Uruguay volverá a participar en un mundial juvenil y por suerte ya no es novedad. El proceso de selecciones uruguayas que coordina Óscar Washington Tabárez desde 2006 se ha perdido sólo un mundial, entre juveniles y mayores. Por la última fecha del hexagonal final Uruguay derrotó a Perú 4-3. Jugó tranquilo porque ya estaba clasificado antes de salir a la cancha.

La selección sub 17 salió a jugar su último partido ante Perú ya clasificada al mundial porque en el partido que había terminado unos minutos antes Brasil y Paraguay habían empatado 2-2. De esa manera los guaraníes quedaban afuera del mundial, al igual que los incaicos. Arrancó movidito el match. A los tres minutos ya ganaban los celestes con gol de Franco Acosta. Los gurises de Fabián Coito ya estaban clasificados al mundial y con la tranquilidad de ponerse 1-0. Unos minutos después se vino la joyita de la primera etapa: Kevin Méndez peleó la bola al borde del área, le cayó a Franco Pizzichillo, con una pisadita se sacó tres defensores peruanos de encima y definió con borde interno al ángulo inferior izquierdo del arco de Perú. Cuando Uruguay parecía ser más, llegó el descuento para los peruanos, de cabeza.

A veces son desordenados los botijas, y es lógico por la edad, pero juegan muy lindo. No podemos observar y analizar el juego con el parámetro del fútbol masculino profesional, error en el que se cae muy seguido también con el fútbol de OFI y el femenino. Kevin, el 10, trata la pelota con mucho cariño y puso un pase de profundidad notable para el tercer gol, que fue otra vez del goleador celeste, Franco Acosta. 3-1 se fue el primer tiempo en San Luis. Los pibes celestes tomaron las riendas del partido en el arranque y marcaron el tiempo. Un centro de Pablo González a Jhon Pintos casi termina en un golazo del joven futbolista negriazul. Uruguay atacaba, con mesura, tocando y elaborando interesantes combinaciones ofensivas, pero los peruanos querendones y rebeldes le hacían frente. De contra, Perú, con el pibe Artiaga que la llevaba atada cada vez que la agarraba, generaba peligro. Los jóvenes incaicos descontaron un cabezazo del buen delantero Da Silva.

La celestita contestó enseguida, con otra pinturita del sanducero Franco Pizzichillo, que definió de prima con el botín derecho acomodando el balón contra el palo izquierdo, al fondo de la red. Perú, con una terquedad destacable, fue y fue, no quería despedirse con una derrota, y Artiaga sacó un zapatillazo para descontar.

Otra clasificación a un mundial, otro motivo para brindar y valorar el proceso, la formación integral de jugadores y personas y la institucionalización de selecciones.