron una seguidilla de tres fechas sin sumar y ganaron su primera unidad bajo la conducción de Jorge Giordano. A los negriazules les queda el consuelo de un invicto que ya lleva siete etapas.

CAD 1987

En 1987, poco antes de la fusión con Sporting, el viejo Club Atlético Defensor ganó su segundo Campeonato Uruguayo. Los que lo vieron lo recuerdan como un equipo gasolero, de esos que ganan pero no entretienen. Se armó para salvarse del descenso y terminó dando la vuelta olímpica. A El Tanque es difícil augurarle tamaño logro, pero la comparación no le queda tan mal. Para empezar, lo dirige el técnico que hace 26 años condujo a los violetas hacia su segundo éxito: un cuarto de siglo después, sentado en el otro banco del Franzini, Möller volvió a poner en cancha un equipo eficaz en las dos áreas. Santiago Lamanna le allanó la tarde con una volea soñada, que marcó el gol a los 39 minutos. Llegó cuando Defensor se paraba mejor y comenzaba a generar riesgo, con combinaciones cortas y rápidas entre Nicolás Olivera, Adrián Luna, Giorgian de Arrascaeta y Felipe Gedoz. Fue difícil repetirlas a partir de ese momento, porque los verdinegros apretaron dos líneas de cuatro en los últimos metros y dejaron poco espacio. Los violetas se debatieron entre la aplicación de esa interesante receta y la desesperada búsqueda de unos centros contraproducentes, ante los que los zagueros Aguirre y Santucho se lucieron. Tabaré Silva, que sigue lidiando con lesiones defensivas, jugó medio partido con una osada línea de tres, compuesta por dos laterales y un solo central, y acumuló cinco jugadores de ofensiva tras los ingresos de Aníbal Hernández y Gabriel Fernández. Platales desaprovechados ante un equipo que es el ejemplo de exactamente lo opuesto.

¡Qué penal!

Liverpool y Juventud empataron 2-2 en un partido con tres penales.

Enumerar las chances de gol de ambos equipos sería una tarea extensa, que reflejaría lo acertado del juego ofensivo de ambos equipos. Eso sí, con armas muy distintas. Liverpool avanza en el campo de juego cual práctica en “espacio reducido”, concepto-latiguillo hermoso de los cronistas de entrenamientos de las camisetas de grandísima convocatoria, que conforman una subespecie dentro del periodismo deportivo. En general, el eje del avance negriazul es el Papa Pezzolano, asistido por Barboza, Sena y los delanteros Aguirre y Barcelo. Juventud, abroquelado en el fondo, esperó tirar bolas azucaradas largas para los delanteros de turno. En la tarde del sábado, el Negro Franco y el Chinita Báez fueron muy bien alimentados por Blanes y el argentino Otreras.

Con esa receta y todos los ingredientes necesarios, fue Blanes el que abrió el score, tras un latigazo muy bueno de derecha, cruzado, tras bancar muy bien la posición en el área. Liverpool, sin impacientarse, tenía el dominio amplio del balón. Así fue que, en la enésima incursión de Peña por el sector derecho, ganó la posición en el área, y antes de rematar con chances claras de gol se generó el primer penal. El floridense Barcelo tomó la responsabilidad en sentido literal, ya que los negriazules venían de fallar muchas en el torneo. Fuerte, abajo, a la derecha de Góngora, que eligió bien pero no fue suficiente. 1-1 y el partido, por lo impreciso de las defensas, se hacía atractivo para los aficionados al fútbol, pero no para los hinchas.

El partido nunca se escapó de la tónica descrita. Liverpool jugó corto y errático en defensa y en el mediocampo central, mientras que los pedrenses esperaron firmes, tratando de sacar los zarpazos en velocidad y con juego largo.

Y cuando Liverpool parecía inclinar la cancha, Otreras desbordó y fue fouleado por Bonjour en el área. Segundo penal del match y gol del Negro José. 2-1 sorpresivo, que el Juve supo administrar para jugar con la desesperación local. Los negros de la cuchilla se desdibujaban y las contras del Juve eran más peligrosas. Hasta que ingresó Puglia. Tomó responsabilidad, las pidió todas y generó varias. Una de ellas, sobre el final, generó el último penal de la tarde, que el mismo Barcelo mandó a guardar. Empate que saca a Liverpool de la pelea y le permite a Giordano sumar como DT de los pedrenses.