La primera vez que la celeste disputó esta instancia fue en 2001 y el rival fue la selección australiana. Después de una dura Clasificatoria sudamericana en la que la selección comenzó siendo dirigida por Daniel Alberto Passarella, Víctor Haroldo Púa se hizo cargo del equipo, que finalizó en quinto lugar, con lo que se ganó el derecho a enfrentar a los australianos, que en ese momento aún competían en la Confederación de Oceanía.

El primer duelo, jugado en Melbourne el 20 de noviembre de 2001, finalizó con victoria de Australia 1-0, y la revancha, disputada cinco días más tarde en un repleto estadio Centenario, marcó el retorno de Uruguay a un Mundial después de 12 años de ausencia. El gol de Darío Silva y el doblete del Chengue Richard Morales redondearon una jornada feliz para el fútbol celeste, aunque cuatro años más tarde los australianos tendrían su revancha.

En 2005, en el camino hacia el Mundial de Alemania, después de una buena segunda ronda, Uruguay finalizó quinto y nuevamente accedió a la repesca. Esta vez el partido de ida se jugó en Montevideo, y un solitario gol de cabeza de Darío Rodríguez en el arco de la Ámsterdam dejó la expectativa abierta para la revancha, que se jugó en Sydney y terminó mal Uruguay. Madrugamos esperanzados, pero la realidad nos dió un tremendo cachetazo: Australia ganó 1-0 y en los penales se aseguró la clasificación, hundiéndonos en una profunda tristeza.

Lo que vino después es una historia más reciente, casi fresca. El duelo con los costarricenses que le dio a la celeste el pasaje para el histórico Mundial de Sudáfrica. Contra los ticos, al igual que en el primer enfrentamiento con Australia y en el que se abrirá hoy contra Jordania, el primer partido fue en calidad de visitantes. En aquel encuentro, jugado en una feísima cancha de césped sintético, la celeste ganó 1-0 con gol de Diego Lugano y unos días más tarde en el Centenario sufrimos bastante, pero el 1-1 final desató la celebración de una nueva clasificación mundialista.

La historia de los repechajes para los sudamericanos comenzó en 1961. Camino al Mundial de Chile, en las Clasificatorias no participaron los trasandinos -por ser los anfitriones- ni Brasil -entonces campeón mundial-, por lo que se decidió hacer tres series de dos equipos (Uruguay jugó contra Bolivia) y el equipo restante, Paraguay, tuvo que jugar una repesca con el ganador de la Concacaf, que fue México y que se terminó imponiendo en la llave sobre los guaraníes.

El segundo equipo sudamericano en jugar un repechaje fue Chile, que en 1973 quedó emparejado con la Unión Soviética. El primer partido terminó con un empate a cero en Moscú, y luego los soviéticos no se presentaron a jugar la revancha en Santiago, en protesta por el golpe de Estado pinochetista, lo que dio paso a la oprobiosa parodia de los chilenos, que hasta metieron un gol jugando contra nadie y así festejaron su clasificación al Mundial de Alemania.

Cuatro años más tarde, y luego de eliminar en la serie a Uruguay y de terminar última en la segunda fase en Cali ante Brasil y Perú, la selección boliviana consiguió acceder al repechaje para el Mundial de Argentina, en el que tuvo como rival a Hungría, que se impuso con claridad en la llave. Los magiares golearon 6-0 en Budapest y también se impusieron, 3-2, en el Hernando Siles paceño, frustrando las chances de los del altiplano.

Para los torneos de 1982 y 1986 no hubo repechajes intercontinentales para los sudamericanos, que volvieron a jugarlos en 1989, camino a Italia. En dicha ocasión Colombia superó a Israel, que todavía no jugaba las eliminatorias europeas y había accedido a la repesca como ganador del grupo clasificatorio de Oceanía.

En 1993, Australia se impuso en las clasificatorias de Oceanía, luego derrotó en un repechaje a Canadá y así accedió a jugar contra Argentina, que había quedado en el segundo lugar de su grupo, detrás de Colombia. En la recordada serie entre argentinos y australianos, en la que Diego Armando Maradona retornó a jugar con la camiseta celeste y blanca, el partido de ida celebrado en Sydney finalizó 1-1 y la revancha en el Monumental porteño terminó con una apretada victoria local. El equipo argentino, que en aquel momento dirigía Alfio Coco Basile, se impuso 1-0 con un gol de Gabriel Omar Batistuta que valió el pasaje al Mundial de Estados Unidos.