Por lo menos será un sábado, y de tarde. Pero a aquellos que no necesitarán de recortes de diarios amarillentos para recordar la gesta, y a los que no podrán sacarse de la cabeza aquel minuto fatal que los divorció de la gloria, les daría lo mismo si el partido fuera un martes a las 3.00 o un domingo a las 10.10. Lo que sucederá mañana a partir de las 14.15 en el Parque Luis Méndez Piana -Bombonera cuando aún era la cancha de Misiones- será inolvidable, y la presencia o seguimiento del partido, estén donde estén esos hinchas, será innegociable.

Es que mañana a las 14.15 en Ramón Benzano llegando a Ricaldoni, frente por frente a la cancha de Mirador Rosado y a unos metros de la tribuna América del Centenario, se definirá el tercer ascenso a la A, que determinará qué equipo acompañará a Sud América, que en el año de su centenario estará en Primera División, y a Rentistas, que ya están de pretemporada pensando en el Uruguayo, que empezará más temprano que tarde.

Es posible que a las 16.00 haya festejos, algunos cohetes de los que no se pueden llevar, y alguna camiseta tirada por arriba del alambrado, prometida con unción casi religiosa a aquel amigote que no faltó ni cuando jugaron en San José a la misma hora que Uruguay-España.

Pero también es verosímil proyectar que a la hora en que ya no le queden tortafritas al Rey del Maní, cuyo puesto móvil está ubicado a la entrada de la cancha, digamos a las 16.15 o 16.20, aún estén correteando unos cuantos jugadores arropados por sus hinchas y familiares, porque si hay otro empate como el del martes -no es preciso que vuelva a ser 0-0 porque no definen los goles convertidos como visitantes-, habrá alargue de 30 minutos, y si persiste el empate habrá penales que decidirán ese histórico ascenso, que de forma apretada se debería festejar en la cantina del club, que seguramente ninguno de los contendientes tiene. Miramar, porque se quedó sin aquel estupendo predio en Villa Dolores; Torque, porque difícilmente pueda tener parroquianos hinchas, y menos cantina, para el caso, de una sede concebida como la del clu. Hay quienes aventuran que si ese merecido brindis se concretara, sería con tequila y por videoconferencia, como en aquel aviso de sopas en que Clara, la muchacha que pasaba la aspiradora por la oficina, en el Río de la Plata, se contactaba con Vladimir, el ruso que trabajaba en seguridad en su empresa en Rusia. Porque no sé si ustedes saben que los que van a la B con un kilo de tangerinas y 20 pesos para un cucurucho de maní, al sol o bajo la lluvia, ya saben que Torque es un club offshore, generado mediante intereses ideados en México con su presidente y seguramente sus hinchas que moran allá. Sea del Cerro, de Paso de la Arena o de Santa Catalina, está difícil que este equipo recién surgido, aunque con más visibilidad que una SAFI armada en algún estudio de la Ciudad Vieja, pueda tener hinchas mañana estrangulando alambrados en la tribuna que le da la espalda al Palermo. Podrá tener, claro está, madres, tías, novias, parejas, y ni hablar de ese padre seguidor donde sea y como sea, que casi, casi se puede confundir como un hincha, pero que no es hincha del club sino del Carlos o del Jona o del sobrino.

Es poco racional, pero tiene su que ver que al cuadro lo sigan necesariamente unas decenas de tipos y tipas que sepan del arte de bajar en segundos tres o cuatro escalones-gradas para quedar junto al línea y ofrecerle su versión discordante de la sanción de aquel orsai, de tener banderas y no un pasacalle mandado hacer, y niños que corretean por la explanada de la tribuna mientras sus mayores gritan o cotillean entre mates, roscas de chicharrones, pastelitos de dulce y tortas de chocolate emergentes de plásticos envases de helados Crufi travestidos de tupper.

La A y los queyala

Ojo: esto es una competencia deportiva y estaría muy bien si Torque, con apenas un año de competencia en la B, llegara a Primera, porque no es un campeonato de hinchas y esto es por plata, pibe, pero también hay que medir la importancia que tiene en el desarrollo y crecimiento de un torneo la presencia de seguidores, por ejemplo los cientos, a veces miles, de Progreso, que perdió la A.

Justamente el elenco celeste, que esconde en su nombre el concepto que intuitivamente los niños utilizan para dejar arriba a su circunstancial compañero de subibaja, ese concepto de palanca que a menudo se utiliza en la vida cotidiana -ni más ni menos que eso es el torque- podría batir el récord absoluto de ser el único equipo que con apenas una temporada en su historia en la B llega a la A. Igualaría a Progreso, que hizo la escalera de intermedia (1978), B (1979) y A (1980), aunque se sabe que los aurirrojos ya habían jugado antes en la B. Torque, cuya fecha de afiliación a la Asociación Uruguaya de Fútbol data de 2008, nunca estuvo en la A y apenas esta temporada ha jugado en la máxima categoría de ascenso.

Los monos, en cambio, ya tienen muy trillada la vida de los sábados de tarde y han tenido muchos ascensos: ganaron dos veces el campeonato como Sportivo Miramar y una como Miramar Misiones, en tiempos de la fusión-absorción del mítico club de anarcos fundado en un conventillo de Rivera y Gabriel Pereira, pero además tenía un ascenso por repechaje en 1979 y por play off en 2002 y en 2010.

Ésta es la que vale

Este año, terminó definiendo el segundo ascenso ante Rentistas, luego de cerrar la primera etapa como segundo con 46 puntos, pero perdió el desempate. En pleno campeonato, allá por octubre de 2012, los monos y Torque jugaron la primera fecha de Segunda División, partido que ganaron los celestes 2-1. La 14ª fecha los volvió a encontrar y Miramar Misiones se tomó revancha ganando 3-2, mientras que el martes empataron sin goles.

En la primera llave de los play off despacharon temprano a Plaza Colonia al ganar 3-0 con un gol en el alargue y remontar un 3-1 en el partido de ida. En cuartos, el rival fue Boston River, primero en el Casto Martínez Laguarda maragato, partido que terminó sin goles. A la vuelta, el cebrita selló el pasaporte a la final con la victoria 2-1, también en alargue, en el Méndez Piana ante 700 personas.

Torque comenzó el camino de la definición por la tercera plaza del ascenso eliminando a Atenas. Perdió el partido de ida 2-1 en San Carlos y remontó como local con un 2-0. La parada difícil la tuvo en semifinales ante Tacuarembó, al que le había sacado el ascenso directo cuando iba primero, en la última fecha de la fase regular. Los celestes lograron clasificar por diferencia de goles, ya que ganaron 3-1 como locales y la derrota a manos de los rojiblancos fue de una diferencia de goles menor, 1-0.

Nombres

Miramar Misiones, que sobre el final de temporada pasó a ser dirigido por el ex jugador del club Luis Duarte -antes, por casi un año los había dirigido Carlos Manta-, cuenta con un plantel rico en promociones de las formativas junto con experimentados ex internacionales como Washington Tais y Óscar Javier Morales. En esta etapa de definiciones han sido alineados con otros como Martín Crossa sólo en los partidos de ida, para que en la definición el equipo contara con la potencia y frescura de sus jugadores jóvenes, entre los que se destaca el piriapolense Federico Ramos.

Torque fue dirigido casi toda la temporada por Saúl Rivero, quien consiguió un contrato en el exterior y dejó su lugar al ex zaguero Hugo Pilo, que estaba como gerente deportivo. El equipo cuenta con una magnífica dupla ofensiva compuesta por el rochense Jesús Toscanini y el riverense Jonathan Álvez, quienes anotaron 32 goles (17 y 15, respectivamente) en el torneo. A ellos se suman la experiencia del tacuaremboense Guillermo Dutra en la mitad de la cancha, la creatividad del younguense Nicolás Milessi, y Alejandro Hohberg, peruano naturalizado uruguayo y nieto del argentino nacionalizado uruguayo.

No es fácil, en principio, explicar que torque es la fuerza aplicada a una distancia de un tamaño suficiente como para levantar cualquier cosa, o que el torque es el resultado de multiplicar fuerza y distancia. Es más fácil imaginar a alguien gritando “los monos, los monos” aun desconociendo la rica historia de Misiones, olvidado y tirado. Lo bueno es estar, vivir y sentir la gloria de conseguir el ascenso a la Primera División. Para eso juegan mañana Miramar Misiones y Torque.