Entre los stands de vehículos cero kilómetro, de los que cada vez hay más y que según muchos de los empleados consultados “están vendiendo mejor” de lo que esperaban, se encuentran diversos locales de venta de maquinaria agrícola de todo tipo. Mixer, chirqueras, rastrillos dobles con ruedas, tractores 4x4, motores y bombas, rotoenfardadoras, taiperas, embolsadoras, extractoras de grano, rajadoras de astillas, desbrozadores colectores, estiercoleras de líquidos y sólidos, rotovadores encanteradores a 7.200 dólares, un cargador frontal con comando y acoples rápidos a 9.250 dólares o un vagón con descarga lateral de 17 metros cúbicos a 22.960 dólares, son máquinas que pueden encontrarse en los diferentes locales. Para adquirirlas se deja una seña, que por lo general es de 30%, y se paga el saldo contra entrega. Los stands de maquinaria con el correr de los años están ocupando más espacio dentro del predio de la Expo Prado. “Es que el avance y desarrollo de la maquinaria es abrumador”, comenta Miguel, que atiende uno de los puestos, “cada vez se está restringiendo más el trabajo manual, porque hay máquinas para todo y cada vez más específicas”. También los stands internacionales tienen ofertas de maquinarias, aunque no están montadas sino que venden por catálogos. El ejemplo más claro es el argentino, del que casi la totalidad está dedicada a maquinarias y otros materiales relacionados con la actividad agrícola, como balanzas y casillas de pesaje, botas, lentes, procesadoras de frutas y hortalizas, y hasta máquinas para hacer duraznos en almíbar y morrones en conserva.

Animaladas

Los galpones de animales siguen siendo los lugares más concurridos. A mitad de la semana la mayoría de ellos han pasado por el jurado y ya se pueden ver las cocardas sobre los carteles informativos de cada animal. En algunos casos, la expectativa pasa por saber en cuánto se podrá vender, como en el caso del gran campeón Aberdeen Angus que descansa entre el follaje a la espera del remate, mientras parece encandilarse por una pantalla que está ubicada en lo alto del galpón y que emite una publicidad muy colorida de Adidas. En el galpón de Holando, Normando y Jersey, unos enormes ventiladores ayudan a que los ovinos sobrelleven el inesperado calor. Hay un sector que podría delimitarse claramente como el de los negocios. A lo largo de más de 100 metros se pueden encontrar laboratorios, casas de venta de propiedades, de campos en Uruguay y Paraguay, semen importado, y fundamentalmente casas de remate. Los últimos días son decisivos y de mucha expectativa para los rematadores. Una conocida casa de remate vendió el Gran Campeón Corriedale pedigrí de la cabaña La Balada, de García Pintos Hnos, a dos cabañas de Brasil por el valor de 10.200 dólares. A su vez, el Gran campeón de Sosa Dias se vendió a 6.400 dólares. Por su parte en ovinos, el Gran Campeón Merino Australiano fue vendido en 8.000 dólares y el Gran Campeón Merilin fue adquirido por el presidente de Nacional, Eduardo Ache, por la suma de 6.100 dólares. El ambiente de un remate es extraño, la locura y exaltación de los martilleros -que muchas veces hacen inentendible lo que dicen- contrastan fuertemente con la aparente indiferencia de los presentes. La mayoría de ellos están ahí para comprar, pero intentan aparentar que no les interesa lo que ven, hasta que alguno, casi con desdén, levanta la mano y supera la oferta. En el remate de los Merilin, la tendencia fue la de precios más bajos que los sugeridos por los rematadores, un borrego que cotizaba en 5.000 dólares se terminó vendiendo a 3.000, mientras que un carnero bajó de 5.000 a 3.500. Entre los presentes se comentaba que los precios han bajado y que la única forma de vender a buen precio es cuando aparecen productores extranjeros. La forma de pago en los remates de la Expo es con un plazo de 90 días con tarjetas de cuatro bancos conocidos, en hasta seis cuotas y se debe pagar 15% del valor de pista más los gastos al contado; en el caso de ser exportado, este trámite debe ser realizado previamente.

Los que manejan un rango menor de precio son las aves y los conejos, y eso parece estar en sintonía con la ubicación que tienen dentro del predio, contra un rincón, detrás del sector de juegos para niños. Éstos fueron los primeros en ser premiados y vendidos, la gallina campeona se vendió en 8.000 pesos, y 10.000 se pagó por el gallo, un pato anda entre 600 y 1.000 pesos, mientras que el conejo campeón, de raza neozelandesa, se vendió a 20.000 pesos. En la puerta del galpón de aves y conejos, una tienda con productos realizados con piel de conejo parecía augurarles un mal final previsible a los animales. Los remates tienen características muy diferentes. El de Merilin fue realizado en el galpón de ventas, y no sólo contó con la presencia de los interesados sino también con la de muchos curiosos. En el otro extremo, el de los vientres de la raza Bradford, parecía un cumpleaños de 15 o una fiesta de gala: el salón multieventos con las mesas esperando a los invitados, quienes ingresaban ataviados como para una fiesta.

Cuando terminan los remates, los que vendieron, los que compraron y todos los implicados se van a festejar en las diferentes parrilladas de precios elevados. Los más jóvenes ya palpitan la noche en Polo Prado, que a eso de la 23.00 arranca con espectáculos musicales. Aún quedan los remates de las razas más “pesadas”, que seguramente subirán la cantidad de dinero movido en la semana.

La Expo Prado se ha consolidado como un lugar de intercambio económico y negocios fuertes. Entre maquinarias, compras de campos, fertilizantes, vacunas, inseminación artificial y de animales, miles y miles de dólares se mueven en la exposición, mientras una gran parte de los presentes hace cola un largo rato en algún stand para que le regalen un yogur o unos pegotines.