“Nos mandamos la quijotada de hacer un canal de televisión abierta al aire”, recordó Sergio Sommaruga, uno de los impulsores del primer canal comunitario en Uruguay. Canal 2 surgió del colectivo La Voz FM. Un comienzo similar tuvo TV del Carmen, idea que está dando sus primeros pasos a partir de la radio homónima. Sin embargo, el lapso que separa ambas iniciativas es suficiente para establecer diferencias.
La colaboración argentina en el equipamiento y el uso de la técnica fue fundamental en ambos proyectos. TV del Carmen se originó cuando el colectivo viajó a Argentina a reunirse con radios de ese país. Laura Benavídez y Eduardo Briganti son los impulsores del nuevo canal. Para ella, en Argentina hay más conciencia de “qué es lo comunitario”, ya que acá no es tan fácil que el barrio lo entienda, porque “persiste la idea de lo comercial”. En el país vecino recibieron apoyo del colectivo Antena Negra TV, quienes les regalaron un switcher y una cámara además de enseñarles “la parte técnica”.
Canal 2 contó con el asesoramiento técnico del colectivo Barricada TV, aunque ya había integrantes con formación tecnológica y audiovisual. Además de tener la infraestructura básica, Sommaruga expresó que “fue fundamental el enamoramiento con la iniciativa y el desafío de sacar el mito mágico de que la televisión es para una elite”. Para él la iniciativa se dio “por la necesidad de conquistar esa forma de hacer comunicación”.
Mirá vos
Por ahora, TV del Carmen cuenta con transmisión online de documentales extranjeros, pero la idea es emitir programas de producción propia. Ya están trabajando en la cobertura de eventos de la zona, aunque Briganti considera que la transición hacia un canal de aire les llevará alrededor de un año. El proyecto online ya tiene tres meses y cuenta con más de 600 visualizaciones “sin darle mucha difusión, porque todavía es muy experimental”. Por medio de esta transmisión se busca interesar a colaboradores que podrían apoyar cuando se empiece a emitir por aire.
“Queríamos que fuera una cosa mirable”, comentó Sommaruga, al señalar su preocupación por una información alternativa en la cual participara la comunidad. “No mires la tele, hacela” era el lema del canal de Lezica. Uno de los programas más disfrutados, según el realizador, fue Barrio en Asamblea, espacio que siguió esta consigna, en el que los vecinos podían hablar acerca de los problemas de la zona.
La forma de medir el rating se daba a través del reconocimiento de las personas en el barrio. La devolución “más palmaria del público” fue cuando presentaron un video del Carnaval y otro del Hospital de Ojos “José Martí” en el teatro de verano de Colón, ya que la gente se levantó y los aplaudió.
Nada es para siempre
En 2006, el día de la inauguración de Canal 2, además de emoción, los impulsores del proyecto sintieron “miedo”. Temían a la represión, porque todavía no se había aprobado la Ley de Radiodifusión Comunitaria y el canal podía considerarse ilegal. “Teníamos miedo de que nos llevaran los cables de las cámaras, los micrófonos. No sólo no íbamos a salir más, sino que íbamos a quedar endeudados con un montón de gente porque muchas cosas eran prestadas”, recordó Sommaruga. Además, el miedo tenía otro motivo, ya que “hubo presiones políticas” para frenar la iniciativa, y algunas de éstas se reflejaron en los editoriales de los diarios. Por eso, esa instancia se colmó de vecinos que además de “hacer historia juntos”, pretendían “cubrir las espaldas” del proyecto.
“El empujoncito final para la caída fue cuando vimos el humo que salía del transmisor”, expresó Sommaruga. La experiencia de Canal 2 duró un año. “Las carencias infraestructurales, técnicas y económicas hicieron que el proyecto no prosperara. Transmitíamos 12 horas los fines de semana. La idea era pasar producción propia mediante una escuelita donde los vecinos se formaran en el manejo de cámara, sonido y edición”. El responsable de Canal 2 sostuvo que “el poco apoyo económico fue una forma de matar a la distancia” y reclamó políticas públicas que ayuden a sostener este tipo de proyectos.
A pesar de que el canal de Lezica no pudo sostenerse, Sommaruga considera que “se desafió la imposibilidad” de hacer un canal de televisión autogestionado: “Se demostró que se puede, pero también que es difícil sostenerlo, y el atraso de Uruguay en esa materia”. Briganti tiene una postura similar. Considera que en Uruguay “las cosas no están bien armadas” con respecto a los canales comunitarios.
Piezas
El pliego del llamado a televisión digital comunitaria que se conoció recientemente (ver la diaria del 12/04/13) requiere la presentación de un proyecto técnico y de otro comunicacional por parte de los interesados. Para obtener un “canal exclusivo” hay que presentar el sistema a instalar, la ubicación de “la estación transmisora principal” y de “los centros de generación de programación”, así como las dimensiones y especificaciones de las antenas transmisoras, “sistemas radiantes” y de la “línea de transmisión”, entre otros. También se exige cubrir el área metropolitana de Montevideo. Según el subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y Minería, Edgardo Ortuño, estos requisitos son fundamentales, ya que “un proyecto sin sustentabilidad técnica, además de no ser responsable de nuestra parte, difícilmente funcionaría”. Ortuño agregó que estos requerimientos también son una forma de “amparar el derecho de las organizaciones a desarrollar proyectos”. Para que la técnica no sea una limitación, la Dirección Nacional de Telecomunicaciones brindará asesoramiento a los interesados, según el subsecretario. En cuanto al proyecto comunicacional, se exige diversidad, una cuota de programación nacional, y mecanismos de participación, entre otros. Los antecedentes y referencias sociales valen casi 40% del puntaje total.
Raíces
Para Briganti hay “mucha burocracia” en el pliego de televisión digital comunitaria: “Te exigen detalles tan técnicos que en realidad no parece un llamado, porque esa parte seguro que la vas a cubrir después”.
El colectivo Árbol trabaja en la producción audiovisual comunitaria desde hace diez años y sus contenidos pueden verse en TV Ciudad y en TNU. Árbol era uno de los interesados en presentarse al llamado de televisión digital comunitaria, sin embargo, sus integrantes Florencia Cardona, Juan Russi y Augusto Aristegui explicaron a la diaria por qué ya desistieron. “Hay dudas de cómo se han hecho las cosas en el pliego, tenemos interés en participar pero no de esta forma”, aseguró Cardona. El motivo principal es que en Uruguay todavía “no se ha consolidado el sector audiovisual comunitario”, ya que si bien hay organizaciones que producen, no se reconocen dentro del sector y no están conectadas entre sí. Según Russi, se reflexiona acerca del sector desde la aprobación de la Ley de Radiodifusión Comunitaria. Además, agregó que la ley consagra a un sector comunitario, pero no existe una política que lo consolide.
Según Aristegui, es fundamental construir “qué es un canal de televisión comunitaria o qué queremos que sea”. Por eso, desde 2009, Árbol cuenta con Vox Pop, un espacio en el que se pregunta qué es lo comunitario. Para ellos es importante también pensar cuál sería el rol del Estado en estos medios, ya que ven con “extrañeza” el hecho de licitarlo con requisitos como “si fuera un canal privado”: “De un momento para otro se van a licitar medios para un sector que casi no existe ni tiene una política de fomento. ¿Quiénes están preparados para eso?, ¿a quiénes se convoca? Nosotros no nos sentimos convocados, ni queremos que esto se haga de cualquier manera”. No obstante, aseguraron que “Árbol sueña con tener un canal junto con otras organizaciones sociales”.
Aristegui comentó que el adelanto tecnológico de la televisión digital no tendría que contrarrestar los procesos sociales que se están dando. Según él, no están dadas las condiciones para otorgar canales comunitarios, a lo que Russi agregó que el proyecto es viable, pero “requiere un entramado social para construir en donde se reconozcan entre los actores, se encuentren formas de producción compartidas y se asimile la experiencia de lo televisivo”.
Para el responsable de TV del Carmen, “si no se presta atención”, la asignación de frecuencias de televisión digital “puede terminar” como la Ley de Radiodifusión Comunitaria que, según él, ha “diezmado” a las radios. Briganti señaló que “la ley es una limitante, ya que el Estado no da nada, pero exige mucho”. Por ejemplo, no contar con personería jurídica implica tener que renovar la licencia todos los años. “Los medios comunitarios molestamos porque no existe la sartén por el mango, sino que por lo menos de la puntita lo tenemos agarrado nosotros”, reflexionó.
Sin embargo, el colectivo de Piedras Blancas no pierde el interés de presentarse al llamado de televisión digital: “Pensamos que tenemos posibilidad por nuestros antecedentes con la radio”, aseguró. En principio se presentarán solos, aunque no se descarta la posibilidad de asociarse a otros colectivos para fortalecer el proyecto. Si bien Briganti tiene claro que “no se van a tirar a un precipicio para salir vivos”, está convencido de que el canal se logrará. Su actitud positiva no le permite pensar en la posibilidad de no obtener la licencia: “Pensar eso te limita las fuerzas. Si te proponés, hacer algo lo podés hacer, y ya he visto que se puede lograr”.