Se respira aroma a café en Montevideo. Rico, intenso, para paladar fino, quizá el mejor. La selección de Colombia arribó a Uruguay en busca de lo que le falta para llegar al Brasil 2014. Quizá sea un empate, quizá sea que tan sólo transcurra la fecha. Lo cierto es que confianza y fútbol no le faltan al combinado de Pékerman luego de haberle ganado a Ecuador en la fecha pasada. Con el pecho inflado y la pelota dominada, al ras del césped, con una intensidad feroz. Así recibe la celeste a su rival de mañana.

Ganó luego del diluvio infernal que bañó el Monumental de Barranquilla. Debía ganar y lo hizo, en una muestra de la personalidad de este grupo de cafeteros. Contó con las armas de siempre: James Rodríguez y su persistente desequilibrio rompiendo líneas con corridas veloces y cruzadas, siempre con la referencia de Teófilo Gutiérrez o Radamel Falcao García en el área. Además, siendo el autor del gol frente a los ecuatorianos, cachetada justa y certera luego de la expulsión de Gabriel Achilier que dejó con diez al equipo de Reinaldo Rueda. James Rodríguez quizá sea en este momento el jugador más influyente de Colombia, aunque por momentos nos nublen los goles de Falcao.

Lo que no tuvo, que sí recupera para el enfrentamiento con Uruguay, fue su pareja de zagueros centrales: Mario Yepes y Cristian Zapata. Estas ausencias realzan el mérito de la selección de Pékerman, al tiempo que demuestran la capacidad de recambio del equipo. Mañana no estará Pablo Armero, suspendido por acumulación de amarillas, única baja de los cafeteros, a quien reemplazará Juan Guillermo Cuadrado o Camilo Zúñiga.

Todo cambió aquel día

Como un regalo de reyes, el 6 de enero de 2012 en Colombia se recibía la noticia de que el nuevo entrenador de la selección mayor sería el argentino José Pékerman. Las dudas del momento, las lógicas críticas de parte de la prensa local argumentando la desvalorización de lo propio, la incertidumbre de qué podría hacer un nuevo entrenador con esta muy buena generación de jóvenes jugadores. Hoy, más de un año y medio después, el idilio entre selección, entrenador y aficionados (y la admiración desde fuera de fronteras) es tan fuerte que ni el más optimista lo tenía previsto. Puntero con 26 unidades, aunque las matemáticas porfíen con que le falta un punto para clasificar a Brasil 2014, nadie piensa que la selección cafetera pueda faltar a la cita.

Lo de Colombia fue vertiginoso. Una rueda atrás, el 10 de junio de 2012, perdía en Ecuador 1-0 con gol de Christian Benítez. Digamos que tocaron fondo para tomar impulso: cuatro partidos ganados al hilo: 4-0 frente a los celestes, de Chile se volvieron con un 3-1 en su favor, y los dos siguientes fueron victorias en casa, 2-0 a Paraguay y goleada 5-0 a Bolivia. Fue Venezuela, en aquel esperanzado momento de César Farías y compañía, que bajó a Colombia 1-0. Luego los cafeteros empataron con Argentina y encauzaron la senda de la victoria con 2-0 frente a Perú y el reciente 1-0 con Ecuador. Pékerman y los suyos se llevaron 22 puntos de 27 en nueve partidos. Ya nadie duda de este equipo.

Hay confianza

Al juego dinámico y vertical que propone Jorge Sampaoli se suman la magia de su tocayo Valdivia y de Alexis Sánchez y los goles de Eduardo Vargas, todo sustentado en un mediocampo desgastante que tiene a Marcelo Díaz y Gary Medel como mandamases. Chile atraviesa un gran momento en la Clasificatoria, sustentado en una gran carga de confianza. Todo es más fácil cuando se busca un objetivo desde la autodeterminación. Contra eso no pudieron Venezuela y su ilusión de recuperar, en el Estadio Nacional de Santiago, los puntos perdidos. Tampoco se dejó la roja. Fieles a su estilo, los chilenos tomaron el mando del partido desde el arranque, haciendo circular rápidamente el balón con la finalidad de abrir el campo, intentando el desborde y las triangulaciones entre los tres de arriba. A falta de Matías Fernández, buenos son los magos. Valdivia, muchas veces resistido o criticado por su juego considerado displicente, fue el orden y el manejo de su equipo. Diez minutos le bastaron para encontrar, pase quirúrgico mediante, a Eduardo Vargas y dejarlo en inmejorable posición para definir. No perdonó el goleador y fue el primer gol de Chile.

De la vinotinto hubo muy poco. Salomón Rondón colgado arriba, poco acompañado, se las ingenió para inquietar a Claudio Bravo. La más clara que tuvo el goleador caribeño fue anulada por Medel tras tremendo esfuerzo. Fue lo único en el ataque de Venezuela en la primera parte. En defensa, tras un córner desde la derecha, la visita no logró ajustar las marcas y Chile, esperando el rebote, metió el 2-0 con cabezazo del defensor Marcos González. Lógica diferencia y demasiado margen.

Demasiado porque Chile, ya no tan rápido ni picante, agigantó su confianza. Se acrecentó desde otro punto, más cerrado y menos permisivo, incluso más reservado con el ataque directo. Es una virtud conocer e identificar en el medio de un partido cuál es la mejor estrategia para obtener el resultado favorable. Venezuela buscó permear ese grado de confianza y la defensa roja. Juan Arango asumió la responsabilidad de poner en práctica su oficio y talento, el Maestrico César Eduardo González sintió la necesidad de transitar carriles que condujeran a chances de gol (luego fue suplantado por el joven Yohandry Orozco, con igual resultado), Josef Martínez se soltó para acompañar al solitario Rondón. El gol anulado a este último por el árbitro brasileño Sandro Meira fue trascendente. No por la validez o no del pitazo, mucho menos por las reiteradas repeticiones en la televisación, sino porque defraudó el ánimo de la selección de Farías. Y el ánimo, para sobreponerse a un rival pleno de confianza, es una cuestión de orden. Para colmo de males, y aun sin haber descontado en el marcador, al final se juntaron Alexis Sánchez y Arturo Vidal para elaborar el tercer gol definitivo con que se cerraría el partido. En la próxima fecha tienen fecha libre los chilenos, que quedaron terceros y cómodos cuando faltan tres, y casi están con el boleto en la mano para la próxima cita mundialista. Venezuela, en tanto, añora un triunfo en la próxima contra Perú que lo vuelva a depositar en la chance del quinto puesto.

Al fin nosotros

Víctor Genes es el cuarto entrenador del conjunto paraguayo en lo que va de la Clasificatoria. El primero fue Gerardo Martino, luego pasó Chiqui Arce y por último Gerardo Pelusso. Ninguno le encontró la vuelta al recambio generacional que los guaraníes atraviesan. Ni con los de antes, ni con los jóvenes, ni con la mezcla de ambos Paraguay manifestó ni por asomo lo que acostumbró en Clasificatorias pasadas, aquel fútbol exacto entre contundencia y marca infranqueable.

A diferencia de lo que fue el efectivo andamiaje de Colombia en el camino a Brasil 2014, Paraguay obtuvo cuatro puntos de los últimos 24 que disputó. Apenas una victoria frente a Perú de local y el empate in extremis con Uruguay. Salvo eso, cayó siempre tanto de local como de visitante. Genes tomó la posta. La intención parece clara: cimentar el equipo en vistas al futuro. Sabe de eso Genes, quien ya fue director técnico de la sub 20 paraguaya y ayudante de Markarian en el proyecto anterior.

Y salió de zapatero. No fue rival Bolivia, que tampoco ha tenido buen desempeño en esta Clasificatoria, y los paraguayos ganaron holgadamente. A los 15 minutos el hábil argentino nacionalizado Jonathan Fabbro metió el primero, el 2-0 fue obra de Roque Santa Cruz a los 46, Richard Ortiz puso el tercero cuando faltaban 10 para el final y el definitivo 4-0 lo convirtió a los 83 el debutante juvenil Gustavo Gómez.

Los guaraníes reciben en la próxima al líder, Argentina, que tuvo fecha libre; ya sin chances, van por la confirmación del buen pie. A un punto, el conjunto albiceleste intentará asegurarse los boletos a Brasil que ya tiene reservados. Bolivia, en tanto, será local recibiendo a Ecuador. Nosotros, tranquilos. Lo dijo el Maestro: “Hemos aprendido que el límite entre una victoria y una derrota es muy tenue. Hay que estar enteros para seguir. Después del resultado veremos dónde estamos y a lo que podemos apuntar. […] A principios de junio no sé lo que cambiábamos para ir al repechaje contra el equipo asiático. Tampoco nos queremos desbalancear cuando las cosas todavía no están establecidas”.