El domingo por la noche en el estadio Goyenola, el local Tacuarembó y su vecino Paysandú igualaron sin goles en un partido de trámite y resultado parecidos al que disputaron Florida y Lavalleja.
La blanca, que jugó de azul, dirigida por Ramón Silvera, con las bajas de Bica -por cuarta amarilla- y el Ñato Martín Parodi (por un problema muscular), sacó un buen resultado que fue festejado por sus jugadores al finalizar el partido. Es que los sanduceros terminaron con un hombre de menos tras la expulsión de Aguirre a la media hora del segundo tiempo, acorralados por un bombardeo de centros del Monito Píriz y Cristian Rodríguez en los descuentos.
Pero los sanduceros en la primera parte, a pesar de que Tacuarembó intentó marcar el paso al principio, tuvieron las más claras. A pesar de un problema estomacal, Paolo Patritti jugó de media punta tanto por la izquierda como por la derecha -lo cambiaron de banda-, metía muy buenos pases que complicaban a la línea de fondo tacuaremboense. Al pelado que pasó por el fútbol de la AUF hace muy poco lo acompañaban muy bien el enganche corpulento Gerardo Daglio, el rápido Juan José Aguirre y el movedizo ariete Timoteo Acosta. Sin pulgas cuando no podían entrar tocando, los visitantes empezaron a prenderle de afuera del área. El volante Mario Ríos a los 27 minutos estrelló el travesaño de un guascazo, y unos minutos después el lateral Carlos Francolino obligó a Jonathan Vaz a sacarla al córner. En el complemento Tacuarembó, que no había estado cómodo en la primera parte, se tiró con todo al área rival. Píriz se sintió mucho más cómodo acompañado por José Chinepe y Gerardo Barrios. La albirroja buscó pero el fondo visitante despejó todo por arriba, destacándose la actuación de Ángel Mattiauda, que se devoró varias incursiones de peligro tacuaremboense. Luis Ney Pintado no fue descollante por la punta derecha y Octavio Sequeira, el goleador de la copa, no pudo anotar.
La cosa es muy pareja: en esta copa se enfrentaron tres veces -dos en la serie- sin poder superarse. En estilo futbolístico también hay paridad, ya que los dos apuestan al toque y tienen sus picos, mesetas y altibajos, pero nunca regalan nada. La definición será en el estadio Artigas de la capital sanducera, instancia a la que la blanca llega mejor perfilada por la firmeza que mostró de visitante ante un Tacuarembó que igualmente tiene lo suyo y lo puede complicar para volver a festejar la Patria Gaucha que arranca hoy.
Figurita repetida
En la noche del sábado, bajo el travestido humo de los chorizos convertido en niebla, pegadito a la vieja curtiembre, con una luna que se animaba a salir del horizonte y el guiño de los autos detrás del alambrado en el Campeones Olímpicos, las selecciones de Florida y Lavalleja también igualaron sin goles en el partido de ida por los cuartos de final.
El juego no fue muy entretenido en la medida en que no hubo goles ni acciones maravillosas, pero mantuvo alerta hasta el último segundo a todos los que estábamos en el estadio.
Florida fue y fue, se dio contra un muro y siguió metiéndole, centro tras centro, desprolijo a veces y no con tanta precisión, pero buscó durante todo el partido. Lavalleja también le metió una gran pizca de sabor al partido. Un poco más ordenado que el rival, con más carpeta aguantó y, bandidito, de contragolpe a lo lindo, complicó al portero floridense. A ese puesto volvió a la titularidad Rodrigo Solla para este partido, luego de un gran torneo el año pasado, como consecuencia de la suspensión de Maximiliano Fernández.
De arranque, el conjunto dirigido por Edgardo Ramón salió en busca del gol. El centro era el arma favorita: Diego Ligüera -parecido físicamente y en estilo de juego a Martín- y Víctor Álvarez armaban y eran los ideólogos del juego junto al carrilero Sebastián Aguirre. Pero los de las sierras estaban enteros en el fondo y prácticamente no se despeinaban ante el intento de asedio local. Daba la sensación de que Gerardo Cano estaba más seguro en la cancha que Carlos Corbo y Súper Mario Amorín en sus incursiones por la derecha o Juan de Barbieri por la izquierda. De todos modos, no eran más que destellos. Florida se paró bien atrás para evitar el zarpazo.
La más clara para el local la tuvo Federico Sanner cuando quedó mano a mano con Pablo Alzogaray y el arquero tapó el remate sacando el primer “aaah” de la noche. Para Lavalleja, Corbo encajó un golazo desde la derecha, al captar un pase largo de Cristian Rivero, pero la asistente Nancy Ripoll, que se corrió todo por la banda derecha, señaló fuera de juego, anulando el gol.
En la tribuna sonaba el eco de un comentario recalcitrante y sexista de un comentarista que bajaba desde las cabinas juzgando a la asistente de forma descalificadora. La cosa no quedaría ahí por lo menos para la ágil muchacha que corría por la banda, porque el relator, omitiendo su nombre y su rol, insistía con que “esta mujer no tiene la menor idea de lo que es offside [...] le van a tener que regalar un reglamento a esta mujer”.
En el complemento la albirroja se ordenó un poco más y con Ledesma, un volante terco y querendón, complicó generando muchas faltas al borde del área, pero el laburo de Seba Suárez, Emiliano Hernández, Diego Rodríguez y Maycol Correa (el Dadomo de los minuanos) era muy bueno. En la zona ofensiva la visita ganó aire con el ingreso del ex Defensor Sporting Manuel Abreu, también el ingresado Gamarra se mostró activo. Súper Mario, en la más clara del partido, casi concreta de tijera, pero la pelota se perdió apenas ancha cerca del palo derecho. Al final, ni la insistencia de Florida ni la paciencia y el oficio visitante pudieron quebrar el cero. En el partido de vuelta, en Minas, con el plus de adrenalina que tiene el partido final del cruce, se definirá el semifinalista. Va a estar lindo.