Hay cosas en común entre estos días de lentes de sol y paraguas y la igualdad capurrense de ayer. Quizá Fénix haya sido algo más a lo largo del trámite. Pero no mucho más que eso, ante un Defensor Sporting que empezó ganando y que también podría haberse quedado con la tarde. Jugaron un partido intenso y largo, de los que hacen que anticiparse al resultado sea tan complicado como embocarle al estado del tiempo de una tarde de febrero de 2014. Ambos llegaban bien, y, quizá por eso, sus fuerzas se neutralizaron. Fénix mantuvo la punta y el invicto pero perdió la oportunidad de liderar en exclusiva. Defensor confirmó su repunte pero se quedó con las ganas de subir un poquito más en las tablas.

La visita arrancó la tarde con viento de cola. Lógico: se juntaron Felipe Gedoz y Giorgian de Arrascaeta, que a los 7 minutos recibió el pase y dictó un curso gratuito de control con pecho, traslado y ejecución. La titularidad compartida del Cocho y del brasileño es el gran acierto que Fernando Curutchet se anotó en los últimos días. Refrescaron una línea de mediapuntas que recuperó la lucidez para combinar en corto y en largo y para proyectar ataques con velocidad y buen traslado. Y eso que ayer Nico Olivera no los acompañó tan bien como contra Real Garcilaso, cuando se aburrió de demostrar su capacidad para buscar el hueco, recibir y entregarla redondita.

Se entiende: Fénix estaba enfrente. Los equipos de Juan Tejera suelen tener una capacidad para ocupar espacios sólo comparable con la que -según José Mujica en Pepe: coloquios- tuvo alguna vez la dirigencia del Partido Socialista. De entrada, el dueño de casa paró dos versátiles líneas de cuatro. La defensiva soltó continuamente a Rodrigo Rojo. Sí, por la zurda. Por ahí, el volante juvenil Gonzalo Vega fue un engranaje dispuesto a que las subidas del defensa tuvieran el apoyo necesario para burlar el control del mediocampo violeta. Además de Vega, Maxi Pérez se lanzó desde el otro extremo de la zona media, aunque con menos criterio para jugar y con menos apoyo del lateral.

El 4-2-3-1 que paró Curutchet exhibió dificultades en el retroceso de los mediapuntas abiertos. Gedoz y De Arrascaeta, que tan bien manejan la pelota, no siempre cubrieron su banda, como requiere ese sistema. Por eso, Emilio Zeballos y Robert Herrera trabajaron bastante. El zurdo se lució más. Sumó su despliegue a la gran tarde de Nicolás Correa, que se vuelve fundamental, mientras Matías Malvino repite errores en el juego aéreo defensivo que no hace mucho resultaban insospechados. Los arqueros fueron exigidos más en calidad que en cantidad de jugadas. Sus nombres se suman al del delantero capurrense Franco Acosta, que empató el partido, y al del inteligente y solidario Nacho Risso. La larga lista de rendimientos elogiables es el mejor reflejo de una tarde interesante, disputada por dos equipos que podrían haber ganado o perdido. Que caminan por la temporada con más seguridad que en el semestre anterior, pero sin la tranquilidad del objetivo cumplido. Que, por las dudas, prefieren andar con el paraguas encima.