En el marco del conflicto en el sistema educativo, el encuentro es “un mojón” que “reconfigura la fuerzas” del movimiento popular y sindical de la educación, indicó a la diaria Mariana Licandro, integrante del Centro de Estudiantes del Instituto de Profesores Artigas (CEIPA). Luego de varias actividades preparatorias de debates, reflexiones y propuestas, el Movimiento de Defensa de la Educación Pública, integrado por los sindicatos de la educación nucleados en el PIT-CNT, el movimiento estudiantil y la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, llevó a cabo el Encuentro Popular de Educación (EPE), el viernes y sábado en el Paraninfo de la Universidad de la República. Fueron dos extensas jornadas que incluyeron varios ejes temáticos, entre los que se destacaron: “Educación y trabajo desde una concepción emancipadora”, “Educación, sociedad y construcción democrática” y “Bases materiales para un proyecto educativo de largo plazo”.
Lo urgente, en opinión de estos movimientos, es mejorar la inversión en infraestructura de los centros educativos y los reclamos presupuestales de los trabajadores, ya que, según Licandro, hay maestras que con 16 años de trabajo “ganan 16.000 pesos y se van a jubilar con un sueldo base de 10.000”. Pero en los diferentes encuentros y debates, que “han sido muy ricos”, se plantearon cuestiones que van más allá de lo meramente salarial y que requieren “un camino de transformación”. Por ejemplo, ¿qué lugares hay para generar nuevas prácticas y experiencias en la tarea docente que apunten a una educación distinta y a la construcción de otro tipo de sociedad? En uno de los talleres se discutió, entre otras cosas, que si bien la educación está condicionada por el sistema económico actual, no se debe eximir de esa condición, ni los educadores deben quedarse “en el planteamiento de que el mundo es así, es decir, que los gurises vienen en ciertas condiciones y no se puede hacer nada’”, señaló una participante en el plenario del sábado.
Otro de los puntos tratados fue “la tan publicitada crisis de la educación”. Dónde está esa crisis, se preguntaron los docentes. Porque “muchas veces se le achacan a la educación ciertos problemas propios del mundo en que vivimos y que la sociedad no puede solucionar”. No obstante, esa crisis “favorece” a las instituciones privadas, que se muestran como “la única solución posible”.
Se planteó también la reivindicación de la libertad de cátedra de los docentes para desempeñarse con autonomía en el aula y no responder a un programa específico, armado por los jerarcas de la educación. Otro eje fueron los planes educativos. Éstos no deberían plantear propuestas educativas según las zonas, “porque en los barrios marginados se enseñan oficios con la idea de que los jóvenes que viven allí aprendan lo que necesitan aprender” y, de esa forma, “se generan desigualdades”.
En la lucha
Quienes gobiernan y “mandan” hoy en el sistema educativo están en las “antípodas” de los planteos del movimiento popular, estudiantil y sindical, dijo Licandro. Su discurso es “mercantilista, pragmático y tecnócrata”, sostuvo. “Indirectamente sigue privilegiando a la educación privada al no asignarle un presupuesto digno a la educación pública; es necesario que luchemos entre todos”, apuntó, aunque consideró que es “imposible cambiar la cabeza” de quienes gobiernan. De todos modos, dijo, “tenemos una gran capacidad de expresión de la lucha organizada, que es lo que vamos a tener que seguir haciendo” para que tanto los reclamos en términos presupuestarios como las propuestas que el EPE plantea “se puedan aplicar” de la misma forma que se han logrado otras victorias, como la Ley Orgánica de la Universidad que se votó en 1958, ejemplificó. En la declaración, entre otras cosas, los docentes adoptaron una postura contra la educación privada, a la que catalogaron como “solución mágica”, al tiempo que se manifestaron contra el discurso de que la educación pública “es un proyecto ineficiente y arcaico”. La educación pública “es un derecho y no está a la venta”, expresaron.
Para transformar el sistema educativo actual es necesario “tener un proyecto de profundización democrática participativa que se proponga formar sujetos libres, críticos, solidarios, que apunten al desarrollo de todas sus potencialidades individuales y que estén comprometidos con la transformación de la realidad”. Una de las metas es “lograr la igualdad en la diversidad”, porque “la educación es un derecho” y, por lo tanto, “el Estado debe garantizar que todos los sujetos puedan acceder a ella”.
Las resoluciones del EPE constituyen una herramienta más para la acumulación de fuerzas del movimiento popular, que pretende sumar propuestas, subrayó Licandro.