Putaquepariu. Qué difícil que es lidiar con la realidad virtual, la telerealidad, que al final, te lo digo ahora que estoy sanito y sin problemas, te hace prepararte como para ir a una guerra de guerrillas. Dejate de joder. Parecía que se venía el fin del mundo. Yo no hice muchas olas porque si no viste que la gente se pone nerviosa, pero al final te ponés un poco tenso, nervioso, aunque desconozcas la realidad del lugar en donde estás, aunque conozcas el modus operandi de la forja y el recorte de la realidad.

Todo el día en la manija local, ni te digo en la internacional, que esto iba a estar bravo, que no iban a dejar llegar a la gente al estadio, que la manifestación de 100.000 personas iba a generar mucha confusión, mucho tumulto y no sé qué más. Y entonces a uno, que le gusta respirar el aire de la ciudad en la que está pasando, caminar, disfrutar de esa única forma de ser que tiene cada ciudad por chiquita o inmensa que sea, queda atado a tratar de hacer la segura más segura, que nunca es segura, pero que seguro sí es carísima, y agenciarse el transporte más oficial de todos que de alguna manera dé una mínima garantía de que vamos a estar ahí para algo más que contar cómo son los aviones o a cuánto está el sonho da balsa; estamos aquí.

Todo una porquería: mate apuradísimo, porque te imaginás que estos pintas no me iban a dejar pasar el Termolar R-Evolution, que con ese plateadito así les iba a parecer un contenedor de uranio enriquecido, y mucho menos mi bombilla de alpaca salteña que reza cuatro enigmáticas letras que seguro deben ser el código para activar el contenido del cilindro plateado. Del mate de silicona no hablo. Entonces, ya a las 9.00 amartillado para salir al estadio. En la tele, los canales locales integrantes de las redes nacionales ya avisan que los cortes han empezado en no sé qué rodovía a las 5.00, que 100.000 personas van a manifestar frente al estadio, y para reforzar la idea les dan soporte con imágenes de los disturbios del sábado pasado: salados. Pongo la Globo y está Mais Você, que me enseña a cocinar calabacines. En la Record -la que no tiene los derechos y es la punta de lanza televisiva de las protestas contra el Mundial- dicen que ya tienen arreglado para que Brasil vaya en helicóptero al estadio: ésa sí que no te la llevo, pienso, mientras imagino a Neymar Jr. con náuseas sobrevolando el Mineirão.

Vinieron en ómnibus sin problemas y el estadio se llenó, y las protestas también se hicieron, y me dan ganas de putear por cómo nos ganaron.

Te llevo tatuada en el pecho, igual. Abrazo, medalla y beso.