Qué cuadro bicho este Progreso. Siempre te complica. De los 11 futbolistas titulares, seis llegaron hace unos pocos meses y a eso sumale al técnico. Atrás quedó el Progreso de Leo Ramos con los Canobbio, Lombardi, el mexicano Iriarte o Martín González. Pero, de todas formas, los gauchos del Pantanoso mantienen la idea de tocar y tocar, de cuidar la pelota siempre que se pueda. Le está dando sus frutos, y eso reconforta a los que creemos en algo parecido a la justicia en esto del fútbol.

Defensor Sporting, que venía de pachanga con el festejo de los 100 años del Club Atlético Defensor, no había perdido ningún partido en el Franzini durante la temporada 2012-2013. Aunque la derrota en Belvedere de la semana pasada lo alejó de la punta, los violetas pretenden seguir orejeando la tabla anual, acaso lo más importante.

Progreso hizo un primer tiempo de manual. Arrancó esperando un poco, como ese cristiano que escucha todo lo bien que le fue en el exterior a ese que no se fuma mucho, para luego salir a golpear donde duele con un “yo acá, tirando”. Lo cierto es que Progreso, luego de aguantar algún intento del inquieto De Arrascaeta, le tomó el pulso al match y con alguna trepada de Alex Silva por la derecha y un bochazo desde 30 metros de Maxi Borges avisó que estaba dispuesto a llevarse más que un empate. Pasaban los 30 minutos y los “nuevos” de Progreso daban la impresión de estar totalmente acoplados: Martín Correa, Pablo Lavandeira, Maxi Borges y el escurridizo Germán Bombaci.

A los 37 minutos, en un momento clave del partido, Maxi Borges, el muchacho que llegó con el técnico Rodao desde Huracán del Paso de la Arena, la mató de pecho para meter un zapatazo inatajable al Yona Irrazábal. Cierto es que la jugada tuvo un toque de fortuna porque la habilitación fue un pifie del lungo Alles, que siempre está mosqueando en el área, tuvo la chance clara del empate en una pelota que pierde la defensa de los gauchos en la salida y, tras una combinación con Nico Olivera, Taborda no logró superar a Fede Cristóforo en el mano a mano. Ahogó bien el arquero que está haciendo olvidar al Coco y al Guille Iriarte, también proveniente del Hura del Paso.

El segundo tiempo pintaba lindo. Progreso no renunciaba a jugar y Defensor, herido, salía a buscar el partido. Nacho Risso saltó al campo junto al brasileño Felipe Gedoz. De toque, el nacido en Muçum, Río Grande del Sur, casi marca el empate, pero Cristóforo tapó notable una vez más. Pasaron 20 minutos sin grandes llegadas hasta que Nacho Risso pivoteó en la media luna y, mediante la secuencia hermosa de rodilla-taco, habilitó al Nico que el día de su retorno casi la manda guardar, pero la pelota salió caprichosamente pegada al palo. Enseguida Andy Fleurquin cabeceó tras un córner pero todo parecía muy forzado.

El ingreso del Patita Millacet les dio aire a los gauchos, que casi lo definen con un penal en movimiento que se fue lejos, ejecutado por el juvenil. El riograndense Gedoz tuvo una chance más, pero sólo sirvió para que el hermano mayor de los Cristóforo se transformara en la figura del encuentro.

Sin Laxalt, Mario Risso, Herrera y el argentino Luna, los tuertos no pudieron sostener un largo invicto en casa frente a un milagroso Progreso, que, a pesar de tantas caras nuevas mantiene el estilo y está comenzando a aprovechar los momentos en los partidos, y ahora la punta. Algo que en el Apertura le había costado muchos puntos.